Trapiello publica 'Las cosas m¨¢s extra?as', nuevo tomo de sus diarios
Para Andr¨¦s Trapiello, que ha escrito tres novelas de diarios, con ¨¦ste, Las cosas m¨¢s extra?as, que acaba de publicar Pre-Textos (como los anteriores), un diario no es un pudridero de novelas que nunca llegan a cuajar ni un cementerio de coches de ideas narrativas que, por una u otra raz¨®n, ha renunciado a escribir. En todo caso, afirma, "el escritor de diarios es un novelista de s¨ª mismo".
Con seis diarios publicados y con los cuadernos de tapas de hule negro de sus vidas por vivir a¨²n sin comprar o emborronar, Andr¨¦s Trapiello disfruta el s¨ªndrome de Sherezade, la necesidad de no perder al lector atrap¨¢ndolo con sus historias, las que cuenta en esas m¨¢s de 2.000 p¨¢ginas que lleva entregadas. "La raz¨®n de esos diarios", asegura, "no es contar mi vida, que importa poco, sino contar las vidas de los dem¨¢s"; ¨¦sa es su receta que le obliga "a estar m¨¢s atento a la vida, para sacar de la vida aquello que pueda atraer o sujetar al lector, no perderlo".
Y ese lector pudiera lamentar que un par de hermosas p¨¢ginas de Las cosas m¨¢s extra?as, por ejemplo, un padre y dos ni?os remando, absolutamente solos, en una tarde de domingo invernal en el estanque del Retiro, no acabaran siendo la espina dorsal de un magn¨ªfico relato o unas conmovedoras p¨¢ginas de una novela; cosa de la que disiente el escritor de diarios que es, que no por ello le tapa la boca al novelista que tambi¨¦n es. "Yo no pienso que esa historia fuera superior si fuera un cuento. Esa historia de esos dos ni?os -que pueden ser mis hijos, aunque eso da igual- es hermosa en lo que es, sin m¨¢s. Tenemos que empezar a acostumbrarnos a aceptar sin verg¨¹enza lo que de literario tiene la vida. Y la manera de aceptarlo es mirarla con naturalidad".
Romanticismo y fracasados
Para Trapiello se ha pasado de una cierta cursiler¨ªa rom¨¢ntica, en la que todo era ¨¦pico y po¨¦tico a "una est¨¦tica de la dureza urbana en la que nada es literario, porque nada puede ser bello". "Hemos pasado", insiste, "del h¨¦roe rom¨¢ntico a la mitificaci¨®n del fracasado. Lo dificil es aceptar con naturalidad las cosas como vienen dadas en la vida y, si te encuentras un d¨ªa un ni?o dormido en una cuna y eso te enternece, no pasa nada por decirlo, de la misma manera que te resultar¨ªa horrible encontrarte en la cama con un hombre asesinado. Tengo la sensaci¨®n de que esta civilizaci¨®n es m¨¢s sensible a los asesinatos que a los ni?os dormidos.Sus diarios, que cuentan las vidas de los dem¨¢s, subraya con vehemencia, m¨¢s que la suya propia est¨¢n llenos de ni?os dormidos, de cosas que ocurren en la calle, pues si un escritor de diarios es una mezcla de seductor y de fl?neur, de transe¨²nte, ¨¦l se siente, con 2.000 p¨¢ginas, menos seductor y m¨¢s fl?neur, "en el sentido de lo que dec¨ªa Walter Benjamin del que llega al lugar de los hechos o demasiado pronto, y no han ocurrido, o demasiado tarde, y ya han pasado".
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