"En diez a?os podremos eliminar los cultivos de opio y de coca en todo el mundo"
El soci¨®logo italiano Pino Arlacchi, de 46 a?os, dirige desde hace medio a?o el Programa de Control de Drogas de la ONU (UNDCP). Es uno de los m¨¢ximos expertos en la lucha contra la criminalidad organizada. Ense?¨® en varias universidades italianas y en la Columbia University de Nueva York y public¨® numerosos libros sobre la Mafia. A ra¨ªz del asesinato de su amigo el juez Rocco Chinnici, en 1983, el profesor decidi¨® pasar de la teor¨ªa a la acci¨®n en primera fila, junto los pioneros del movimiento antimafia que desenmascararon las corruptas estructuras pol¨ªticas. Fue Arlacchi quien dise?¨® la Direcci¨®n Investigativa Antimafia (DIA), cuerpo policial italiano encargado exclusivamente de la lucha contra la criminalidad organizada. Antes de asumir a direcci¨®n de la sede de la ONU en Viena (base del UNDCP y del Centro Internacional para la Prevenci¨®n del Crimen) fue diputado del Partido Democr¨¢tico de Izquierdas; hoy ocupa su lugar en el Parlamento el juez Antonio di Pietro.Pregunta. En vista del perseverante aumento del consumo de estupefacientes, parecer¨ªa que ha fracasado la estrategia mundial antidrogas.
Respuesta. Por primera vez hemos elaborado un plan global para eliminar simult¨¢neamente los cultivos de opio y de coca en todo el mundo, partiendo de cinco pa¨ªses: Per¨², Colombia y Bolivia, para la coca; Mianmar y Afganist¨¢n, para el opio. En 10 a?os podremos eliminar los cultivos de coca y de opio en todo el mundo; necesitamos cinco a?os para la erradicaci¨®n y otros cinco para estabilizar los resultados. Ofreciendo a los campesinos cultivos alternativos y otras fuentes de ingreso hemos conseguido ya eliminar la producci¨®n de opio en Pakist¨¢n, donde se produc¨ªan 800 toneladas, y actualmente, s¨®lo 20.
P. Pero el hecho es que no disminuye la oferta de hero¨ªna, porque las plantaciones se desplazan a otros territorios.
R. Precisamente para contrarrestar este efecto, el UNDCP proyecta un sistema de monitor sat¨¦lite para vigilar las zonas potenciales de cultivo de opio. Hasta ahora, este tipo de inspecci¨®n lo realizan algunos pa¨ªses por su cuenta; Estados Unidos observa desde un sat¨¦lite Afganist¨¢n y Mianmar.
P. Ahora es Afganist¨¢n el mayor productor de opio, responsable del 80% de la hero¨ªna que llega a Europa. ?C¨®mo pretende transformar la base de existencia de un mill¨®n y medio de campesinos que se dedican a las plantaciones il¨ªcitas?
R. Es la primera vez que el Gobierno de los talibanes proh¨ªbe el cultivo de opio aceptando nuestras cl¨¢usulas. El 23 de noviembre firm¨® un acuerdo en el que se compromete a erradicar, en el espacio de un a?o, todos los cultivos que est¨¢n bajo su control en la provincia de Kandahar, que representa el 7,5% de la producci¨®n de opio de Afganist¨¢n. Adem¨¢s accede a destruir todos los laboratorios para el procesamiento de hero¨ªna y garantiza el libre movimiento de nuestros operadores. A cambio, nosotros reactivaremos en dicha provincia una f¨¢brica de cobre que est¨¢ cerrada desde hace a?os y puede dar trabajo a 1.200 personas. Con un presupuesto de 250 millones de d¨®lares sacaremos adelante el plan de Afganist¨¢n en 10 a?os.
P. Este acuerdo que usted ha impulsado en Afganist¨¢n provoc¨® pol¨¦mica. Se critic¨® el hecho de que el UNDCP est¨¦ aportando dinero a un Gobierno fundamentalista que viola gravemente los derechos humanos.
R. En primer lujar, estamos defendiendo los derechos humanos de ocho millones de consumidores de drogas en todo el mundo. En segundo lugar, no consentimos la discriminaci¨®n de las mujeres en Afganist¨¢n. En todos nuestros proyectos -por ejemplo, en la f¨¢brica- exigimos que se d¨¦ empleo tambi¨¦n a un n¨²mero considerable de obreras.
P. Los m¨¦todos represivos pueden contribuir al c¨ªrculo vicioso de la violencia generada por el narcotr¨¢fico clandestino. ?Se reflexiona en la ONU sobre la legalizaci¨®n, de drogas como alternativa?
R. No es tema de debate, porque las propuestas de legalizaci¨®n no est¨¢n dirigidas a combatir las drogas, sino a coexistir con ellas. Sin prohibici¨®n, el n¨²mero de consumidores ser¨ªa mucho mayor, como sucede con el alcoholismo y como sucedi¨® en China con el opio. Yo estoy convencido de que somos capaces de deshacernos de las drogas, tengo la estrategia justa.
P. Sin embargo, el narcotr¨¢fico y la guerra antidrogas contin¨²an teniendo implicaciones pol¨ªticas, como se puede ver en Colombia.
R. No me asombra en absoluto. Yo vengo de Italia, un pa¨ªs que hasta hace cinco a?os estaba gobernado por una buena cuota de delincuentes, muchos ministros han sido arrestados y condenados. En 1987, cuando con el soci¨®logo Nando dalla Chiesa publiqu¨¦ el libro Se puede vencer a la Mafia, la gente se burlaba. ?ramos un grupo reducido que nos hemos transformado en mayor¨ªa en Italia, demostrando que es posible mejorar las cosas.
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