Dialogar en Kosovo
LOS TR?GICOS acontecimientos en Kosovo indican que ese territorio, poblado en un 90% por albaneses, pero perteneciente a Serbia, est¨¢ ya maduro para un cambio. De no lograr que se encarrile por la v¨ªa del di¨¢logo, la violencia puede degenerar en una guerra que podr¨ªa extenderse a toda la regi¨®n y afectar a Albania, Macedonia y Grecia. Aunque el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, considera los problemas de Kosovo una "cuesti¨®n interna", estamos claramente ante una crisis internacional de enorme relevancia -en concreto europea- que requiere una respuesta tambi¨¦n internacional. Hay demasiado en juego. Europa y EE UU tienen el deber de reconducir la crisis hacia una soluci¨®n pac¨ªfica.Los problemas de Kosovo, los 11.000 kil¨®metros cuadrados m¨¢s miserables de Serbia, tienen amplias ra¨ªces hist¨®ricas. Los serbios consideran este territorio cuna de su historia desde su derrota frente a los turcos hace m¨¢s de 500 a?os, aunque en su mayor¨ªa abandonaron esas tierras hoy pobladas por dos millones de habitantes. Milosevic elimin¨® brutalmente en 1989 la autonom¨ªa administrativa de que gozaban los albaneses en Kosovo, aunque ¨¦stos preservaron de hecho espacios propios en materia de sanidad y educaci¨®n y fueron eligiendo a sus representantes. Su presidente actual, Ibrahim Rugova, defiende la resistencia pac¨ªfica al estilo de Gandhi, una opci¨®n que parece tener pocos adeptos ante los pocos resultados obtenidos. Frente a ¨¦l, y de la mano de la creciente represi¨®n serbia, ha surgido el violento Movimiento de Liberaci¨®n del Kosovo (UCK), que ha servido tambi¨¦n de justificaci¨®n para la violenta represi¨®n por parte de la polic¨ªa serbia en diversas localidades y que se ha cobrado el fin de semana al menos 22 muertes en Drenica.
Es de esperar que la situaci¨®n no se degrade tanto como para hacer inviables las elecciones oficiosas en Kosovo previstas para el 22 de marzo y cuyo ganador ser¨¢ el que tenga que negociar con Belgrado. Tendr¨¢ que haber negociaci¨®n para restablecer y ampliar la autonom¨ªa de los albaneses de Kosovo. Dada la debilidad de Milosevic -que no le impide ser una vez m¨¢s el personaje clave- y de una Yugoslavia (Serbia y Montenegro) agotada por la guerra y las sanciones, EE UU y la Uni¨®n Europea deben ejercer toda la presi¨®n de que disponen -que no es poca- combinando sanciones y perspectivas de ayuda para que Belgrado negocie.
A¨²n es pronto para hablar de una intervenci¨®n militar internacional. De hecho es lo que han esperado, e incluso intentado provocar, durante a?os los albaneses de Kosovo, al considerarla la mejor baza para lograr su independencia de Belgrado, una independencia que la Uni¨®n Europea y Estados Unidos no han apoyado nunca. ?se es un camino en el que se entra f¨¢cilmente, pero que, como demuestra la experiencia de la antigua Yugoslavia, nunca se sabe ad¨®nde lleva, en una zona en la que la conexi¨®n albanesa bastar¨ªa para ampliar la crisis a muchos pa¨ªses del entorno. La situaci¨®n es todav¨ªa controlable y debe darse una oportunidad a la diplomacia preventiva sobre otras opciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.