La censura sigue viva en Italia
La comisi¨®n del espect¨¢culo proh¨ªbe un filme tildado de blasfemo y que se exhibi¨® en la Berlinale
Un Jesucristo que perece disuelto en ¨¢cido por orden de un boss mafioso; ¨¢ngeles sodomizados; un disminuido ps¨ªquico que desfoga sus impulsos sexuales con una imagen de la Virgen y es finalmente crucificado en lugar del hijo de Dios sin que ¨¦ste mueva un dedo... Todo esto aparece en la pel¨ªcula Tot¨® que vivi¨® dos veces. Una historia cruda, filmada en blanco y negro por los directores sicilianos Franco Maresco y Daniele Cipr¨¬, que se exhibi¨® discretamente en la secci¨®n Panorama de la Berlinale (el Festival de Berl¨ªn) y que, probablemente, hubiera recibido una acogida no menos discreta en un pa¨ªs cat¨®lico y amante de las buenas formas como Italia.Sin embargo, el destino o, m¨¢s concretamente, el comit¨¦ de censura del Departamento de Espect¨¢culos italiano le ten¨ªa reservado otro final: el de convertirse en piedra de esc¨¢ndalo, bar¨®metro de la tolerancia cultural de la democracia italiana. Porque la distribuci¨®n de Tot¨® que vivi¨® dos veces acaba de ser vetada por dicha comisi¨®n.
Los censores, que consideran el filme "blasfemo" y sin ning¨²n "mensaje" que justifique su osad¨ªa, han coincidido, sin propon¨¦rselo, en su dictamen con Claudio Sorgi, el encargado de temas de comunicaci¨®n en el diario de la Conferencia Episcopal Italiana, Avvenire. Para el sacerdote Sorgi, la pel¨ªcula alcanza "un nivel de demencia y de locura nunca visto hasta ahora".
La marea de cr¨ªticas provocada por la decisi¨®n del comit¨¦ ministerial, integrado por un magistrado, un psic¨®logo, una pedagoga, una cineasta, un doctor en leyes, un periodista y un representante de la industria cinematogr¨¢fica, no ha hecho m¨¢s que crecer desde el lunes. A la cabeza de los cr¨ªticos figuran no s¨®lo los dos directores sicilianos, que ven lesionado su orgullo y su bolsillo, sino destacados representantes de la cinematograf¨ªa nacional. Desde Bernardo Bertolucci, que sufri¨® en carne propia la censura cuando en 1972 su pel¨ªcula ?ltimo tango en Par¨ªs fue retirada de las carteleras italianas y su director fue condenado a dos meses de c¨¢rcel y privado de los derechos civiles durante cinco a?os, hasta Mario Monicelli y el realizador, a menudo tildado de "pornogr¨¢fico", Tinto Brass.
Pero el ataque m¨¢s duro contra los censores ha partido del distribuidor de Tot¨® que vivi¨® dos veces, Andrea Occhipinti, que de momento se ha quedado con los derechos y sin la pel¨ªcula.
Normalmente, las pel¨ªculas que se exhiben en Italia son revisadas por el comit¨¦ de censura, que establece la calificaci¨®n moral del filme; es decir, si es apto para todos los p¨²blicos, s¨®lo para los mayores de 14 a?os o para los de 18. La cuarta opci¨®n -rara vez escogida- es la que prev¨¦ su no distribuci¨®n. Algo que en Italia no ocurr¨ªa desde 1983, cuando fue vetada Io con te no ci sto pi¨² (Yo no sigo contigo), de Gianni Amico.
La indignaci¨®n del mundo cultural ha hecho vacilar incluso la determinaci¨®n de algunos miembros del Gobierno, responsables en ¨²ltima instancia del mantenimiento de la ley. El ministro de Cultura y vicepresidente del Gobierno italiano, Walter Veltroni, cogido entre dos fuegos por los periodistas en un acto cultural celebrado ayer en Mil¨¢n, sali¨® del paso como pudo, declar¨¢ndose, eso s¨ª, "contrario a la censura previa" en el cine. Respecto a la pel¨ªcula de Maresco y Cipr¨¬, Veltroni subray¨® que no la hab¨ªa visto, y justific¨® la contradicci¨®n esencial de censurar previamente un filme financiado con dinero p¨²blico con una sencilla explicaci¨®n: "Sobre la pel¨ªcula han decidido dos comisiones: una que ha analizado el gui¨®n y ha optado por conceder una ayuda econ¨®mica y otra que ha visto el filme ya realizado y ha decidido censurarlo".
Lo que ahora le ha ocurrido a Tot¨®..., que parad¨®jicamente hab¨ªa recibido, adem¨¢s de ayuda financiera oficial, apoyo econ¨®mico del propio alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, no es nuevo del todo en Italia. Pel¨ªculas como Grito, de Antonioni, o Las noches de Cabiria, de Fellini, se toparon con la censura, que expurg¨® algunas escenas inconvenientes. Claro que eso era en los a?os cincuenta. M¨¢s tarde, ?ltfino tango en Par¨ªs o Sal¨®, de Pier Paolo Pasolini, se enfrentaron tambi¨¦n a los censores, pero en ambas ocasiones los filmes fueron retirados de las pantallas una vez estrenados. La queja de Maresco y Cipr¨¬ es que el suyo, si el recurso no lo remedia, ni siquiera llegar¨¢ a las salas. De momento, el esc¨¢ndalo ha asegurado a Tot¨®... un lleno en el pase de gala que se celebrar¨¢ hoy en Palermo y en el del pr¨®ximo jueves en Florencia.
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