Chirac, reforzado como l¨ªder del gaullismo
El presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, ha retenido el t¨ªtulo de heredero natural del gaullismo en la pelea encubierta que ha librado el pasado fin de semana con el aspirante Philippe S¨¦guin en la convenci¨®n de la Uni¨®n para la Rep¨²blica (RPR). Los 12 minutos que los delegados del principal partido de la oposici¨®n dedicaron a corear el nombre de Chirac y la resistencia frontal al cambio de siglas, el terreno simb¨®lico de la confrontaci¨®n, acreditan el triunfo del presidente de la Rep¨²blica.Desde el pasado domingo, Chirac es m¨¢s l¨ªder de su partido y m¨¢s jefe de la oposici¨®n, un papel, este ¨²ltimo, que el presidente franc¨¦s ha ejercido sibilinamente -a lo largo de meses de silencio y digesti¨®n de la derrota electoral- a trav¨¦s de sus veladas cr¨ªticas al Gobierno. M¨¢s all¨¢ del fervor y entusiasmo militante que despierta su figura, la aclamaci¨®n extraordinaria que sigui¨® al anuncio de la lectura de su mensaje a los delegados muestra tambi¨¦n el rechazo a un liderazgo compartido. S¨¦guin ha sido reconocido como presidente del RPR, la autoridad interna que gestiona la vida del partido, pero Chirac es otra vez la verdadera referencia, la que marca el camino y la estrategia a seguir. La maniobra envolvente de S¨¦guin de remitirse a los or¨ªgenes -resucitar la Uni¨®n Para Francia (RPF), el partido fundado por Charles De Gaulle- ha fracasado por un error de c¨¢lculo sobre la consistencia de la imagen de Chirac, y quiz¨¢ tambi¨¦n porque la derecha francesa contempla con escepticismo la recreaci¨®n, siquiera ret¨®rica, del gaullismo. Art¨ªfice del descalabro electoral que sigui¨® a su decisi¨®n de disolver prematuramente la Asamblea Nacional, dominada abrumadoramente por la derecha, Chirac parece haberse rehabilitado en estos meses de Gobierno socialista.
Por c¨®moda que resulte, la interpretaci¨®n que explica el desenlace en t¨¦rminos de gaullistas contra chiraquistas adolece de la consideraci¨®n de creer que el gaullismo puede ser resucitado por un partido cada vez m¨¢s instalado en el liberalismo econ¨®mico, y en el que el cargo de secretario general ha pasado a manos de un liberal notorio, el antes denostado Nicolas Sarkozy. M¨¢s parece que lo que S¨¦guin pretendi¨® este fin de semana fue acabar simb¨®licamente con la etapa chiraquiana -Chirac invent¨® el RPR en 1976-, e iniciar una nueva fase de modernizaci¨®n del discurso de la derecha democr¨¢tica. Y aunque su proyecto ha entrado moment¨¢neamente en barrena, S¨¦guin ha empezado ya a transformar internamente su partido.
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