Franco: lo que no se puede olvidar
Considerar que la Transici¨®n se reduce a un ¨²nico momento y unas pocas personas es un error, como lo es pensar que la desaparici¨®n f¨ªsica del dictador no signific¨® nada
Recordar se est¨¢ convirtiendo en un problema creciente. El ascenso global de la ultraderecha ha puesto en duda uno de los principios sobre los que se asent¨® la posguerra en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos: la condena, sin paliativos y sin matices, de los totalitarismos de cualquier signo que llevaron al Continente ¡°a la miseria y a la desolaci¨®n¡±, como escribi¨® Tony Judt en su cl¨¢sico Posguerra, en el que cont¨® como nadie el proceso que llev¨® a Europa del horror de Auschwitz a la UE. Judt recuerda una frase del canciller alem¨¢n Konrad Adenaeuer: ¡°Hay que proporcionar a la gente una nueva ideolog¨ªa. Y solo puede ser una ideolog¨ªa europea¡±. Y esa ideolog¨ªa solo se entiende desde la democracia y la libertad.
Entre la rendici¨®n incondicional del nazismo en 1945 y la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn en 1989, la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos europeos recobraron sus derechos y, sobre todo, pudieron vivir en pa¨ªses en los que el ¨²nico que llamaba de madrugada a su puerta era el lechero o, en la actualidad, el mensajero de Glovo o Amazon. Sin embargo, cada vez m¨¢s voces ponen en duda que esas fuerzas que destruyeron el mundo en los a?os veinte y treinta fuesen realmente tan negativas y siniestras. La rehabilitaci¨®n del fascismo est¨¢ en marcha y en cualquier momento puede empezar la del nazismo.
En Espa?a, la conmemoraci¨®n de la muerte de un tirano fascista, aliado de Hitler y Mussolini, responsable de una cruenta guerra civil y de una represi¨®n despiadada, que someti¨® a este pa¨ªs a una dictadura de 40 a?os, se ha convertido en el en¨¦simo esc¨¢ndalo pol¨ªtico. En este caso, no se han alzado muchas voces en defensa de Francisco Franco, que falleci¨® el 20 de noviembre de 1975 ¡ªaunque dentro del pujante partido ultraderechista Vox han surgido algunas¡ª, sino m¨¢s bien de condena a la conmemoraci¨®n porque, entre otros argumentos, algunos consideran que solo hay una fecha posible para recordar: la aprobaci¨®n en refer¨¦ndum de la Constituci¨®n el 6 de diciembre de 1978.
Considerar que la Transici¨®n se reduce a ese ¨²nico momento, y a unas pocas personas, es un error, como lo es pensar que la muerte de Franco ¡ªaunque fuese en la cama y con largas colas en la Plaza de Oriente ante su f¨¦retro¡ª no signific¨® nada. Las conmemoraciones que arrancaron el martes en el Museo Reina Sof¨ªa de Madrid no reconocen lo que acab¨® con la muerte del tirano, sino lo que empez¨®. El principio de la democracia fue largo y m¨¢s violento y ca¨®tico de lo que se ha descrito muchas veces: para algunos acab¨® definitivamente con la Constituci¨®n de 1978; para otros el 24 de febrero de 1981, cuando fracas¨® definitivamente el golpe de Estado ¡ªlo que hab¨ªa ocurrido pocos a?os antes en Chile y Argentina estaba demasiado fresco para que muchos dem¨®cratas no temiesen por sus vidas durante aquellas horas¡ª. La victoria socialista en 1982 y la entrada en la entonces Comunidad Europea en 1986 fueron otras fechas esenciales en el proceso durante el que los espa?oles recuperaron sus libertades perdidas.
El pasado domingo, en este mismo diario, Soledad Gallego-D¨ªaz recordaba las elecciones generales de junio 1977 como otro momento crucial de la Transici¨®n. De hecho, si hay una imagen que simboliza el final de la larga noche de la dictadura es la foto que tom¨® Marisa Fl¨®rez para EL PA?S el 13 de julio de aquel a?o y en la que Rafael Alberti y la Pasionaria bajan las escaleras del Congreso de los Diputados durante la Constituci¨®n de las primeras Cortes democr¨¢ticas desde la Segunda Rep¨²blica. Mil novecientos setenta y siete comenz¨® con la matanza de Atocha, el 24 de enero. Durante el funeral de los abogados laboralistas asesinados, en medio del dolor y del miedo, muchos tuvieron el valor de ense?ar el carnet del Partido Comunista, todav¨ªa prohibido. Para algunos de los que estuvieron all¨ª, aquella imagen les llev¨® a pensar que el proceso que hab¨ªa comenzado no tendr¨ªa marcha atr¨¢s y que nadie iba a poder pararlo (aunque muchos lo intentaron con ah¨ªnco). El PC fue legalizado en la Semana Santa de 1977. Los comunistas de los pa¨ªses democr¨¢ticos europeos hab¨ªan roto con el estalinismo y, en el caso del PC espa?ol, su apuesta era por una Espa?a democr¨¢tica y una monarqu¨ªa constitucional. La censura fue abolida el 1 de diciembre y permiti¨® el estreno de pel¨ªculas como La escopeta nacional, que demuestran con su humor salvaje hasta qu¨¦ punto las cosas hab¨ªan cambiado.
El a?o acab¨® con la publicaci¨®n del borrador de la Constituci¨®n, que lograron la propia Gallego-D¨ªaz, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez y Federico Abascal para la revista Cuadernos para el di¨¢logo, aunque lo reprodujeron muchos otros medios. La elaboraci¨®n de la Constituci¨®n se hab¨ªa llevado en secreto y muchos de los ponentes consideraban que era demasiado pronto para hacer p¨²blicos los avances que representaba: b¨¢sicamente, compartir las mismas libertades de los pa¨ªses de nuestro entorno, perdidas en Espa?a en 1939; aunque la forma del Estado ser¨ªa una monarqu¨ªa parlamentaria. La ense?anza laica, un Estado aconfesional, la sumisi¨®n del Ej¨¦rcito al poder civil eran asuntos todav¨ªa muy delicados. Sin embargo, los debates que arrancaron entonces demostraron la madurez y las ganas de libertad de una sociedad a la que todav¨ªa le quedaba un largo camino, que se hizo al andar.
Por encima de todo, el a?o 1977 fue importante porque demostr¨® que la Transici¨®n fue una labor de much¨ªsimas personas, de diferentes ideolog¨ªas y pasados, unidas en torno a una sola idea: que merec¨ªa la pena vivir en un pa¨ªs libre. Y claro que miraron hacia el pasado: no hubo ning¨²n pacto de olvido sino de sensatez. Al parecer, dado que todo empieza en 1978, todo lo que ocurri¨® desde 1975 tuvo tan poca relevancia como la desaparici¨®n f¨ªsica del dictador.
Recordar es la base de nuestra cultura desde Her¨®doto, que en el siglo V antes de nuestra era, escribe en el primer tomo de su Historia: ¡°Esta es la exposici¨®n de las investigaciones de Her¨®doto de Halicarnaso para evitar que con el tiempo, los hechos humanos queden en el olvido y que las notables y singulares empresas realizadas, respectivamente, por b¨¢rbaros y griegos ¡ªy en especial el motivo de su mutuo enfrentamiento¡ª queden sin realce¡± (traducci¨®n de Carlos Schrader para la edici¨®n de Gredos). Los seres humanos son recuerdos y las sociedades solo pueden avanzar hacia el futuro cuando se enfrentan a su pasado. Y, en la historia de Espa?a, la muerte de un anciano tirano fascista, cruel hasta sus ¨²ltimos d¨ªas, fue el comienzo de un proceso lleno de ¡°notables y singulares empresas¡± que merece la pena recordar.
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