"La conspiracion quer¨ªa eliminar el derecho de la gente a elegir a quien le venga en gana
La respuesta del ex presidente Gonz¨¢lez a las revelaciones de Ans¨®n se ha limitado hasta ahora a dos apuntes: puesto que en un rapto de honradez Ans¨®n ha decidido tirar del pico de la manta, que tire de ella del todo; y no para cuestionar el resultado de las ¨²ltimas elecciones, sino para que los ciudadanos conozcan las convicciones democr¨¢ticas de cada uno."La primera incertidumbre que hay que despejar", dice, "es la de los votos de los ciudadanos. No debe vincularse este asunto a las elecciones del 96 ni personalizarse en m¨ª. Esto afecta al Estado democr¨¢tico, y expreso una vez m¨¢s mi convicci¨®n de que a las urnas s¨®lo se puede desagraviar, cuando llegue el momento, con las urnas. Esto es, con el voto de quienes creen que no se debe primar el juego sucio de quienes est¨¢n dispuestos incluso a poner en riesgo al Estado democr¨¢tico".
Pregunta. Pero nada de lo que se ha contado es realmente nuevo. Se sab¨ªa todo eso y mucho m¨¢s antes de las ¨²ltimas elecciones.
Respuesta. Lo espectacular, lo nuevo, es que dicho por uno que estaba all¨ª ahora pueden creer lo que no me creyeron a m¨ª. Yo lo sab¨ªa y lo mencion¨¦ en varias ocasiones, pero eso no me impidi¨® aceptar el veredicto electoral, y basta ver las im¨¢genes de la noche del 3 de marzo de 1996 para demostrar que lo hice incluso con alegr¨ªa, a diferencia de lo que ellos hab¨ªan hecho en el 93. Arenas neg¨® entonces la validez del resultado, y ahora le oigo decir, a ¨¦l y tambi¨¦n a Rato, que queremos deslegitimar las urnas. Una vez m¨¢s cometen el error de confundimos con ellos, y cuando digo ellos ni siquiera hablo del PP en su conjunto, porque estoy seguro de que hay mucha gente en ese partido abochornada por todo esto. S¨®lo en una cosa estoy de acuerdo con lo que ha dicho Pedro J. estos d¨ªas: la verdad nunca hace da?o al Estado. Por tanto, les pido a los que estaban en el juego sucio que digan la verdad, para que conozcamos, palabras de Pedro J., la catadura moral de los hombres p¨²blicos, incluido ¨¦l.
P. En la gira permanente que realiza estos d¨ªas Ans¨®n por todas las emisoras de radio...
R. Todas menos una...
P. S¨ª, la SER.
R. Claro, porque el juego sucio contin¨²a; porque no hay una respuesta democr¨¢tica a ese juego sucio. Pero creo que ha llegado la hora de que empecemos a preguntar nosotros. Queremos saber la verdad de lo que hac¨ªan, por pura higiene democr¨¢tica.
P. Pero el propio Ans¨®n ha ampliado el arco de participantes a pol¨ªticos, financieros, etc¨¦tera.
R. Seguramente no todos han tenido la misma intenci¨®n y m¨¢s de uno ha sido utilizado en esta llam¨¦mosle operaci¨®n, por no hablar de conspiraci¨®n. Todo esto no es m¨¢s que un conjunto de personas y una serie de medios que persegu¨ªan coordinadamente un objetivo. Aunque Ans¨®n lo personaliza, el objetivo no es Felipe Gonz¨¢lez, el objetivo es que gane en las urnas "quien tiene que ganar", que el electorado no se equivoque, como escrib¨ªa el se?or Aznar en 1979 recordando la primavera tr¨¢gica del 36. En un art¨ªculo ven¨ªa a decir entonces que se equivocaron los que votaron a Aza?a, a su Aza?a de ahora, y que por eso pas¨® lo que pas¨®. Si los que se abstuvieron entonces hubieran votado a quien ten¨ªan que votar, cu¨¢ntos sufrimientos nos hubi¨¦ramos ahorrado. O sea, interpreto, el Aza?a que ahora admira era el personaje equivocado. Recordaba tambi¨¦n las elecciones de Chile, donde los abstencionistas permitieron la victoria de Allende, y luego pas¨® lo que pas¨®, porque se hab¨ªan equivocado a, la hora de votar o de no votar. Ese es el sentido que tiene toda esta historia. No se trataba de acabar con Felipe Gonz¨¢lez, podr¨ªa haber sido otro, como lo fue Aza?a en su tiempo; ni siquiera de aupar al se?or Aznar, que fue para el que trabajaron. Hubiera valido cualquiera que se prestara a sus prop¨®sitos, y Aznar se prest¨®. Salvadas las distancias, Pomipidou contaba una an¨¦cdota muy ilustrativa. Un amigo suyo, importante hombre de la patronal -no s¨¦ por qu¨¦ se me ha ocurrido pensar en la patronal- le dijo despu¨¦s de ser elegido presidente: "Lo hemos conseguido, te hemos ayudado a llegar". Pompidou contest¨®: "Tiene raz¨®n, el candidato Pompidou tiene que darle las gracias por la ayuda que le han prestado, pero el presidente Pompidou no tiene nada que agradecer a nadie".
P. Esto conduce a un art¨ªculo publicado en Abc poco despu¨¦s de las elecciones del 3 de marzo en el que reivindicaba la contribuci¨®n del propio Abc, El Mundo y la COPE a la victoria de Aznar.
R. Claro, la cadena de los obispos, la COPE, era clave; tambi¨¦n una parte de la AEPI, eso que en tono de broma llamamos el sindicato del crimen: un comando medi¨¢tico cuya independencia podemos calibrar ahora.- Pero, como ha recordado Anson, ¨¦se era s¨®lo el frente medi¨¢tico y hab¨ªa otros muchos. Por ejemplo, los verdaderos propietarios de El Mundo. Pero no bastan los medios...
P. ?Qui¨¦nes estaban en los otros frentes?
R. Eso es lo que los dem¨®cratas tenemos derecho a preguntar. Si lo digo yo me pedir¨¢n que explique por qu¨¦ lo digo. Hay mucha gente en el ¨²ltimo a?o que siente un poco de bochorno y de verg¨¹enza por lo que ha pasado y pasa. Naturalmente, me dan muchos datos. Pero se deval¨²an cuando los digo yo, porque inmediatamente reaccionan diciendo que estoy nervioso y que es un problema personal. Por eso prefiero apartarme y pedir a los que estaban en la operaci¨®n que cuenten lo que hicieron. Porque aqu¨ª se va a saber todo, sin faltar nada.
Pero por ahora deber¨ªamos limitamos a preguntar, para que cada uno se retrate, porque no todos tienen la misma catadura moral. Es evidente que yo no coincido con Ans¨®n, pero al menos ha tenido un gesto de honradez diciendo esto. ?Con qu¨¦ intenci¨®n? No me atrevo a juzgar sus intenciones. Simplemente no coincido con ¨¦l ni con su valoraci¨®n de las reglas democr¨¢ticas. Ser¨ªa una monstruosidad decirle a Kohl, que lleva desde el a?o 82, que es un peligro para la alternancia y que habr¨ªa que poner en cuesti¨®n incluso al Estado alem¨¢n para quitarlo. O a Pujol o a Fraga... Yo no coincido con ese c¨®digo moral, por llamarle de alguna manera. Por tanto, me parece inmoral con la democracia y con el Estado de derecho, pero a pesar de todo reconozco que Ans¨®n tiene un c¨®digo, interpretado desde su propia visi¨®n del pa¨ªs. Para ¨¦l lo permanente es la monarqu¨ªa y digamos que la democracia le parece menos sustancial. Pero tiene un c¨®digo. Pedro J. no lo tiene. Por eso ser¨ªa bueno que nos contara la verdad que ¨¦l conoce y que no ha contado; que cuente la verdad de sus relaciones con ETA desde el 88, que todav¨ªa mantiene; que cuente qui¨¦n grab¨® a Adolfo Su¨¢rez cuando era presidente, qui¨¦n le dio la cinta para publicarla y llevarla al propio Su¨¢rez. Son preguntas f¨¢ciles de contestar: por qu¨¦ le dijo que era una operaci¨®n nuestra contra Su¨¢rez, cuando ¨¦l sab¨ªa que no ten¨ªamos ni idea de la existencia de la grabaci¨®n...
P. Puede argumentar que un periodista est¨¢ obligado a mantener el secreto de sus fuentes.
R. Yo no estoy hablando de sus responsabilidades como periodista, sino como conspirador. Responder¨¢ como quiera, pero ¨¦l sabe que yo le estoy diciendo d¨®nde tiene su punto d¨¦bil: en eso y en sus relaciones con HB, ETA, la se?ora Gurruchaga. Que cuente lo que ha hecho, porque yo no quiero que mi pa¨ªs est¨¦ en manos de un personaje de esas caracter¨ªsticas en temas que afectan al Estado.
P. Pero tampoco parece que Ram¨ªrez sea el personaje clave.
R. Una de las cosas curiosas que ocurre en esta historia, a diferencia de lo que podr¨ªa considerarse la trama del 23-F, que tampoco fue una conspiraci¨®n hasta que estall¨®, es que entonces hab¨ªa una jerarqu¨ªa, hab¨ªa un n¨²mero uno, dos, tres, etc¨¦tera. Aqu¨ª no era exactamente as¨ª. Esto era una especie de convoy en marcha que en distintas estaciones incorporaba nuevos clientes para esta concertaci¨®n de voluntades. Nunca ha quedado claro, ni siquiera hoy lo est¨¢, qui¨¦n era el n¨²mero uno. Porque son tan soberbios y vanidosos que todos se consideran n¨²mero uno y como tal quieren ser premiados.
En ese convoy hay tambi¨¦n eso que en la jerga cl¨¢sica algunos llamaban compa?eros de viaje. Como Antonio Romero [ex diputado de IU] y su jefe, que cuando agitaron la cinta de Su¨¢rez dijo en seguida que era obra del comando Rubalcaba. ?Estaba enterado el compa?ero de viaje de lo que pasaba? No lo creo. Ni ¨¦l ni su jefe. Si me equivoco, que lo digan. Esas pr¨¢cticas contin¨²an. Por eso ahora vemos que Pedro J. advierte a Mayor Oreja que ¨¦l es quien es y le publica lo que ning¨²n otro peri¨®dico. Por supuesto no se equivoca publicando nada contra ?lvarez Cascos. Como dice el Evangelio de San Marcos, y perdone esta incursi¨®n de un laico en la moral cat¨®lica, pero quiero que me entiendan los que est¨¢n en esa clave: "Quien tenga o¨ªdos para o¨ªr, que oiga". ?Es que vamos a seguir sin enteramos?
P. La explicaci¨®n de Ans¨®n y la de otros es que no hubo tal conspiraci¨®n, sino una coincidencia de prop¨®sitos.
R. Eso lo explica mejor Ans¨®n. Hay que reconocer que siendo acad¨¦mico de la Lengua la conoce mejor. Es verdad que era una conjunci¨®n de medios personales y materiales para conseguir un objetivo concreto, que seg¨²n dice Ans¨®n era derrotar a Felipe Gonz¨¢lez, porque no le iban a "aguantar 30 a?os despu¨¦s de haber aguantado 40 a?os a Franco". Es decir, lo mismo da por las botas que por los votos. Esta manera de razonar puede damos la orientaci¨®n de lo que quer¨ªan. Naturalmente los otros lo niegan, y aseguran que lo hac¨ªan para que resplandeciera la verdad. Creo que Ans¨®n tiene raz¨®n y que est¨¢ claro que jugaron sucio, pero tambi¨¦n puedo aceptar la otra explicaci¨®n. Puesto que han contribuido a investigar una parte de la verdad, seg¨²n ellos, yo les pido que ahora respondan a las preguntas para que se sepa toda la verdad, porque eso s¨ª ser¨¢ una verdadera contribuci¨®n a la limpieza democr¨¢tica. Por tanto, siguiendo el argumento de Ans¨®n, que es el de verdad, o ¨¦ste que han manejado c¨ªnicamente los del sindicato y sus compinches, los ciudadanos tienen derecho a conocer toda la verdad: qui¨¦nes eran y con qu¨¦ medios contaron a lo largo del recorrido del convoy.
P. ?Qu¨¦ parte de sus memorias ocupar¨¢ este episodio?
R. No mucha, porque esto est¨¢ dentro de la l¨®gica de nuestra historia. Ha sido un comportamiento habitual de determinados grupos reaccionarios, que no quiero por otra parte confundir con la generalidad de un partido como el PP. Lo que a m¨ª me sorprendi¨® en cualquier caso es que este tipo de actitudes no se hubieran superado despu¨¦s de veinte a?os de experiencia democr¨¢tica. Ni siquiera me llamaba la atenci¨®n que hubiera tirones involucionistas en el 78, en el 81 o incluso en el 85. Pero pensaba que hab¨ªamos superado esa pulsi¨®n hist¨®rica que lleva todav¨ªa a algunos grupos a pensar que el voto s¨®lo tiene sentido "para evitar males mayores", seg¨²n Aznar, y cuando les beneficia a ellos. Aznar lo expresaba claramente ante las elecciones del 79; por lo tanto ¨¦sa es su filosof¨ªa. Lo que dice Ans¨®n en sus declaraciones es perfectamente coherente con lo que escribe Aznar en sus art¨ªculos cuando est¨¢bamos en un momento dificil¨ªsimo de la democracia, tan dif¨ªcil que el golpe del 81 fue un intento de frenar el acceso al poder del partido digamos equivocado. El error de las urnas que dir¨ªa Ans¨®n. Pero en una democracia los ¨²nicos que tienen derecho a equivocarse, incluso votando a estos se?ores, son los electores. Y eso est¨¢ por encima de los partidos. Lo ¨²nico que pretendo es alertar para que no se prime a los que practican el juego sucio.
P. ?De qu¨¦ forma influy¨® esta coalici¨®n negativa en su decisi¨®n de abandonar la secretar¨ªa general del PSOE y no volver a ser candidato a la presidencia?
R. De ninguna forma. Pero me gustar¨ªa que esta defensa del Estado democr¨¢tico, que me importa m¨¢s que una alternativa de partido o de personas, est¨¦ desvinculada de cualquier lucha por un sill¨®n. Que nadie pueda pensar que lo hago por una ambici¨®n personal. Mis ambiciones las tengo colmadas, pero quiero ayudar a los ciudadanos de mi pa¨ªs a consolidar aquello que me import¨® toda mi vida: la democracia. Por eso Ans¨®n y los suyos se equivocar¨¢n de nuevo pensando que hay una t¨¢ctica detr¨¢s de esto. No, en t¨¦rminos militares hay una estrategia, y muy de fondo: la defensa del Estado democr¨¢tico frente a los que no creen en el derecho de los ciudadanos a elegir a quien les venga en gana. Esta es la esencia de la democracia. Es el Estado democr¨¢tico del que hablaba Paco Tom¨¢s y Valiente lo que est¨¢n cuestionando.
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