Podar contra los ¨¢rboles
Los expertos consideran da?inos los cortes ornamentales severos que se realizan en algunos barrios de Madrid
Dar respuesta a la pregunta de c¨®mo y por qu¨¦ se podan tan mal los ¨¢rboles en numerosas zonas de Madrid no es tarea simple. Requiere explicar un asunto donde intervienen factores bot¨¢nicos, est¨¦ticos, econ¨®micos y de pol¨ªtica municipal. Hay muchas opiniones. Pero lo evidente es que el malestar sobre este asunto es un hecho probado. La decisi¨®n del fiscal de Medio Ambiente, Emilio Valerio, adoptada este mi¨¦rcoles, as¨ª lo demuestra: pretende que la Guardia Civil vigile la poda en Madrid para evitar el da?o cruel y arbitrario a los ¨¢rboles ornamentales de la ciudad.Seg¨²n el experto Kennet W. Allen, autor de un libro sobre la poda ornamental editado por el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y el Jard¨ªn Bot¨¢nio de Madrid, la meta es que cada ¨¢rbol de sombra conserve tras su poda el aspecto de no haber sido podado nunca, de forma que permita el disfrute de su belleza natural, su porte y follaje.
La contradicci¨®n comprobada en Madrid tras las podas recientes en zonas como las calles de Doctor Esquerdo, Caramuel, barrios como San Blas, Arganzuela o Moratalaz, por citar algunos ejemplos, es que la severidad de las podas en rar¨ªsimas ocasiones permite al ¨¢rbol mostrarse ni bello ni natural tras aqu¨¦llas.
Las razones para podar un ¨¢rbol ornamental son de distintos tipos: la seguridad de las personas o bienes que lo circundan; la salud del ¨¢rbol; la est¨¦tica urbana y la necesidad de orientar su crecimiento.
A lo largo de siglos, los ¨¢rboles han desarrollado complejos y eficaces sistemas de autoprotecci¨®n", se?ala el experto, "que les permiten sobrevivir incluso ante cambios clim¨¢ticos muy adversos". Sin embargo, est¨¢ muy exendido el prejuicio que vincula poda severa y crecimiento del ¨¢rbol de una manera autom¨¢tica. Es falso.
Allen, que pasa por ser una de las principales autoridades en esa materia, dice que, de no existir un motivo claro para acometer la poda, ¨¦sta debe eludirse. Y ello porque la poda implica una herida vegetal en la superficie de las ramas o de la corteza del ¨¢rbol que constituye un foco potencial de infecci¨®n y pudrimiento, mayor cuanto mayor es la superficie del corte aplicado.
Armon¨ªa interna
Podar un ¨¢rbol convulsiona la armon¨ªa interna del vegetal, destacadamente la circulaci¨®n de su savia, de tal manera que trata velozmente de acelerar la producci¨®n de madera, de frutos y hojaspara cubrir cuanto antes el d¨¦ficit de lignina, componente b¨¢sico de la madera, y de espacio foliar que los cortes de la poda le han ocasionado. Desde la superficie foliar de su tama?o inicial, el ¨¢rbol se alimenta de la luz que transforma en verdor, en madera y libera ox¨ªgeno (un pl¨¢tano de 12 metros de altura y copa correspondiente, por ejemplo, vierte diariamente 1,7 metros c¨²bicos de ox¨ªgeno puro).Tanto la madera como las hojas surgidas tras la poda severa son de menor calidad y de peor textura que las eliminadas. La r¨¢pida floraci¨®n generada tras una poda rigurosa constituye una soluci¨®n vegetal de emergencia que, a la larga, fatiga al ¨¢rbol en su conjunto y da?a su desarrollo, sobre todo en su dimensi¨®n ornamental. De esta manera, un podador equivocado puede arruinar con su hacha o su motosierra en tan s¨®lo unos cuantos segundos la compleja maquinaria defensiva con la que estos vegetales superiores se han dotado durante siglos de silenciosa adaptaci¨®n. Desde la amputaci¨®n de meristemos, hasta el corte horizontal del tronco, bastidor natural robusto sobre el que el ¨¢rbol se soporta, las agresiones contra los ¨¢rboles adoptan en Madrid formas lamentables. Basta con dar un paseo por Alfonso XII o el antiguo Parque Sindical. Por contra, podas correctas cabe ver en tramos de la avenida de la Ciudad de Barcelona.
Es preciso tener en cuenta que el ¨¢rbol ornamental no precisa de la proliferaci¨®n de frutos, como es el caso de los ¨¢rboles frutales, adaptados a esta producci¨®n y podados en consecuencia. La demanda de ¨¢rboles de sombra en la ciudad obedece a su funci¨®n purificadora de la atm¨®sfera, a su producci¨®n de frescor y abrigo, as¨ª como a su belleza. "Un ¨¢rbol, con su copa henchida de hojas, su porte erguido y su frescura, es capaz de humanizar los grandes espacios urbanos donde el cemento, el asfalto y otros materiales inorg¨¢nicos se ense?orean a su antojo", seg¨²n recordaba recientemente la paisajista Mar¨ªa Medina.
T¨¦cnicas
En la poda propia de un ¨¢rbol ornamental, si se elimina una rama completa, nunca debe dejarse un mu?¨®n, destaca Tom¨¢s Lorenzo, oficial municipal de jardiner¨ªa. Los mu?ones albergan bacterias y hongos que, de consumar su tendencia a penetrar en el tronco del ¨¢rbol, lo pudren. "Hasta un metro anual en olmos y s¨¦foras", precisa Lorenzo. El mu?¨®n impide que el tejido de la corteza a¨ªsle la herida.En la conjunci¨®n del tronco y la rama existe un engrosamiento llamado cuello de la rama. "Act¨²a como un medio de defensa natural del ¨¢rbol: contiene agentes qu¨ªmicos que combaten la proliferaci¨®n de hongos y bacterias", establece Kennet W. Allen. Por eso, el corte aplicado en la poda completa de una rama ha de respetar el cuello, hecho que permitir¨¢ una regeneraci¨®n no traum¨¢tica. En Madrid son muy frecuentes las podas que sajan completamente el cuello de la rama (caso de la calle de Doctor Esquerdo), bien al cortar de cuajo su base y dejar liso el tronco en esa zona tratada; bien al tajar la rama a medio tallo. Este corte aleja la herida de su ant¨ªdoto natural contra los agentes da?inos (v¨¦ase el dibujo).
En cuanto a las ramas muy pesadas, de no aplicarse una serie de cortes cautelares, su desprendimiento puede acarrear el desgarramiento de la corteza en su arrastre de ca¨ªda. Ello lesiona gravemente al ¨¢rbol. Los expertos recomiendan hacer una incisi¨®n inferior en la rama gruesa, a una distancia del tronco equivalente al di¨¢metro del cuello, y otro corte superior un poco m¨¢s alejado. De esa manera, la rama se quiebra por su parte media, en una zona suficientemente distante del tronco como para impedir el desgarro indeseado.
En el acortamiento de ramas, la poda ha de hacerse a la altura de una rama lateral, ya que el corte interrumpe el flujo interior de savia. Tras la secci¨®n de la rama principal, la accesoria se convertir¨¢ en la gu¨ªa del crecimiento (tirasavias) y por ella discurrir¨¢ el fluido vital entre ramas y hojas, que as¨ª crecer¨¢n sanas.
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