Van Morrison regresa al Auditorium de Palma fascinado por su ac¨²stica
Seguidores de varios pa¨ªses escuchar¨¢n al m¨²sico hoy y ma?ana
Van Morrison continuar¨¢ tejiendo su leyenda m¨ªtica ante 3.000 afortunados seguidores que han agotado el taquillaje de los dos exclusivos conciertos que ofrecer¨¢, hoy y ma?ana, en el Auditorium de Palma de Mallorca. Entre los espectadores habr¨¢ mit¨®manos llegados de toda Espa?a y tambi¨¦n desde Italia, Francia y Alemania. El esquivo astro irland¨¦s sugiri¨® a los organizadores de su anterior actuaci¨®n en Mallorca, hace un a?o, regresar a la sala Magna, uno de los ¨¢mbitos con mejor ac¨²stica del pa¨ªs. No en vano, Von Karajan bendijo sus cualidades al ser estrenada como teatro estable para ¨®pera y m¨²sica cl¨¢sica.
La otra vez nada incomod¨® -Y nadie interrumpi¨®- al singular gran Van. Satisfecho con el clima comunicativo, por el tono pr¨®ximo al susurro y tambi¨¦n cerca del incendio que alcanzara el concierto, desparram¨® su voz en un a?adido final de siete bises -un hecho ins¨®lito, seg¨²n sus fan¨¢ticos- Luego no se fug¨® deprisa sino que descorch¨® una botella de cava con los m¨²sicos en el camerino y charl¨® media hora. A los pocos meses quer¨ªa actuar de nuevo en Palma, una sede de escasa poblaci¨®n y contados conciertos estelares.Van Morrison fue sin duda el mejor oficiante musical del a?o en Mallorca. Los que siguieron entre bastidores aquella primera noche explican que, entre los temas y los solos de sus escoltas instrumentales y vocales, Morrison tomaba seven up con cinzano, y como dato expresivo de su alegr¨ªa ¨ªntima, narran que en una pausa empez¨®, solo, un taconeo de claqu¨¦ entre bastidores.
Gira con Dylan
Este hombre rudo, con sombrero y gafas negras caladas, a veces armado con una guitarra o una arm¨®nica, acaba de arrasar en Estados Unidos actuando junto a Bob Dylan. El cuerpo central de la banda de ocho m¨²sicos -con Brian Kennedy de vocalista- es el mismo que le acompan¨® en la ruta americana. El joven organista Justin Carrol ha sustituido al c¨¦lebre Georgie Fame, quien compart¨ªa los primeros planos musicales con el l¨ªder del grupo.El editor musical Miquel ?ngel Sancho y Carlos Goyarrola, que organizan las dos galas de Palma, sostienen que con la demanda generada podr¨ªan haber convocado otro concierto m¨¢s. En el del a?o pasado -tambi¨¦n abarrotado- apenas obtuvieron beneficios y en esta ocasi¨®n (conentradas entre las 4.000 y las 6.000 pesetas) esperan recuperar mejor la inversi¨®n. En cualquier caso, ante el eco internacional y las caracter¨ªsticas de estos conciertos en un teatro, Palma podr¨ªa convertirse para los adictos a Van Morrison en una cita anual y cl¨¢sica.
El paladar, la caja del escenario y la platea del Auditorium encierran un verdadero templo para la m¨²sica, y los ac¨®litos del cantante de Belfast desean de nuevo saborear la magia y la fuerza de su rhythm n'blues, m¨¢scerca del jazz que del rock. Es la llamada de la voz m¨¢s negra de un Van Morrison que trabaja insinuando misterio y distancia, una imagen de antiestrella. No quiere -como siempre- relacionarse con periodistas, tampoco puede ver c¨¢maras de televisi¨®n o v¨ªdeo en sus conciertos, y s¨®lo permitir¨¢ fotos sin flash en el deb¨², durante el primer tema. En la intendencia reclamada a los organizadores para su estancia en Palma, el le¨®n de Belfast no ha incluido ninguna excentricidad confesable.
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