Anne Fontaine indaga en los fantasmas de las parejas en su ¨²ltima pel¨ªcula

"Perturbar a los espectadores y provocar malestar era una de las virtudes de este proyecto", afirma Anne Fontaine, la realizadora francesa de Limpieza en seco. Para llevar a cabo su objetivo, Fontaine recurri¨® a uno de los fantasmas que, seg¨²n ella, alimenta el imaginario de todas las parejas: el de la tercera persona. A trav¨¦s de este tercer individuo, la realizadora pone de relieve "los l¨ªmites de la heterosexualidad", ya que no entiende "c¨®mo un hetero no puede ser m¨¢s que hetero".

Anne Fontaine estrena hoy en Madrid su cuarta pel¨ªcula, por la que recibi¨® la Osella de Oro al mejor gui¨®n en el pasado festival de Venecia. Para ella, la construcci¨®n de la historia fue lo m¨¢s dif¨ªcil, ya que "quer¨ªa que todo pareciera cre¨ªble y veros¨ªmil". La acci¨®n transcurre en una localidad de provincias de Francia, elegida por Fontaine por ser "una ciudad an¨®nima, oscura y nada excitante". Una pareja tradicional, regentes de una lavander¨ªa donde consagran la mayor parte de sus vidas a eliminar las manchas ajenas, encuentra a un joven muchacho, un "¨¢ngel mal¨¦fico" con el que va a explorar y realizar sus deseos m¨¢s escondidos. La violencia de los sentimientos revelados transforma esa historia l¨²dica en un drama digno de Ias tragedias griegas".

Para Anne Fontaine, situar la acci¨®n en una lavander¨ªa, un lugar inaudito, permite mezclar lo cotidiano con el erotismo. "El oficio de tintorero es de una feminidad y una sensualidad fascinantes: esos hombres se pasan la vida acariciando pantalones, telas, usan un vocabulario lleno de erotismo". La lavander¨ªa se convierte poco a poco en el espejo del drama que vive la pareja. El desorden se instala y trastorna un universo tranquilo donde todo debe ser correcto.

Para interpretar a la pareja, Anne Fontaine eligi¨® a dos actores muy famosos, Miou Miou y Charles Berling: "No quer¨ªa a unos desconocidos, pues cre¨ªa que el p¨²blico desconfiar¨ªa menos de unos actores familiares y se identificar¨ªa mejor con ellos". Para el papel del joven vio a muchos actores noveles. "Pero ninguno provocaba en m¨ª un sentimiento real de deseo. Cuando descubr¨ª a Stanislas Merhar en la calle fui seducida y conmovida por su lado fr¨¢gil e inquietante". Fontaine trata a sus personajes con mucho afecto: "Mi mirada no es nunca sat¨ªrica, folcl¨®rica o moral, realmente los quiero".