Clausewitz
La divergencia pol¨ªtica entre los Gobiernos de Madrid y Vitoria en materia terrorista es cada vez m¨¢s alarmante. Y no me refiero al conflicto de jurisdicciones policiales sobre la protecci¨®n de los concejales populares, que nunca debi¨® plantearse, sino a la propuesta de di¨¢logo con HB que formula el lehendakari Ardanza para desarrollar la segunda fase del Pacto de Ajuria Enea. Esta proposici¨®n va a ser, seguramente, rechazada por el Gobierno central con el consenso de todos los partidos estatales, aunque sus federaciones en Euskadi se muestren a favor por razones electoralistas. Y es que, en efecto, ahora no se dan las condiciones apropiadas.La soluci¨®n al caso vasco que Arzalluz demanda deber¨ªa conducir al fin de la violencia. Pero una cosa est¨¢ clara: ETA nunca aceptar¨¢ negociar su autodisoluci¨®n, pues nadie renuncia gratuitamente al poder que detenta. Seg¨²n el principio de, Clausewitz, la guerra es la continuaci¨®n de la pol¨ªtica por otros medios. Y, como recordaba el jueves pasado Ramoneda, ETA carece de alternativa que sustituya a su estrategia militarista, pues la propia debilidad electoral de HB impide que ETA pueda renunciar a la guerra para dedicarse a la pol¨ªtica. Por eso, para que ETA se retirase, har¨ªa falta que creciera mucho el voto de HB, proporcionando a ETA una plataforma pol¨ªtica que le permitiera desmilitarizarse sin merma de su poder. Luego la condici¨®n suficiente para que ETA se rindiese militarmente ser¨ªa que HB venciese pol¨ªticamente. Pero esto nadie lo desea, y el PNV menos todav¨ªa.
As¨ª que la soluci¨®n s¨®lo puede pasar por segarle a ETA la hierba bajo los pies, priv¨¢ndole de sus bases sociales. Pero para conseguirlo hay dos estrategias opuestas, que son las que enfrentan a Madrid y Vitoria. La primera consiste en que la propia ciudadan¨ªa vasca a¨ªsle y arrincone socialmente a los violentos, a fin de lograr que HB, como term¨®metro electoral de ETA, vaya perdiendo elecci¨®n tras elecci¨®n, hasta quedar reducida a un grup¨²sculo testimonial. Se trata de la senda marcada por el esp¨ªritu de Ermua y por la sentencia del Supremo contra HB. Y ¨¦sta es la estrategia que el PP aspira a liderar.
La otra posibilidad es m¨¢s alambicada. Se trata de atraerse a HB para separarla de ETA y lograr que la obligue a dejar las armas o, de no ser as¨ª, que rompa con ella. Tambi¨¦n de este modo se privar¨ªa a ETA de sus bases sociales, pero no porque fuesen desertando de HB forzadas por la presi¨®n ciudadana (como propone el m¨¦todo Ermua), sino porque la propia HB se autoconvenciese de que le conviene tomar distancias respecto a ETA. ?ste es el m¨¦todo Egibar, que inspira al denominado tercer espacio y que hoy hace suyo el lehendakari Ardanza. Para muchos observadores, este m¨¦todo peca de ingenuidad, pues sospechan que HB nunca se distanciar¨¢ de ETA. Pero, contemplado a la luz de Clausewitz, el m¨¦todo Egibar puede ser realista. En efecto, a diferencia de ETA, HB s¨ª tiene alternativa, y podr¨ªa constatar que tiene mucho m¨¢s que ganar por medios pol¨ªticos que por medios b¨¦licos, pues apoyando a ETA pierde muchos votos mientras que dialogando puede que los recupere o que al menos no los pierda.
?Cu¨¢l de ambos m¨¦todos es m¨¢s eficaz? No es f¨¢cil saberlo. Consideremos un indicio tan esperanzador como es el retroceso de KAS en la nueva Mesa Nacional de HB, que parece indicar un giro hacia posturas m¨¢s dialogantes: ?es esto producto del efecto Egibar o una victoria del efecto Ermua? Como no est¨¢ claro, lo m¨¢s sensato es combinar dosis alternantes de ambos m¨¦todos a la vez. El problema es saber cu¨¢ndo conviene aplicar uno u otro en cada caso. Y aqu¨ª resulta clave la cuesti¨®n del calendario. Durante la precampa?a no es el momento m¨¢s adecuado para avanzar por la v¨ªa Egibar como propone con electoralismo Ardanza. Lo que ahora conviene es que el 25 de octubre HB sufra un fuerte castigo electoral, a fin de que aprenda la lecci¨®n de Ermua y advierta cu¨¢nto le cuesta su apoyo sumiso a ETA. Y s¨®lo al d¨ªa siguiente sonar¨¢ la hora del m¨¦todo Egibar.
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