La ley de escuchas electr¨®nicas divide al SPD alem¨¢n
El Partido Social-Dem¨®crata de Alemania (SPD) puede pagar con un deterioro de su imagen el apoyo que ha prestado a la ley que -en nombre de la lucha contra el crimen organizado- dar¨¢ amplios poderes a la polic¨ªa para espiar a los ciudadanos con m¨¦todos electr¨®nicos.
Los representantes de los 16 Estados Federados alemanes debaten ma?ana en el Bundesrat (la C¨¢mara alta del Parlamento) esta ley, adem¨¢s de las modificaciones constitucionales que requiere. La aprobaci¨®n de ambas cosas depende ahora de un l¨ªder regional de filiaci¨®n social-dem¨®crata, Henning Scherf, el alcalde de la ciudad de Bremen, un pol¨ªtico moderado y poco amante de conflictos que se ha opuesto a la l¨ªnea del SPD en nombre de las libertades ciudadanas.
Scherf quiere a toda costa que el texto de la ley sea revisado de nuevo por los partidos que lo consensuaron. Tras largas deliberaciones, la coalici¨®n gubernamental integrada por la Uni¨®n Dem¨®crata-Cristiana (CDU), los Social-Cristianos de Baviera (CSU) y los liberales del FDP concertaron el pasado enero con el SPD, el principal partido en la oposici¨®n, un texto legal que ha puesto en pie de guerra a los medios de comunicaci¨®n alemanes.
De ser aprobada por el Bundesrat, la ley, que obtuvo el respaldo del Bundestag (C¨¢mara baja del Parlamento) el 16 de enero permitir¨¢ a la polic¨ªa poner micr¨®fonos y espiar a sectores profesionales que, como los periodistas, los abogados o los m¨¦dicos, gozan del derecho legal a negarse a prestar testimonio. Del celo policial s¨®lo se salvan los sacerdotes en el ejercicio de su ministerio, los abogados penales en conversaciones con sus defendidos y los diputados.
Ataques redoblados
En v¨ªsperas de la sesi¨®n del Bundesrat, los medios de comunicaci¨®n alemanes han redoblado sus ataques contra el documento. "Ataque a la libertad de Prensa. Gran Coalici¨®n contra el Estado de Derecho", es el t¨ªtulo de la portada del semanario Der Spiegel, que, en su ¨²ltimo n¨²mero obliga a los miembros del Bundesrat a mojarse y a revelar c¨®mo votar¨¢n en la C¨¢mara.El debate p¨²blico y las presiones de la prensa han servido para poner de manifiesto ante el electorado que Oskar Lafontaine, el presidente del SPD, y jefe del Gobierno del Sarre, difiere en sus opiniones de Gerard Schr?der, el jefe del Gobierno de Baja Sajonia. Tales evidencias resultan poco oportunas cuando el SPD no ha decidido a¨²n cual de los dos pol¨ªticos ser¨¢ su candidato a la canciller¨ªa federal y cuando Lafontaine y Schr?der se esfuerzan por aparentar que existe una gran armon¨ªa entre ambos.
Schr?der, que el 1 de marzo se presenta a las elecciones en Baja Sajonia, es partidario de que la ley sea aprobada por el Bundesrat tal como lo fue por el Bundestag. Ello responde a la necesidad de perfilarse como un hombre preocupado por la lucha contra el crimen organizado. Lafontaine, sin embargo, se ha mostrado partidario de cambiar el texto de la ley.
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