Puesta de largo
La tonadilla esc¨¦nica -"la forma m¨¢s popular del teatro musical espa?ol de la segunda mitad del XVIlI", seg¨²n el music¨®logo Su¨¢rez Pajares- ha gozado durante la ¨²ltima d¨¦cada de una notable reanimaci¨®n. Al igual que sucede con la zarzuela, el proceso de recuperaci¨®n ha venido fundamentalmente en grupos con medios econ¨®micos limitados, cuyas actividades tienen un cierto tono heroico. Basten dos ejemplos desde Madrid: la compa?¨ªa l¨ªrica Madrid Goyesco, dirigida por Germ¨¢n Torellas, ha desentra?ado una docena de t¨ªtulos, especialmente de Blas de Laserna, y el Teatro de Madrid incluy¨® en 1996 dos de las tonadillas que ahora se presentan en el teatro de la Zarzuela.Que la tonadilla llegue al teatro de la Zarzuela es algo as¨ª como su puesta de largo. Otra historia son si los resultados responden a las expectativas. En primer lugar, por la descontextualizaci¨®n. Juntar cuatro tonadillas independientes -no olvidemos su car¨¢cter de intermedios-, por mucho que se integre a trav¨¦s de una especie de juego de parch¨ªs resaltado por puertas y bombillas de colores, induce a la monoton¨ªa si no existe entre ellas una continuidad r¨ªtmica y una relaci¨®n dial¨¦ctica. La m¨²sica es agradable, la representaci¨®n es fluida, pero la esencia del g¨¦nero no se acaba de percibir.
Tonadilla esc¨¦nica
El majo y la italiana fingida y Lecci¨®n de m¨²sica y bolero, de Laserna; Garrido enfermo y su testamento, de Esteve, y La cantada vida y muerte del general Malbr¨², de Valledor. Director musical: Pedro Halffter-Caro. Direcci¨®n esc¨¦nica: Emilio Sagi. Teatro de la Zarzuela, 17 de febrero.
Efectos sin frescura
Al espect¨¢culo global le falta palpitaci¨®n, frescura. Emilio Sagi acumula gags, efectos y recursos, vengan o no a cuento, para mantener la tensi¨®n, buscando la diversi¨®n en un tono que se acerca en muchas ocasiones a la revista de variedades. Pero este tipo de m¨²sica requiere un tratamiento m¨¢s sutil, m¨¢s sencillo, y sobre todo que la atenci¨®n se centre en los personajes por encima de las situaciones.Los abanicos, los soldaditos amanerados, los ingeniosos trucos teatrales, no hacen desaparecer algunas carencias b¨¢sicas. ?Qui¨¦n, por ejemplo, es el reponsable de la soser¨ªa del personaje de la italiana en la primera tonadilla de Blas de Lasern: la soprano o el director de escena?
El esfuerzo colectivo de los j¨®venes cantantes es inmenso, as¨ª como se notan los progresos de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, drigida con br¨ªo e impulso teatral por Pedro Halffier, pero todo ello se difumina ante el excesivo protagonismo de la direcci¨®n de escena.
El tantas veces elogiado estilo Sagi esta vez satura. Un dato entra?able: la coincidencia en el reparto de la hija de Teresa Berganza y del hijo de Crist¨®bal Halffter. Un signo de continuidad.
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