Montxu Miranda, contra la precariedad
En la vieja tradici¨®n espa?ola del atleta autodidacto, sometido a condiciones penosas para progresar, Montxu Miranda comienza a escalar los r¨¢nkings de salto con p¨¦rtiga. S¨®lo cuenta 21 a?os, pero acaba de batir el r¨¦cord de Espa?a con 5,78 metros, una marca respetable que sirve de aviso para navegantes. Pero su espl¨¦ndido talento est¨¢ limitado por las extravagantes condiciones de entrenamiento.Miranda est¨¢ tutelado por Javier Navas, su entrenador, un fan¨¢tico del salto con p¨¦rtiga que trabaja en un h¨¢bitat desolador. Navas y Miranda viven en Santurtzi, en la margen izquierda de la r¨ªa del Nervi¨®n. Hace 14 a?os, Navas se aburr¨ªa con sus amigos y decidi¨® meterse en alg¨²n deporte por la v¨ªa del azar: a cara o cruz, literalmente. Cara, atletismo; cruz, remo. Sali¨® cruz, la inscripci¨®n en el club de Santurtzi se retrasaba hasta septiembre. As¨ª que atletismo. Lo de la p¨¦rtiga fue por el estado de necesidad. El equipo estaba hu¨¦rfano de pertiguistas y tiraron de Navas. All¨ª comenz¨® una modesta carrera que se coron¨® con un salto de 4,20. Su destino era otro: ser¨ªa entrenador. Ten¨ªa la fiebre y la vocaci¨®n. Navas encontr¨® a Montxu Miranda, cuando el pertiguista contaba 14 a?os. Un estudio antropom¨¦trico determin¨® que alcanzar¨ªa una estatura de 1,86 cent¨ªmetros. Dispon¨ªa adem¨¢s de la velocidad necesaria para la especialidad. Las condiciones estaban all¨ª. Miranda sobrepas¨® las estimaciones de las pruebas. Mide 1,91, es potente, r¨¢pido y aprende pronto. Sin embargo, su trabajo y el de su entrenador est¨¢ severamente castigado por la escasez de instalaciones en Vizcaya. Cada semana tienen que trasladarse dos veces a San Sebasti¨¢n, y en ocasiones a Madrid, para entrenar la t¨¦cnica. Para eso necesitan un recinto cerrado, o un m¨®dulo especial de entrenamiento. En Vizcaya no lo encuentran. La situaci¨®n perjudica gravemente a Miranda y a su entrenador, que ha declinado la posibilidad de dirigir a otros atletas para no caer en la frustraci¨®n. En las ¨²ltimas semanas, y a la vista de las espectaculares marcas del joven pertiguista, la Diputaci¨®n Foral de Vizcaya ha decidido sufragarle algunos gastos y gestionarle la b¨²squeda de un recinto para los entrenamientos. En el horizonte se abre la posibilidad de utilizar uno de los frontones cubiertos de Sestao. Mientras Miranda trata de desembarazarse de las precariedades que le rodean, su posici¨®n como pertiguistas cada vez es m¨¢s s¨®lida. Ayer fue cuarto con 5,70, despu¨¦s de un concurso normal, sin excesos. Pero el futuro le pertenece, siempre que no tenga que desgastarse en la lucha contra el enemigo exterior: la falta de condiciones para que emerja su indiscutible talento.
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