Los Juegos del tiempo maldito
M¨¢s que Maier, Seizinger, Compagnoni, Lazutina o Daehile, la meteorolog¨ªa fue la protagonista
Los Juegos de Nagano se recordar¨¢n como los del tiempo maldito y la marihuana. Hubo errores al principio, en los transportes, sobre todo, pero el gran m¨¦rito de los organizadores japoneses ha sido superar su meteorolog¨ªa adversa. Juan Antonio Samaranch, presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, tras hacer una referencia a que los esfuerzos desplegados han permitido el respeto de la Tregua Ol¨ªmpica, lo dijo en una ceremonia de clausura con hondo sabor tradicional nip¨®n: "Han sido los Juegos mejor organizados".A pesar del mal tiempo, mucho peor por lo cambiante, y que produjo la serie de suspensiones m¨¢s espectacular de la historia ol¨ªmpica reciente, Nagano lleg¨® a su final hasta con un peque?o terremoto. Antes, tambi¨¦n tuvo su raci¨®n de pol¨¦mica con la descalificaci¨®n por dar positivo con marihuana, y la posterior recalificaci¨®n, del canadiense Ross Rebagliati, ganador del gigante en el snowboard. La falta de reglamentaci¨®n clara impidi¨® la sanci¨®n, pero el COI se ha puesto firme en prohibir para Sydney algo que da?ar¨ªa la imagen del olimpismo.
Alemania fue la gran triunfadora. Con una variedad de campeones en distintas modalidades, ha demostrado que vuelve poco a poco a ser lo que era tras asimilar con dificultad los restos de la RDA. Su triunfo global en los Juegos sobre Rusia, que gan¨® en Lillehammer 94, parece ya muy significativo de cara a la cita veraniega de Sydney 2000. Estados Unidos se recuper¨® al final (con el esqu¨ª acrob¨¢tico, sobre todo). Canad¨¢ tambi¨¦n mejor¨® respecto a 1994, pero ambas quedaron lejos de las tres primeras potencias, entre las que se mantiene Noruega. El pa¨ªs n¨®rdico sigue aprovechando la inercia de sus Juegos de Lillehammer, para los que se prepar¨® a conciencia y sac¨® sus frutos. El sensible baj¨®n lo ha dado Italia, que de siete t¨ªtulos se ha quedado en dos. Le ha fallado sobre todo el esqu¨ª de fondo. Manuela di Centa ya no es la que fue.
El caos del esqu¨ª alpino retras¨® y comprimi¨® tanto el programa, ante el temor de que llegara el final de los Juegos sin poder disputarse alguna prueba, que no dio tiempo a paladearlo como otras veces. Sin embargo, hubo varias conclusiones claras. La primera, que de aqu¨ª sale consagrado el nuevo rey, el austriaco Hermann Maier, vencedor en supergigante y gigante, tras superar una ca¨ªda que pudo ser mortal en el descenso. Y que ha quedado destronado definitivamente un Alberto Tomba fuera ya de su tiempo. Se cay¨® en el gigante y no sali¨® en la segunda manga del eslalon. En mujeres, donde el dominio alem¨¢n fue a¨²n mayor que el austr¨ªaco en hombres, Katia Seizinger es una reina general (se impuso en el descenso y en la combinada), pero Deborah Compagnoni, al rev¨¦s que Tomba, sigue teniendo la magia. Deborah saca una clase ¨²nica y marca la diferencia cuando las dem¨¢s no pueden resolver el problema. Por eso, tras un eslalon f¨¢cil para todas, que perdi¨® por seis cent¨¦simas, su oro en el gigante fue de ley y dej¨® a las dem¨¢s a un mundo, inclu¨ªda, Seizinger (bronce), aunque fuera su tercera medalla. Pero tambi¨¦n lo era para Compagnoni, oro en tres Juegos consecutivos, primera en la historia que lo consigue.
Oscurecida por la grandeza de Bjorn Daehlie, Larissa Lazutina fue la rusa que le toc¨® el turno de ser la reina de los Juegos por n¨²mero de medallas con el suma y sigue habitual del esqu¨ª de fondo. Cinco, tres oros, una plata y un bronce, la colocan tambi¨¦n en el cuadro de honor de la historia ol¨ªmpica, que est¨¢ llena de esquiadores n¨®rdicos, como sucede en los Juegos de verano con las grandes gimnastas.
Tambi¨¦n entrar¨ªan en la lista de ganadores m¨²ltiples los patinadores, pero esta vez ha sido moderado. S¨®lo dos t¨ªtulos por cabeza, los de Gianni Romme y Marianne Timmer, pero ambos con r¨¦cords del mundo y, sobre todo, porque sumaron cuatro de los cinco t¨ªtulos que logr¨® Holanda, la mitad de las pruebas. Jap¨®n s¨®lo logr¨® uno, el de los 500 metros hombres. Pero fue el m¨¢s espectacular: Hiroyashi Shimizu, una peque?a bomba de la velocidad.
Y como peque?a, la m¨¢s joven ganadora de la historia ol¨ªmpica, Tara Lipinski, vencedora en el patinaje art¨ªstico, que con sus 15 a?os y 255 d¨ªas super¨® a la m¨ªtica noruega, Sonja Hennie, que gan¨® en 1928 con 15 a?os y 315 d¨ªas. Fue la princesa de los Juegos. Pero la magia la pusieron Pasha Grishuk y Evgeny Platov, primera pareja de danza que renueva t¨ªtulo en los Juegos.
Jap¨®n cumpli¨® dignamente. Hizo lo que se pide a un pa¨ªs anfitri¨®n: que gane medallas. Y obtener cinco de oro en unos Juegos invernales est¨¢ muy bien.
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