Unos mozos m¨¢s "tranquilos"

Los 89 quintos de Navalcarnero (11.600 habitantes) se han refrenado y han pasado un fin de semana m¨¢s comedido de lo habitual. Esta vez ning¨²n vecino ha sido golpeado por los tres ¨¢rboles que plantaron en la plaza Mayor ni han zarandeado a los conductores que se negaban a darles dinero. Seg¨²n el alcalde, Baltasar Santos (PP), esta quinta ha sido "de lo m¨¢s tranquila".

Los j¨®venes, de 17 y 18 a?os, se encontraron con la sorpresa de que el Consistorio les pagaba sus gastos. Su comida de confratemizaci¨®n y toda su bebida -incluida la alcoh¨®lica- la sufrag¨® el Ayuntamiento. Evit¨® que los mozos acosaran a los conductores para pedirles dinero y que empujaran los coches de los que no les daban nada, como ocurr¨ªa antes.

El mobiliario urbano no result¨® del todo bien parado. Un sem¨¢foro y varias papeleras deber¨¢n ser cambiadas. Los quintos las arrasaron. Los mozos tampoco reprimieron su exigencia de bebida en los bares. En un restaurante chino, su due?o se hall¨® con la sorpresa de que los quintos quer¨ªan consumir, adem¨¢s de l¨ªquidos, helados. El propietario les recrimin¨® y los j¨®venes le lanzaron botellas.

Para el final de fiesta, los quintos eligieron como manda la tradici¨®n dos chopos y un pino de la ribera del Guadarrama. Para subirlos al pueblo (10 kil¨®metros) usaron dos carros que les consigui¨® el Ayuntamiento. A la una de la tarde arremetieron contra ellos con los carromatos. Varios hachazos y tres golpes de carro sobraron para el primer chopo. El segundo necesit¨® 10 minutos y una veintena de choques para derribarlo. Para el pino bastaron dos certeros empujones.