Cardenal rectifica el informe de Fungairi?o sobre las dictaduras militares y censura a los diputados
El fiscal general del Estado, Jes¨²s Cardenal, hizo ayer en el Congreso una "rectificaci¨®n solemne" del informe que Eduardo Fungairi?o, fiscal jefe de la Audiencia Nacional, hizo sobre la competencia de los tribunales espa?oles por los cr¨ªmenes de las dictaduras argentina y chilena. Eso fue al principio. Despu¨¦s, visiblemente alterado tras recibir las cr¨ªticas de los representantes de los grupos pol¨ªticos, Cardenal amonest¨® de forma inusitada a los diputados. Tras la airada contrarr¨¦plica de los sorprendidos portavoces parlamentarios, el fiscal del Estado pidi¨® perd¨®n por el tono que hab¨ªa empleado.
El pleno del Congreso debatir¨¢ el martes si se pide al Gobierno que cese a Cardenal. Ayer lo demandaron expresamente PSOE e IU. Despu¨¦s de lo ocurrido, los socios nacionalistas del Ejecutivo admitieron, en privado, que el propio fiscal, con su comparecencia de ayer, los ha puesto en un brete.Cardenal ley¨® un texto en el que hizo profesi¨®n de fe democr¨¢tica, no s¨®lo deplorando cualquier g¨¦nero de dictadura, sino insistiendo con machaconer¨ªa en su talante constitucional y de respeto absoluto a la Carta Magna.
Tanto centr¨® en ello su intervenci¨®n, adem¨¢s de asegurar que rectificaba los p¨¢rrafos del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairi?o, sobre el origen de la dictadura argentina, que Cristina Almeida, en nombre de Nueva Izquierda, abri¨® fuego asegur¨¢ndole que le hab¨ªa dado "un poco de pena" que le hubiesen tra¨ªdo al Congreso "para que exprese sus convicciones democr¨¢ticas y pase un examen de democracia a petici¨®n del Grupo Popular".
Excusas tard¨ªas
Desde ese momento los portavoces de los distintos grupos cargaron de modo implacable, contra los argumentos del fiscal general del Estado. Bego?a Lasagabaster (Eusko Alkartasuna) le replic¨® que no estaban mal sus excusas pero que "ha pasado demasiado tiempo" y Luis Mardones, en nombre de Coalici¨®n Canaria, ironiz¨® al repetirle que se alegraba de su rechazo -hacia las dictaduras y de su profesi¨®n de fe constitucional, pero que lo que hab¨ªa le¨ªdo ante el Parlamento "deb¨ªa escribirlo cien veces y quinientas el se?or Fungairi?o para que calara" ese esp¨ªritu democr¨¢tico del que hablaba.Margarita Ur¨ªa, por los nacionalistas vascos, le espet¨® que les "hubiese gustado un arrepentimiento m¨¢s espont¨¢neo" y Manuel Silva (CiU), le dio las gracias "por la rectificaci¨®n, aunque sea tard¨ªa". Pablo Castellano (IU), le reproch¨® que "se puedan hacer protestas democr¨¢ticas y luego actuar de otra forma" en otros asuntos.
Juan Alberto Belloch, en nombre del PSOE, golpe¨® pol¨ªticamente a Cardenal utilizando un s¨ªmil jur¨ªdico con el antiguo C¨®digo Penal, insistiendo en que hab¨ªa acudido al Congreso "no por arrepentimiento espont¨¢neo", sino "por obediencia debida". Adem¨¢s le pidi¨® que dimitiera antes de que le "cesen de manera indigna" para ¨¦l y para la carrera fiscal.
Andr¨¦s Ollero, portavoz del PP, explic¨® que su grupo hab¨ªa tra¨ªdo a Cardenal, simplemente "para que pudiera defenderse", y calific¨® de proceso inquisitorial y desproporcionado la actuaci¨®n de algunos grupos pol¨ªticos frente a Cardenal. Pero incluso Ollero dej¨® claro que su grupo no compart¨ªa las afirmaciones de Fungairi?o sobre el arranque de la dictadura argentina -"la sustituci¨®n temporal del orden constitucional establecido"- ni las de Cardenal que en una posterior explicaci¨®n hab¨ªa hecho una confusa equiparaci¨®n entre los estados de excepci¨®n y de sitio previstos en la Constituci¨®n con el decreto de los militares que puso en marcha la represi¨®n en Argentina.
Lo grave vino a continuaci¨®n. Es singular que en el Parlamento espa?ol las autoridades comparezcan en el estrado, junto a la presidencia, y a mayor altura que los diputados. Resulta ins¨®lito que un compareciente convocado por el Parlamento fustigue a los representantes de la soberan¨ªa nacional e incluso llegue al ataque personal en la respuesta a un diputado.
Todo eso ocurri¨®. Cardenal, visiblemente alterado, empez¨® por reprochar la "postura maniquea" de alg¨²n portavoz" y les pregunt¨® si ¨¦l debe ser "un pol¨ªtico o un fiscal". Inmediatamente despu¨¦s asegur¨® que "sus se?or¨ªas no se han le¨ªdo todos los papeles", y dedic¨® largo rato a explicar que un informe del fiscal general del Estado de 18 de abril de 1996 -es decir, siendo fiscal Carlos Granados con el Gobierno socialista- se pronunci¨® contra la competencia de los tribunales espa?oles para juzgar los cr¨ªmenes cometidos contra nacionales de nuestro pa¨ªs por las dictaduras chilena y argentina.
Previamente -tambi¨¦n se lo repitieron despu¨¦s- varios portavoces le hab¨ªan advertido que nada ten¨ªan que decir ni objetar a su postura en contra de la competencia de los jueces espa?oles. Cardenal no se dio por enterado y les insisti¨® en que "lo menos que pod¨ªan haber hecho es haber le¨ªdo estos antecedentes". El tono fue subiendo y Cardenal acab¨® por pedirle a Belloch, portavoz socialista, que no se preocupase tanto por su prestigio porque ¨¦l tambi¨¦n lo estaba por el del diputado: "Algunos ciudadanos se est¨¢n preguntando si usted lo tuvo [el prestigio] alguna vez", le espet¨®.
Almeida le replic¨® y le pidi¨®: "No nos ri?a". Ur¨ªa agreg¨®, "es la primera vez que me he sentido re?ida en la C¨¢mara". El nacionalista catal¨¢n Silva le argument¨® que su grupo no desconoc¨ªa nada del asunto y le advirti¨® que la distinci¨®n que ¨¦l pretend¨ªa formular entre lo pol¨ªtico y lo jur¨ªdico "no es tan n¨ªtida" como el fiscal pretende. Belloch hizo notar que Cardenal no tra¨ªa su r¨¦plica escrita, como su primera intervenci¨®n, y hab¨ªa, destrozado todo su efecto por el tono "enfadado y agrio". Para el portavoz socialista hab¨ªa sido "una intervenci¨®n lamentable que le coloca en su sitio y muestra otro rasgo de su car¨¢cter: su esp¨ªritu autoritario y su desprecio por todo lo pol¨ªtico que caracteriza a los autoritarios".
Ollero ech¨® un capote al fiscal del Estado y lleg¨® a decirle a Belloch que ten¨ªa que aguantar la respuesta de Cardenal, pero ¨¦ste tom¨® la palabra para cerrar la sesi¨®n y mostrar su "pesar por haber tenido una actuaci¨®n no acorde con el tono habitual en las comparecencias y con el tono de sus se?or¨ªas. Les pido disculpas", dijo, y explic¨®, a modo de justificaci¨®n, que "pierde uno el equilibrio o la serenidad". Se dirigi¨® a Belloch personalmente pidi¨¦ndole que disculpara las referencias hechas "a su persona o a su honor o a su reputaci¨®n, o al prestigio profesional, porque aunque ahora est¨¦ usted en otro ¨¢mbito ese prestigio ir¨¢ en aumento".
Belloch acept¨® las disculpas inmediatamente despu¨¦s de que Cardenal concluyese la ins¨®lita tarde parlamentaria con un "valga esta rectificaci¨®n solemne".
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