El abogado de Paula Jones dice que Clinton le ofrece dinero y disculpas
Bill Clinton propuso un acuerdo a Paula Jones a comienzos de este mes, seg¨²n han informado los abogados de la mujer que acusa al presidente de Estados Unidos de haberse bajado los pantalones delante de ella y haberle solicitado una felaci¨®n en 1991, cuando ¨¦l era gobernador de Arkansas. Clinton, a trav¨¦s de sus abogados, ofreci¨® a Jones 700.000 d¨®lares (m¨¢s de 100 millones de pesetas) y "alg¨²n tipo de disculpa p¨²blica". Luego subi¨® la cifra a 750.000 d¨®lares. Jones, seg¨²n sus abogados, rechaz¨® la oferta porque quer¨ªa 900.000 d¨®lares y una disculpa p¨²blica m¨¢s expl¨ªcita.
El juicio por acoso sexual del presidente norteamericano debe comenzar en Little Rock, la capital de Arkansas, el pr¨®ximo 27 de mayo, pero al ser un litigio civil las partes pueden evitar la vista oral en cualquier momento a trav¨¦s de un acuerdo privado. Clinton est¨¢ impaciente por quitarse este asunto de encima para poder concentrarse en su defensa en el caso Lewinsky, potencialmente m¨¢s peligroso.Respondiendo a esta estrategia, el equipo de defensa de Clinton en el caso Jones neg¨® ayer la veracidad de las informaciones referentes a la oferta de acuerdo. "En ning¨²n momento hicimos una propuesta a los abogados de Paula Jones en nombre del presidente Clinton", declar¨® el abogado Mitchell Ettinger. El desmentido no fue recibido con credibilidad en medios pol¨ªticos y jur¨ªdicos de Washington. Tampoco los principales medios de comunicaci¨®n lo consideraron algo m¨¢s que una gesti¨®n rutinaria por parte de los abogados. Es sabido que ya en el pasado los abogados de Clinton propusieron dinero a Jones para que retirara su denuncia, como tambi¨¦n lo es que Hillary Clinton ha sido partidaria desde el primer momento de cerrar este asunto mediante un pacto con la denunciante.
En el otro frente, el caso Lewinsky, Clinton no est¨¢ siendo investigado por el fiscal independiente Kenneth Star por la posibilidad de que sostuviera en la Casa Blanca relaciones sexuales mutuamente consentidas con una becaria, sino por ser sospechoso de haber cometido los delitos de perjurio, incitaci¨®n al perjurio y obstrucci¨®n a la justicia. Esos delitos habr¨ªan sido cometidos en las declaraciones bajo juramento del presidente y de Monica Lewinsky ante los abogados de Paula Jones.
Kenneth Starr pareci¨® ayer haber entendido el mensaje en forma de rapapolvo que le propinaron los medios de comunicaci¨®n de EE UU cuando cit¨® a declarar a un consejero de prensa de la Casa Blanca y le exigi¨® que le diera toda la informaci¨®n sobre sus contactos con periodistas a prop¨®sito del caso Lewinsky.
Starr sigui¨® defendiendo su derecho a investigar "las fuentes de desinformaci¨®n que est¨¢n obstaculizando con una avalancha de mentiras" su trabajo. El fiscal especial inform¨®, sin embargo, que hab¨ªa ordenado a su equipo volver a "centrarse" en la "tarea principal: las relaciones entre Clinton y Lewinsky".
Las acusaciones contra Starr provocaron incluso que ayer el asesor de relaciones p¨²blicas de la Casa Blanca Sidney Blumenthal tuviera que comparecer ante un tribunal para aclarar su responsabilidad en una presunta campa?a difamatoria contra el personal que trabaja a las ¨®rdenes de Starr.
Mientras, el gran jurado sigue escuchando los testimonios de personas cercanas tanto al presidente como a la antigua becaria de la Casa Blanca. Las preguntas dirigidas al personal de la presidencia norteamericana se centran no s¨®lo en la evidencia o no de una relaci¨®n entre Bill Clinton y Monica Lewinsky, sino tambi¨¦n en cu¨¢les fueron los motivos para que la becaria fuera trasladada al Pent¨¢gono en 1996.
Desvanecida, o al menos aplazada, la Operaci¨®n Trueno del Desierto, interpretada por muchos dentro y fuera de EE UU como una cortina de humo, los apuros personales de Clinton volvieron ayer a ocupar el espacio m¨¢s destacado de la primera p¨¢gina de The Washington Post.
"Clinton", dec¨ªa el mi¨¦rcoles ese peri¨®dico en un editorial, "es el ¨²nico que puede poner punto final a un esc¨¢ndalo que no est¨¢ haciendo bien a nadie. El presidente deber¨ªa simplemente contar la verdadera historia de lo que ocurri¨® entre ¨¦l y Monica Lewinsky. Y si ello le causa problemas, deber¨ªa encajarlos y superarlos".
El titular de la Casa Blanca sigue, no obstante, neg¨¢ndose a explicar en p¨²blico la naturaleza de sus relaciones con Monica Lewinsky. Incumple la promesa que efectu¨® en enero al pueblo norteamericano -la de ofrecer "pronto" una explicaci¨®n completa- con el argumento de que se lo prohibe el secreto de la instrucci¨®n. Pero la Casa Blanca ya admiti¨® hace dos semanas que ese argumento es falaz, despu¨¦s de que prominentes juristas norteamericanos recordaran que la ley sobre el gran jurado no proh¨ªbe a los protagonistas y los testigos ofrecer p¨²blicamente su versi¨®n de los hechos.
La popularidad de Clinton sigue muy alta, pero los analistas afirman que el fen¨®meno est¨¢ basado en el buen estado de la econom¨ªa y a?aden que los norteamericanos siguen reserv¨¢ndose el juicio sobre la veracidad del caso Lewinsky y la culpabilidad del presidente.
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