Versos libres para presos
El colectivo Aldea Po¨¦tica lleva sus versos j¨®venes al centro penitenciario de Soto del Real
Un recital po¨¦tico en la c¨¢rcel. Escenario: centro penitenciario de Soto del Real. Poetas: Ana Caballero, V¨ªctor Olaya y Diego Bl¨¢zquez, miembros del colectivo Aldea Po¨¦tica. Destinatarios: reclusos y reclusas del M¨®dulo X de esta prisi¨®n.Una cincuentena de reclusos y reclusas forma parte de este m¨®dulo. El nexo es que todos estudian en la Universidad Nacional de Ense?anza a Distancia. Sus preferencias se inclinan por el Derecho, opci¨®n llena de elocuencia.
Los universitarios de est¨¦ m¨®dulo cuentan con facilidades para estudiar: les es permitido apagar las luces de sus c¨¦lulas m¨¢s tard¨ªamente que al resto de la poblaci¨®n reclusa, por las mejores condiciones que la noche les brinda. Tambi¨¦n emplean ordenadores.
La iniciativa de acercar la poes¨ªa al centro penitenciario de Soto procede de Solidarios para el Desarrollo, una organizaci¨®n que asume la encomienda de suministrar vitalidad cultural a los reclusos del m¨®dulo mediante conferencias, actos musicales y otros est¨ªmulos.
La poes¨ªa, hasta ayer, no hab¨ªa entrado en un penal como Soto de una manera directa, dada la juventud de este recinto carcelario, apenas tres a?os.
Pero la poes¨ªa s¨ª ha emergido al exterior desde el interior de los presidios, como la historia de la po¨¦tica espa?ola muestra: Miguel de Cervantes, preso en Argel durante a?os; Francisco de Quevedo, encarcelado en el caser¨®n leon¨¦s de San Marcos, o, m¨¢s cerca en el tiempo, en los a?os cuarenta de nuestro siglo, el poeta comunista Miguel Hern¨¢ndez, con sus desgarradas Nanas de la cebolla, dedicadas a su nacido y desnutrido hijo, escribieron poemas repletos de sed de amor y libertad.
Quien llev¨® ayer la belleza a la prisi¨®n ha sido el colectivo Aldea Po¨¦tica, un grupo muy din¨¢mico que cosecha la mies literaria de poetas j¨®venes de ambos sexos, como V¨ªctor, Diego y Ana, bajo la coordinaci¨®n de los hermanos Juan y Antonio Pastor, ¨¦ste tambi¨¦n poeta: han acudido a conventos o, ahora, al penal de Soto para abarcar con la belleza de sus poemas estos espacios habitualmente a ella sellados.
Con sus voces, sus palabras c¨¢lidas repletas de intimidad y el rasgueado de sus guitarras, al que se ha unido un recluso, de nombre Miguel, que canta con el coraz¨®n dolorido, el colectivo Aldea Po¨¦tica llev¨® ayer a este centro penitenciario la certeza de que la poes¨ªa es capaz de atravesar todos los valladares y ahuyentar con su b¨¢lsamo tanto sufrimiento: "Pero, amigos, venid, dejemos las orillas de enloquecidos p¨¢jaros en esta noche... con su calor agruparemos dioses con las manos nuestras y, mientras el viento hinca su ligaz¨®n de fugas, sigamos abrazados".
Los versos de Marta Royo, le¨ªdos por Ana Caballero, arrancaron ayer un beso furtivo e inocente entre un recluso y su amada, tambi¨¦n presa, refugiados entre un auditorio ensimismado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.