Alegato contra Numancia
Cuando vi a Garc¨ªa M¨¢rquez al lado de Fidel Castro, en la primera de las filas del poder presente en la misa de La Habana, record¨¦ aquella secuencia hist¨®rica en la que Torrijos se llev¨® a Graham Greene y a Gabo como testigos de la firma del tratado de devoluci¨®n del canal de Panam¨¢. Graham Greene ten¨ªa prohibido el visado de entrada en Estados Unidos porque en su juventud universitaria hab¨ªa militado dos o tres semanas en el Partido Comunista Brit¨¢nico y Garc¨ªa M¨¢rquez era en aquellos a?os visto en Estados Unidos como el prototipo del escritor comunista. Que Fidel Castro le pidiera al premio Nobel que le hiciera compa?¨ªa en el ¨²ltimo acto de masas en presencia del Papa pod¨ªa interpretarse como una relativizaci¨®n significante de la primera fila del poder pol¨ªtico, pero creo que el escritor asum¨ªa, lo quisiera o no, la representatividad que le daba el haber sido interlocutor de Clinton en dos ocasiones en el intento de trazar un puente entre la Cuba de Castro y el Gobierno de Estados Unidos. Garc¨ªa M¨¢rquez, junto a Castro y ante Juan Pablo II, no s¨®lo era el tercer Papa, sino tambi¨¦n una se?al.Garc¨ªa M¨¢rquez y Fidel Castro tienen una relaci¨®n de amistad extraterritorial, y yo creo que tambi¨¦n extraideol¨®gica, relaci¨®n de la que el escritor nunca da noticia ni justificaci¨®n porque en verdad, en verdad os digo que las afinidades nunca son electivas. Cohabito con Garc¨ªa M¨¢rquez y otros amigos un instante m¨¢gico que nos regala en su casa Pablo Milan¨¦s y sus invitados musicales, el joven cantante Ra¨²l Torres, de pr¨®xima presencia en Espa?a, y el milagroso trovador nonagenario Francisco Repilao, Compay II. Yo tambi¨¦n tengo una relaci¨®n de amistad extraterritorial con Milan¨¦s desde que escuch¨¦ la canci¨®n que dedicara a Allende y a la Santiago ensangrentada por Pinochet y luego comprobara que su autor estaba a la altura de lo que escrib¨ªa: no le gustan las ciudades ensangrentadas. Me pareci¨® una canci¨®n nada ¨¦pica. Escrita desde la melancol¨ªa ¨¦tica, esa aura que rodea a Milan¨¦s y que impregna cuanto toca en esta casa llena de delicadezas y de las buenas vibraciones que emiten su hija Hayd¨¦e, en homenaje a Hayd¨¦e Santamar¨ªa, el hada buena de Milan¨¦s adolescente, y Sandra, la escritora compa?era del cantautor. Compay II me da su receta para llegar a los noventa y tantos a?os dispuesto a hacer feliz dos veces cada d¨ªa, incluso a altas horas de la madrugada, a cualquiera de sus numerosas novias: se sofr¨ªe en manteca un trozo de cuello de carnero hasta que pierde el color de sangre, se le a?ade ajo, compa?ero, tomate, agua, se deja cocer, y finalmente se le da el toque con lim¨®n y sal; sobre todo, que pierda el color de sangre, compa?ero. "Espa?a y Cuba nunca se enga?an", canta el viejo trovador, incansable gracias a su caldo de cuello de carnero: "No lo olvides compa?ero, fr¨ªe el cuello hasta que pierda el color de sangre...". Me cito con ¨¦l en esta casa dentro de un a?o, con Ra¨²l Torres en Espa?a en febrero, con Milan¨¦s en marzo en el Palau de la M¨²sica de Barcelona, y me detengo ante el abismo del tiempo. ?Qu¨¦ va a pasar en Cuba en las pr¨®ximas semanas o meses?
Por la noche, Fidel despide al Papa entre valoraciones positivas de un viajeque para el Gobierno cubano ha demostrado su capacidad de organizaci¨®n y de digesti¨®n de mensajes cr¨ªticos. En los pr¨®ximos d¨ªas se esperan gestos pol¨ªticos de sugerencia ajena a los que el castrismo es tan poco propicio, como la liberaci¨®n de los presos incluidos desde hace meses en la lista petitoria del Vaticano. Tambi¨¦n gestos de cohabitaci¨®n filos¨®fica, como una mayor libertad de movimientos de la Iglesia cat¨®lica por Cuba, ante la que se pertrechan las Iglesias protestantes, hasta ahora mejor relacionadas con el r¨¦gimen, sin olvidar la alarma de los babalaos porque temen que lo nacionalcat¨®lico pugne decididamente con lo afrocubano. Espero hablar hoy con Frei Betto del recelo suscitado en las filas de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n por la ofensiva vaticana contra el neoliberalismo y el capitalismo salvaje, hasta ahora bandera de las bases cristianas de Latinoam¨¦rica, tan maltratadas por la jerarqu¨ªa vaticanista. Sin duda, el Vaticano programa a partir de la asunci¨®n de que el castrismo tiene suficiente vigencia como para merecer la inversi¨®n de un viaje del Papa, la proclama de antineoliberalismo militante y la ruptura del imaginario del aislamiento de Cuba. El Vaticano apuesta por la reforma, y no por la ruptura, para trasladar a Cuba, con todas las distancias, claves parecidas a las de la transici¨®n espa?ola, y est¨¢ por ver qu¨¦ Estados y qu¨¦ bloques van a sumarse a esta estrategia del cambio. Los cubanos de Cuba esperan que el final del bloqueo signifique las desbunkerizaci¨®n, y los de Miami presentes aqu¨ª contemplan la intenci¨®n de propiciar una evoluci¨®n ya sin coartadas de bloqueos y de no alimentar el esp¨ªritu de defensa de Numancia o de El ?lamo, seg¨²n las mitolog¨ªas. Creo que los numantinos desear¨ªan no serlo, pero si se les fuerza, volver¨¢n a sacar las actitudes y los gestos m¨¢s ¨¦picos del ba¨²l de los disfraces, y ese final s¨®lo puede desearse desde el desquite y desde el desprecio por las ciudades ensangrentadas.
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