Altruismo

Estimada se?ora Aguirre: he sido informado por un amigo soci¨®logo sobre el alarmante incremento de la mortalidad que se viene produciendo entre los visitantes de museos madrile?os. Suele ser gente mayor que, tras pagar un precio desmesurado, debe visitar a toda prisa el Prado, la Thyssen, el L¨¢zaro, el Cas¨®n, el de Contempor¨¢nea, el Reina Sof¨ªa, la de San Fernando y alguna colecci¨®n m¨¢s, lo que viene a contabilizar unas 1.230 toneladas de pintura, y toda buena. No hay alma que lo resista.Posicionado por esta informaci¨®n, y con el prop¨®sito de disminuir la mortandad pict¨®rica madrile?a, me aventuro a ofrecerle como aliviadero la ciudad de Barcelona, en donde se concentra una considerable cantidad de poblaci¨®n con una rid¨ªcula proporci¨®n de pintura por barba. Se lo digo ahora que les han ca¨ªdo encima las agresivas colecciones de Argentaria, Telef¨®nica y Tabacalera, capaces por s¨ª solas de doblar las defunciones antes mencionadas. Siendo as¨ª que tambi¨¦n nosotros hemos disfrutado pagando un Congo por tales colecciones, ?no es justo compartir ahora los inconvenientes? Sobre todo teniendo presente que Bilbao y Valencia tienen ya sus museos de arte moderno perfectamente adecuados para una buena escabechina.

Comprendo el disgusto que ello pueda ocasionar a su colega Jordi Pujol, pero considere usted que el Honorable sufre un odio at¨¢vico hacia la ciudad de Barcelona, lugar mestizo, deslenguado y con escasa afici¨®n a ir a misa, por lo que un aumento de las defunciones puede incluso proporcionarle una alegr¨ªa. En todo caso, ?qu¨¦ es preferible, darle un berrinche al espejo de virtudes que tiene por socio o salvar la vida de los confiados turistas madrile?os?

En sus manos est¨¢, se?ora Aguirre.