Ir¨¢n reitera en Mosc¨² que no posee ni platea tener armas de destrucci¨®n masiva
Ir¨¢n no tiene ni planea adquirir armas de destrucci¨®n masiva. Esta afirmaci¨®n, efectuada ayer en Mosc¨² por el ministro de Exteriores iran¨ª, Kaml Jarrazi, fue considerada ayer por su hom¨®logo ruso, Yevgueni Primakov, como de "importancia crucial". Era exactamente lo que Rusia necesitaba para justificar su decisi¨®n de seguir adelante con sus planes de venta de armas, de explotaci¨®n de un enorme yacimiento de gas y de construcci¨®n de una central nuclear. Todos estos proyectos son contemplados con irritaci¨®n, cuando no con c¨®lera, por EE UU.
Puede que Rusia no sea ya la superpotencia que durante casi medio siglo plant¨® cara a EE UU, pero tampoco est¨¢ dispuesta a que su pol¨ªtica exterior se dicte desde Washington, sobre todo cuando hay negocios de por medio.
Fuentes citadas por la agencia Interfax aseguraron ayer que Rusia podr¨ªa revisar su promesa de no suscribir nuevos contratos de suministro de armas a Ir¨¢n si EE UU ataca a Irak pese al acuerdo alcanzado en Bagdad por el secretario general de la ONU, Kofi Annan. La Operaci¨®n Trueno del Desierto parece ya casi imposible pero, en cualquier caso, Mosc¨² tiene intenci¨®n de cumplir los contratos existentes con Ir¨¢n, aunque s¨®lo sea porque, como se?alaron los mismos medios, "es un pa¨ªs solvente que paga con dinero o con petr¨®leo".
No est¨¢ del todo claro si estos compromisos incluyen la venta, en la que Teher¨¢n est¨¢ muy interesada, de helic¨®pteros de ¨²ltima generaci¨®n y nav¨ªos capaces de transportar misiles mar-mar.
Con ocasi¨®n de la visita de Jarrazi, Rusia ha vuelto a dejar claro que seguir¨¢ adelante con los dos proyectos de cooperaci¨®n con Ir¨¢n que m¨¢s enfurecen a EE UU. Primero, con la construcci¨®n de la central nuclear de Bushehr, un contrato de m¨¢s de 120.000 millones de pesetas y, seg¨²n Washington, embri¨®n de la fuerza at¨®mica iran¨ª.
Mosc¨² tiene un argumento de peso: que Teher¨¢n se somete sin restricciones a los controles del Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica.
En cuanto al yacimiento de gas, en colaboraci¨®n con la compa?¨ªa francesa Total y la malaisia Petron¨¢s, ninguno de los tres socios est¨¢ dispuesto a renunciar a un negocio de m¨¢s de 300.000 millones de pesetas por cumplir con una pol¨ªtica que no es la suya y que no comparten.
Jarrazi y Primakov mostraron el inter¨¦s com¨²n en resolver cuanto antes, para "evitar el caos", el problema del estatuto legal del mar Caspio, una balsa de petr¨®leo y gas que comparten con Turknienist¨¢n, Azerbaiy¨¢n y Kazajst¨¢n.
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