Realojados en La Celsa y La Rosilla venden sus prefabricados a traficantes de droga
La miseria tambi¨¦n se vende. Las viviendas prefabricadas de los poblados marginales de La Celsa y La Rosilla se han convertido en objeto de la especulaci¨®n de los traficantes de droga. Los inquilinos de estas casetas, antiguos chabolistas que pagan un alquider m¨ªnimo al Consorcio para el Realojamiento de la Poblaci¨®n Marginada, han empezado a venderlas por precios que alcanzan los dos millones de pesetas a los traficantes, que las usan como despachos de hero¨ªna y coca¨ªna. Este negocio, seg¨²n fuentes policiales, se ha extendido a un 20% de las viviendas de estos poblados. El Consorcio se limit¨® a se?alar que ha entregado a los jueces cuatro expedientes abiertos por esta pr¨¢ctica en La Celsa.
Sentado en una silla de tijera, el T¨ªo Aquilino, uno de los patriarcas gitanos de La Celsa, mataba ayer el tiempo con un palillo en la boca y un atardecer anaranjado. En el poblado se hab¨ªa desatado una pelea entre familias, y a Aquilino, ensimismado, no le apetec¨ªa mucho templar los ¨¢nimos. Prefer¨ªa charlar. ?Que si se venden casas? Pues claro. Aqu¨ª los alquileres son muy altos, se llega a pagar [al Consorcio] 14.000 pesetas al mes, y hay familias que no tienen ese dinero y prefieren vender a los que trafican con droga. Les dan un mill¨®n de pesetas y, ya ves, eso es dinero".-?Y qu¨¦ hacen con el dinero?
-Pues gast¨¢rselo en comer y beber, que todos morimos.
En La Celsa viven unas 500 personas, en su mayor¨ªa de etnia gitana. Procedentes de uno de los m¨¢s m¨ªseros poblados chabolistas de la capital, en 1995 fueron realojados por las instituciones en 96 casas bajas construidas sobre los restos de su antiguo asentamiento en Puente de Vallecas. El poblado de casas prefabricadas de La Rosilla (Vallecas Villa) constituye un caso similar. Creado en 1992, sus cerca de 700 habitantes, en su mayor¨ªa gitanos, proceden del realojo de las chabolas de Pies Negros y Los Focos.
Pese a estas mejoras, ambos asentamientos siguen siendo centro del tr¨¢fico de drogas de la periferia de la capital. Miles de toxic¨®manos se sumergen a diario entre sus callejuelas a comprar hero¨ªna y coca¨ªna. Este trasiego, que c¨ªclicamente desata las iras vecinales, ha vuelto a poner en circulaci¨®n una pr¨¢ctica que se remonta a la ¨¦poca de las chabolas: el alquiler o venta de las infraviviendas. Pero ahora la diferencia estriba en que las casetas no mueren en tierra de nadie, sino que son propiedad de las instituciones y las gestiona el Consorcio, un organismo en el que participa el Ayuntamiento y la Comunidad y que las alquila a precios bajos a familias sin recursos. Y aqu¨ª surge la picaresca.
Din¨¢mica de mercado
Convertidos los poblados en hipermercados de la droga, las casas, simples prefabricados de hormig¨®n, son codiciadas por los traficantes por su emplazamiento. El resultado es que los camellos ofrecen entre uno o dos millones de pesetas a los titulares a cambio de disponer de las viviendas y, conseguir as¨ª un puesto privilegiado para atender a la infinita clientela. "Es una especie de din¨¢mica de mercado: las casas por s¨ª no valen mucho, pero ante el n¨²mero de toxic¨®manos que acuden a los poblados adquieren valor para los traficantes", se?al¨® una fuente policial.Los agentes de la comisar¨ªa de Entrev¨ªas, cuya demarcaci¨®n controla ambos poblados, han destapado en el ¨²ltimo a?o una decena de viviendas ocupadas (previo pago) por traficantes. El descubrimiento de estos casos ha derivado en la apertura de expedientes por parte del Consorcio. Este organismo, que ayer apenas facilit¨® datos sobre estos hechos, afirm¨® que por este tipo de ventas en La Celsa ya ha instruido y entregado al juez cuatro de estos expedientes. El acoso institucional, sin embargo, no ha conseguido eliminar este fraude.
"Es una cadena. El que vende, se va a casa de sus familiares en el mismo poblado, y el que compra, si es descubierto, es sustituido por otros, tambi¨¦n del mismo poblado. Y nuevamente se inicia el ciclo", dijo una fuente policial
Otro sistema para obtener un beneficio supletorio de estas viviendas es alquilarlas a los traficantes. ?sta era la situaci¨®n de la casa baja situada en la calle de Martinete, 5, de La Celsa. All¨ª, el Grupo de Delincuencia Urbana de Entrev¨ªas detuvo el mi¨¦rcoles pasado a tres supuestos traficantes, con 148 gramos de hero¨ªna y coca¨ªna. La vivienda hab¨ªa sido asignada por el Consorcio a Alegr¨ªa L. B., de 20 a?os, y a su marido. Pero ¨¦stos, seg¨²n la polic¨ªa, la realquilaban por las tardes, a cambio de un porcentaje de su recaudaci¨®n, a Aurora M. R., de 22 a?os, y su esposo, Francisco J. B., de 27. Esta ¨²ltima pareja, que despachaba unos 100 gramos al d¨ªa de droga, resid¨ªa, curiosamente, en un piso del Ivima en Vallecas.
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