ETA: ?criminales o pol¨ªticos?
Intuyo que muchos ciudadanos, y algunos ciudadanos dedicados a la pol¨ªtica, consideran que cerrar las puertas a cualquier esperanza llevar¨¢ a la banda ETA a intensificar sus acciones terroristas o a vivir de ellas constantemente. De ah¨ª que el lenguaje empleado cuando se habla del terror revele una esquizofrenia dif¨ªcilmente comprensible: "Son una vulgar banda de criminales", se dice despu¨¦s de un asesinato para, a continuaci¨®n, a?adir que, "si dejan de matar, la sociedad ser¨¢ generosa con ellos"; "est¨¢n haciendo da?o al Pa¨ªs Vasco con sus cr¨ªmenes", dicen los nacionalistas democr¨¢ticos vascos que, a rengl¨®n seguido, agregan: "Euskadi no dar¨¢ la espalda a estos hijos vascos". Podr¨ªamos seguir poniendo ejemplos que avalan la esquizofrenia.Si los miembros de la banda ETA son unos vulgares criminales, cosa en la que coincidimos todos cuando se produce un atentado, no es l¨ªcito ni moral a?adir valoraciones que confundan a la ciudadan¨ªa o, lo que es peor, hagan creer a ETA que cuanto m¨¢s maten menos asesinos los consideraremos; no cabe, pues, ning¨²n aditamento que se aleje de lo que son los beneficios penitenciarios establecidos en las leyes para condenados por parecidos cr¨ªmenes. Si los presos vascos tienen derecho a cumplir sus condenas lo m¨¢s cerca posible de su residencia familiar, esta gracia deber¨ªa predicarse para todos los condenados vascos, cualquiera que sea el crimen cometido; y lo que vale para los presos vascos debe valer para los presos de cualquier regi¨®n. o nacionalidad, lo que nos conducir¨ªa al absurdo de considerar que los delitos cometidos por espa?oles se juzgan con legislaciones auton¨®micas y no en tales; se supone que un condenado por la justicia deber¨¢ cumplir la pena impuesta all¨ª donde m¨¢s f¨¢cil resulte su reinserci¨®n social, que no siempre tiene que coincidir con el lugar de residencia de la familia. Un asesino es un asesino y quienes se empe?an en a?adirle el top¨®nimo vasco es porque, lejos de sentirse avergonzados de la conducta del sujeto, se sienten comprensivos con la vileza de sus paisanos. Prueba lo que digo el hecho de que no se reivindica con igual fuerza la identificaci¨®n vasca de traficantes, violadores, estafadores, etc¨¦tera, que supongo tambi¨¦n existir¨¢n en esa tierra. Si un etarra es un asesino, ?a qu¨¦ ese inter¨¦s en identificarle territorialmente?; si un etarra es un criminal, ?por qu¨¦ esas dudas del clero vasco en los funerales de las v¨ªctimas de esos criminales?
Ser¨ªa necesario, pues, que todos fu¨¦ramos capaces de mantener la coherencia entre lo que decimos cuando ETA act¨²a y entre lo que hacemos ante esa macabra actuaci¨®n. Cualquiera de nosotros sabe comprender la incomodidad que para la familia de un etarra condenado supone trasladarse a 600 kil¨®metros para ver a su familiar entre rejas. ?Sabemos tambi¨¦n comprender la infinita distancia que separa la tumba de un guardia civil asesinado por ETA de la casa de su viuda de 22 a?os, apenas separadas por 200 metros? ?Es m¨¢s penoso el camino de un familiar para ver a un etarra en una c¨¢rcel distante o el camino de los tres hijos del concejal del Ayuntamiento de Sevilla para llevar flores a las tumbas de su madre y de su padre?
?Derechos humanos! ?De qu¨¦ derechos humanos habla la Comisi¨®n del Parlamento vasco? Si el Consejo de Europa no devuelve, a vuelta de correo, la denuncia presentada por la Comisi¨®n de Derechos Humanos del Parlamento vasco ser¨¢ porque ese Consejo ni sabe lo que son los derechos humanos ni son humanos al juzgar la violaci¨®n de derechos. Mientras tanto, el PP y el PNV seguir¨¢n dando el espect¨¢culo hiriente y nauseabundo hasta que un etarra se encargue de poner orden en la disputa mediante el tiro en la nuca de alg¨²n ciudadano; entonces nos pedir¨¢n que nos manifestemos en las calles y que mantengamos la unidad; el lehendakari se interrogar¨¢ de nuevo sobre nuestras miserias y nuestras verg¨¹enzas y el obispo Bl¨¢zquez volver¨¢ a consultar a sus subordinados.
Todo ello me lleva a la conclusi¨®n de que para determinados colectivos, pol¨ªticos, religiosos, ciudadanos, los terroristas no cometen cr¨ªmenes vulgares, sino cr¨ªmenes pol¨ªticos; desde esa perspectiva tienen mejor respuesta las preguntas que antes me formulaba; entonces s¨ª se comprende lo del acercamiento, la preocupaci¨®n por los derechos humanos, "la generosidad con algunos de sus hijos", "Ias vacilaciones eclesi¨¢sticas", la inquina de Anasagasti; la ambig¨¹edad de Arzalluz, lo de "todo es posible si dejan de matar", etc¨¦tera.
Creo que todos los espa?oles tenemos derecho a que se despeje esta ambig¨¹edad, aunque s¨®lo sea por saber por qu¨¦ y para qu¨¦ morimos a manos de ETA; casi mil muertos exigen que aclaremos:
1. ?Los cr¨ªmenes de ETA son asesinatos puros y duros?
2. ?Los cr¨ªmenes de ETA son asesinatos pol¨ªticos?
Si la respuesta es afirmativa a la primera, ETA debe saber que la pol¨ªtica penitenciaria aplicada a sus presos no diferir¨¢ en nada de la que se aplica a cualquier otro delincuente; cumplir¨¢n condena donde tengan que cumplirla y no donde indiquen el PNV o la Comisi¨®n de Derechos Humanos del Consejo de Europa; del mismo modo, ETA debe saber que la generosidad de la sociedad espa?ola con sus presos se circunscribir¨¢ exclusivamente a lo que establecen nuestras leyes para cualquier otro delincuente; matando o sin matar, la generosidad no ser¨¢ mayor con un etarra que con un estrangulador.
Si la respuesta afirmativa lo es a la segunda, quienes la defiendan que tengan la valent¨ªa de formularla en sus justos t¨¦rminos y proponer las medidas pertinentes para adaptarlas a esa visi¨®n. Mientras no se explicite esa concepci¨®n es inmoral el doble lenguaje que utilizan quienes hablan de asesinos vulgares y act¨²an como si fueran algo distinto a eso. Cuando despu¨¦s de la negociaci¨®n del concierto vasco, el lehendakari Ardanza dice aquello de que el Pa¨ªs Vasco se ha convertido, de hecho, en el pa¨ªs n¨²mero 16 de la Uni¨®n Europea, ?qu¨¦ est¨¢ diciendo?, ?qu¨¦ entendemos el resto de los espa?oles? y, sobre todo, ?qu¨¦ entienden ETA y su mundo? Cuando el Tribunal Supremo permite a los condenados de la Mesa Nacional de Herri Batasuna que elijan las c¨¢rceles donde quieren cumplir las condenas, ?qu¨¦ est¨¢ permitiendo?, ?qu¨¦ est¨¢ diciendo?, ?qu¨¦ se le est¨¢ entendiendo?
Si es verdad que hay que trazar una raya, poniendo a un lado a los dem¨®cratas y al otro lado a los terroristas, lo que est¨¢ claro es, que ¨¦stos no cruzan jam¨¢s la raya; no est¨¢ tan claro que los que estamos del lado de la democracia y la paz estemos siempre en la misma orilla; no har¨ªan falta m¨¢s manifestaciones ni m¨¢s lazos en la solapa si esa raya jam¨¢s fuera traspasada por los dem¨®cratas; entonces los terroristas terminar¨ªan ahogados en la sangre y en su soledad. ?se es el reto; el d¨ªa que ning¨²n dem¨®crata tenga que explicarse por sus opiniones o por sus comportamientos, ante el terrorismo habremos ganado la batalla.
Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra es presidente de la Junta de Extremadura.
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