Los Quince planean aplazar la elecci¨®n de la c¨²pula del BCE hasta despu¨¦s de la cumbre del euro

La "cumbre del euro" del 1 de mayo se abstendr¨¢, casi con total seguridad, de elegir al presidente del nuevo Banco Central Europeo (BCE). La presidencia brit¨¢nica de la Uni¨®n Europea (UE), deseosa de que nada empa?e la jornada en que se aprobar¨¢ la lista de los pa¨ªses que accedan al euro, tiene pr¨¢cticamente decidido no incluir ese punto en el orden del d¨ªa. Dif¨ªcilmente el litigio franco-holand¨¦s se resolver¨¢ para esa cita, pues Francia desconf¨ªa de los pactos no escritos.

La cumbre del euro (Consejo Europeo especial que se prolongar¨¢ los d¨ªas 1, 2 y 3 de mayo) deb¨ªa adoptar tres decisiones: la criba de las monedas admitidas al euro; la fijaci¨®n de sus paridades irrevocables y la elecci¨®n del presidente y miembros del directorio del BCE, un organismo decisivo porqu¨¦ controlar¨¢ la pol¨ªtica monetaria en la era del euro.La designaci¨®n de la c¨²pula del BCE en esa fecha est¨¢ pr¨¢cticamente descartada. Altas fuentes comunitarias atribuyen la decisi¨®n a la presidencia brit¨¢nica. ?sta no quiere desacreditarse ni empa?ar el ¨¦xito de una cita hist¨®rica de gran simbolismo fracasando en una decisi¨®n a¨²n inmadura y para la que queda un lapso de tiempo, pues el BCE debe empezar a funcionar seg¨²n dispone el Tratado de Maastricl¨ªt, el 1 de julio.

La decisi¨®n sobre los nombramientos no est¨¢ madura. Parece imposible alcanzar para entonces la requerida unanimidad de los pa¨ªses incorporados al euro. Y no hay unanimidad porque las f¨®rmulas de compromiso para elegir presidente que contenten a Holanda -que defiende a su gobernador y actual presidente del Instituto Monetario Europeo (IME), Wim Duisenberg- y Francia -que propuso al suyo, JeanClaude Trichet- muestran agujeros. Par¨ªs desconf¨ªa de un pacto de caballeros sin garant¨ªas escritas. El ministro de Exteriores holand¨¦s, Hans van Mierlo, sugiri¨® la primera propuesta transaccional poco despu¨¦s de que Jacques Chirac y Lionel Jospin propusiesen, el pasado 4 de noviembre, la candidatura de Trichet. Consist¨ªa en compartir el mandato entre ambos aspirantes. Enseguida se vio que el tratado lo impide, pues establece un mandato largo -de ocho a?os-, infragmentable y no renovable, para garantizar al zar del BCE suficiente autonom¨ªa respecto de las presiones pol¨ªticas. El presidente luxemburgu¨¦s, Jean-Claude Juncker, aderez¨® esa idea en la cumbre de diciembre al proponer que el reparto derivase de un imperativo f¨¢ctico: la fijaci¨®n de la edad de jubilaci¨®n en el "estatuto de inmunidades" del banco, con lo que si se eleg¨ªa a Duisenberg -63 a?os- deber¨ªa retirarse al cabo de dos o cuatro a?os (a los 65 o a los 67). Pero ¨¦ste, a quien Van Mierlo no inform¨®, se mostr¨® susceptible. Y la propuesta tampoco suscit¨® el entusiasmo de todo el Gobierno holand¨¦s, al considerarla discriminatoria, puesto que en todo caso el supuesto segundo presidente, Trichet, deber¨ªa gozar de un mandato de ocho a?os, esto es, en el mejor de los casos, el doble que su antecesor. Otros arguyeron que una edad muy temprana de jubilaci¨®n descartar¨ªa a demasiados buenos profesionales en los sucesivos relevos a lo largo del tiempo. Quedaba el pacto de caballeros, un compromiso personal de Duisenberg para retirarse al cabo de un plazo, y otro de los jefes de Gobierno acordando sustituirle entonces por Trichet. Problema: no se pueden plasmar sobre el papel, so pena de que a los mercados les sonase a pasteleo. Problema adicional: a la hora de nombrar a Trichet ya se habr¨¢n incorporado al curo los pa¨ªses de la segunda velocidad (Reino Unido, Dinamarca, Suecia), que ahora carecen de derecho a voto. Francia teme que cualquiera pueda romper el acuerdo verbal, presentando candidatos alternativos. De modo que la pol¨¦mica sigue sin soluci¨®n inmediata. Otro factor aconseja adem¨¢s el aplazamiento. Holanda celebra el 6 de mayo elecciones legislativas, y su clase pol¨ªtica pretende que este asunto no sea capitalizado, ni a favor ni en contra, por ninguno de los partidos que forman la actual coalici¨®n de Gobierno (el socialista del primer ministro Wim Kok y el liberal del ministro de Hacienda, Gerrit Zalm). Por eso se perfila la idea de adoptar la decisi¨®n en el Ecofin (Consejo de Ministros de Econom¨ªa y Finanzas) del 19 de mayo, someti¨¦ndola a la aprobaci¨®n escrita de los jefes de Estado o de Gobierno, que no necesitar¨ªan reunirse en una cumbre especial. Les bastar¨ªa con celebrar el nombramiento en el Consejo Europeo de Cardiff (15 y 16 de junio). Las ventajas de la primera fecha sobre la de Cardiff son que da m¨¢s plazo para fraguar el acuerdo, para los trabajos de prelanzamiento del BCE y para la obtenci¨®n de la confianza pol¨ªtica (en bloque, como se hizo con la Comisi¨®n) a trav¨¦s de las audiencias prescritas del Parlamento Europeo. La desventaja es que evidencia, a¨²n m¨¢s, el creciente poder cuasitecnocr¨¢tico del Ecofin, que ya ha desbordado al Consejo de Asuntos Generales (ministros de Exteriores) y cuya sombra se cierne, abrumadora, incluso sobre el Consejo Europeo.