Dos horas muertas

El horror permaneci¨® anestesiado en Sevilla durante dos horas. Desde que las dos balas asesinas terminaron con las vidas de Alberto Jim¨¦nez-Becerril y Ascensi¨®n Garc¨ªa, y hasta que la ciudad se top¨® de bruces con la noticia de la tragedia transcurrieron dos horas muertas. ?Qu¨¦ pas¨®? Entre la 1.15 y la 1.25, los terroristas dispararon contra la pareja. A la 1.26, un guardia civil de Tr¨¢fico -fuera de servicio- telefonea al 091 y avisa de que acaba de encontrar dos cuerpos sobre el asfalto de la calle Don Remondo. Varios patrulleros se dirigen al lugar. Dos minutos despu¨¦s, la sala del 091 avisa al servicio de urgencias (061). A la 1.33, una ambulancia medicalizada llega al lugar del atentado.Todav¨ªa entonces se desconocen las identidades de los fallecidos. A ello contribuye que tanto la cara del concejal como la de su esposa est¨¢n desfiguradas. Los sanitarios valoran y pr¨¢cticamente en el acto comunican a la. polic¨ªa la muerte de la pareja. A las dos en punto, el concejal de Seguridad Ciudadana, Luis Miguel Mart¨ªn, se pone en contacto con la alcaldesa, Soledad Becerril, y le comunica la noticia. A las 2.06, la central del 061 recibe de la UVI m¨®vil la confirmaci¨®n del fallecimiento. A partir de ese momento se abre un vac¨ªo de informaci¨®n hasta m¨¢s all¨¢ de las tres. Se acordona la zona, se activa la Operaci¨®n Jaula -cierre de las salidas de la ciudad- y se comunica la noticia a los ministros de Interior y Trabajo

Pasadas las tres, los periodistas empiezan a llegar. Pero s¨®lo poco antes de las cuatro el juez de guardia levanta los cad¨¢veres y toda la atenci¨®n se centra en dos nombres: Alberto Jim¨¦nez-Becerril y Ascensi¨®n Garc¨ªa.