El hombre que marca la agenda
Sadam Husein ha conseguido que Irak sea una de las claves de la pol¨ªtica internacional
Es un personaje de un drama de Shakespeare: inteligente, pero sediento de sangre e inmoral. Es un jugador de apuestas altas siempre en peligro de pasarse de la raya. Igual que Ricardo III o Macbeth, su ambici¨®n le lleva a querer dejar su impronta en el mundo. Pero mientras que Ricardo rein¨® s¨®lo dos a?os antes de Bosworth [el campo de batalla en el que muri¨®], Sadam Husein ha gobernado Irak durante 30 a?os.Es la brutalidad de su car¨¢cter la que ha forjado su imagen en el mundo, y con algo de raz¨®n. Pero su salvajismo no es lo ¨²nico que explica el ¨¦xito que ha tenido en dejar huella.
A pesar de que dirige un pa¨ªs de s¨®lo 20 millones de personas, el dirigente iraqu¨ª, nacido en 1937, ha conseguido a costa de su propio pueblo convertir el comportamiento de Irak en uno de los pivotes en torno a los que gira la pol¨ªtica internacional.
La ¨²ltima crisis provocada por Sadam ha puesto en cuesti¨®n los acuerdos alcanzados despu¨¦s de la guerra del Golfo en Oriente Pr¨®ximo, el liderazgo de EE UU en la regi¨®n y las relaciones de este pa¨ªs con sus aliados ruso, franc¨¦s y brit¨¢nico, entre otros. En aras de ese culto a la personalidad, Sadam Husein ha conseguido convertirse en un l¨ªder del que cada una de sus maniobras es observada con intenso inter¨¦s.
Lo ha hecho sobre todo a trav¨¦s de la guerra. Antes de que Irak atacara a Ir¨¢n, en 1980, Sadam Husein dirig¨ªa un pa¨ªs conocido como una potencia petrolera mediana con grandes discrepancias en pol¨ªtica interna. Entonces apenas desempe?aba un papel en Oriente Pr¨®ximo.
Al empezar una guerra de ocho a?os con Ir¨¢n -y proclamarse basti¨®n del mundo ¨¢rabe contra la revoluci¨®n iran¨ª, con el pleno apoyo de Occidente-, convirti¨® a Irak en una potencia clave en Oriente Pr¨®ximo.
Sadam Husein gan¨® la guerra contra Ir¨¢n. El ayatol¨¢ Jomeini, el l¨ªder de la revoluci¨®n iran¨ª, se vio obligado a reconocer que "pasar¨ªa el trago m¨¢s amargo" y a pedir la paz. Eso fue en 1988.
En este conflicto, Irak sufri¨® 250.000 bajas, y Sadam mostr¨® dos facetas contradictorias de su personalidad: una percepci¨®n exagerada de su propia fuerza al atacar a Ir¨¢n y una gran agilidad t¨¢ctica para recuperarse de sus malos c¨¢lculos.
La victoria convirti¨® a Irak en el Estado m¨¢s poderoso del golfo P¨¦rsico. Una vez m¨¢s, Sadam se pas¨® de la raya. Invadi¨® Kuwait, subestimando la reacci¨®n del mundo ¨¢rabe y de toda la comunidad internacional. Sadam ha sido siempre m¨¢s astuto en pol¨ªtica interior que en pol¨ªtica internacional.
En 1991, pese a la derrota de su Ej¨¦rcito, logr¨® agrupar al n¨²cleo musulm¨¢n sun¨ª de su r¨¦gimen en Bagdad y en el centro de Irak. Seg¨²n ha ido escalando en los grados de poder, el l¨ªder iraqu¨ª ha demostrado una ferocidad extrema y muy publicitada contra sus enemigos. Su sistema de seguridad de m¨²ltiples capas jam¨¢s le ha fallado.
Menos conocida es su flexibilidad maquiav¨¦lica. Retir¨® el Ej¨¦rcito de sus provincias kurdas con el convencimiento de que los kurdos comenzar¨ªan a luchar entre s¨ª. Y ten¨ªa raz¨®n. En tres a?os estaban inmersos en una guerra civil.
M¨¢s que en el sistema de seguridad y en el poder del partido, la fuerza de Sadam reposa en un Estado autoritario. Busc¨® los lazos de la sangre y a su extensa familia, clan y tribu como el pegamento m¨¢s fuerte para mantener su autoridad. La analog¨ªa entre Sadam y los dirigentes de la Inglaterra medieval retratados por Shakespeare es m¨¢s profunda que la similitud en caracter¨ªsticas personales.
En Ricardo III est¨¢n el rey, la familia real y la nobleza. En Irak est¨¢n Sadam Husein, su clan Beijat de la ciudad de Tikrit, junto al Tigris al norte de Bagdad, que provee al r¨¦gimen de su casta noble. Los notables que pueblan los servicios de seguridad y las unidades de ¨¦lite militar vienen de los clanes aliados de los musulmanes sumes de Irak: los Duri Juburi Du-laim y otra media docena.
Visto desde el exterior, sin embargo, se destaca la divisi¨®n de la familia y la pol¨ªtica tribal. En 1995, los generales Husein Karnel y Sadam Karnel, sus yernos y veteranas figuras del r¨¦gimen, huyeron a Jordania despu¨¦s de que Udai, el hijo mayor del l¨ªder iraqu¨ª, disparara a su tio Watban. El r¨¦gimen parec¨ªa disolverse en su mismo n¨²cleo.
Seis meses m¨¢s tarde, Husein Karnel y su hermano regresaron a Bagdad para recibir la muerte de manos de un escuadr¨®n dirigido por su t¨ªo, Al¨ª Hasan al Majid, y acusados de ser la rama traidora de la tribu. "Tenemos derecho a cortarla", dijeron los dirigentes del clan en un comunicado.
Sadam ha sido siempre muy ¨¢gil a la hora de manipular a su clan. Tambi¨¦n suele afianzarse en el poder repartiendo el peso entre los dirigentes tribales estatales o del partido. Sus oponentes s¨®lo una vez lograron volver contra ¨¦l a los dirigentes de su clan. Fue en 1991, en Kurdist¨¢n, cuando 200.000 kurdos que luchaban en el Ej¨¦rcito iraqu¨ª simplemente cambiaron de bando.
La solidaridad en el coraz¨®n del r¨¦gimen viene de los lazos de sangre, pero esto est¨¢ reforzado por la certeza de un castigo inmediato contra los que disientan y sus familias. Ocasionalmente esto funciona para desestabilizar al Gobierno. En 1996 Udai result¨® gravemente herido por asesinos que intentaban vengar la muerte de su padre por ¨®rdenes de Sadam Husein.
Pero detr¨¢s de su obsesivo secreto y aparente complejidad, el sistema de Sadam Husein es m¨¢s simple de lo que parece.
En tiempos m¨¢s pac¨ªficos, un notable de Tikrit que hab¨ªa escuchado un an¨¢lisis sobre c¨®mo gobernaba Sadam Husein dijo: "Esto es demasiado complicado. El ejercicio del poder en Irak hoy es simplemente igual que lo fue en Tikrit hace 50 a?os".
El mismo a?o en que se convirti¨® en presidente Sadam Husein purg¨® a su Gobierno. Reuni¨® a su Gabinete y denunci¨® a los traidores que se hab¨ªan opuesto a su ascenso a la presidencia. Se los llevaron para torturarles y fueron ejecutados. Otros miembros de su Gobierno fueron obligados a formar parte de los escuadrones verdugos. Sus hijos Udai y Qusai fueron llevados a presenciar la venganza de su padre.
Siempre desde que lleg¨® a la presidencia su poder ha sido absoluto. Algunas partes de su familia han sido promocionadas y otras desalojadas del poder.
Sadam Husein ha alentado la pol¨ªtica matrimonial para reforzar el clan familiar. Su hijo Udai ha estado comprometido varias veces a las hijas de su t¨ªo Barz¨¢n y su primo Al¨ª Hasan al Majid.
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