"Hay que empezar a pensar en dejarlo"
Luis Aragon¨¦s repasa 24 a?os de profesi¨®n y 600 partidos en Primera
Veinticuatro a?os de profesi¨®n y, desde ayer, 600 partidos en Primera. Ning¨²n otro t¨¦cnico espa?ol ense?a sus n¨²meros (Miguel Mu?oz ten¨ªa 599). Luis Aragon¨¦s (59 a?os) los mira y no acaba de cre¨¦rselos. "Son una barbaridad, demasiados para un organismo. Hay que empezar a pensar en dejarlo". Pronostica su retirada para "dentro de dos a?os", pero desde hace seis ha repetido mec¨¢nicamente lo mismo. Lo deje donde lo deje, su carrera de entrenador es desde ayer la m¨¢s larga de Espa?a. Y sobre ella, sobre algunos de sus episodios, acept¨® hablar.
EL PRIMER PASO. El Atl¨¦tico estaba a ocho puntos del l¨ªder y s¨®lo hab¨ªan transcurrido ocho jornadas. Lleg¨® el Sporting y arranc¨® un nuevo empate del Manzanares: Juan Carlos Lorenzo fue destituido. Vicente Calder¨®n, el presidente, mand¨® subir del vestuario a un jugador, Luis, entonces as¨ª a secas, y le dijo: "Quiero que seas el nuevo entrenador". Pese a sus 36 a?os, Luis no hab¨ªa pensado a¨²n en la retirada, pero acept¨®: "Calder¨®n ten¨ªa tal ascendencia sobre m¨ª, que no supe decir que no. Me acost¨¦ como jugador y me levant¨¦ como entrenador. Fue un trago complicado. Tuve que dialogar con los futbolistas mucho m¨¢s de lo que hago ahora, convencerles de por qu¨¦ deb¨ªan hacer unas cosas que antes yo tampoco quer¨ªa hacer. La relaci¨®n, el ca?eo y compadreo de cuando ¨¦ramos compa?eros, fue similar en los tres o cuatro primeros meses. Luego, ya di m¨¢s distancias. Ten¨ªa que ser as¨ª".
MALA MEMORIA. A Luis Aragon¨¦s le cuesta ordenar ahora sus primeros a?os en el Atl¨¦tico. Fueron menos de los que dice (seis consecutivos, hasta la temporada 1979-80, no siete u ocho) y con menos t¨ªtulos (una Copa, 1976, no dos o tres). Pese a la seguridad con la que acept¨® el reto, tampoco se aproxim¨® demasiado al citar la alineaci¨®n con la que consquist¨® su ¨²nica liga, la 1976-1977. "?El once? S¨ª, hombre. m¨¢s o menos eran Melo, el de Badajoz [Eusebio], Pereira, seguramente entonces el mejor l¨ªbero del mundo, Calleja o Julio Alberto o uno de ¨¦stos; en el centro del campo Adelardo, Irureta, Salcedo y Heredia; y arriba Leivinha, G¨¢rate, aunque creo que estuvo lesionado, Becerra, Ayala... " No mencion¨® a algunos habituales: Marcelino, Benegas, Cap¨®n, Panadero D¨ªaz, Leal, Alberto -no haberse acordado de ¨¦l le doli¨® de veras- y Rub¨¦n Cano, que fue el m¨¢ximo goleador del equipo. Y desubic¨® de ¨¦poca a Calleja, Adelardo, Irureta, que ya no estaban, y Julio Alberto, que a¨²n no hab¨ªa llegado. "Fueron tantos a?os que mezclo", se lamenta.
LA ENFERMEDAD. Su prirnera aventura lejos del Manzanares, en el banquillo del Betis (temporada 1981-82), no le dur¨® mucho. Tan s¨®lo unos d¨ªas (un partido, seg¨²n los datos oficiales). Le oblig¨® a dejarlo una misteriosa enfermedad mental (fobia de anticipaci¨®n), que luego le reaparecer¨ªa en tres ocasiones. "Nada m¨¢s firmar, en la pretemporada, se me presentan unos dolores de cabeza impresionantes. Los m¨¦dicos me dicen que necesito un tiempo para curarme y dejo de entrenar. Me trato los dolores, voy conoci¨¦ndome mejor, que de eso se trataba, voy haciendo las cosas mejor para no deprimirme, y me curo. Vuelvo a entrenar. Despu¨¦s, en el Bar?a y en el Atl¨¦tico, tengo problemas de tres o cuatro d¨ªas, de estar deprimido ese tiempo, pero ya nada importante. Y desde hace muchos a?os, no me ha vuelto a pasar".
A LAS MANOS CON GIL. Frente a los presidentes, Luis Aragon¨¦s ha utilizado una estrategia de excelentes resultados. Si intu¨ªa que le citaban al despacho para destituirle, les ganaba por la mano: les reprochaba algo, se pon¨ªa agresivo, les culpaba de los malos resultados, amenazaba con irse... Y sal¨ªa reforzado. La t¨¢ctica no le funcion¨® con Jes¨²s Gil, a quien lleg¨® a agarrar del cuello en una discusi¨®n. "T¨² te crees que soy un imb¨¦cil", coment¨® Gil, "a m¨ª no me presiona nadie. Te crees que el club es tuyo. Pues a partir de ahora se va a acabar aqu¨ª el amiguismo y los derechos adquiridos que algunos cuantos hab¨¦is considerado que ten¨ªais de por vida". Luis se lanz¨® a por ¨¦l: "Gil es un hombre que sabe decir las cosas para herir. En ese momento me hiri¨® y por eso salt¨¦".
LA FOTO FIRMADA. Los jugadores del Bar?a firmaron un manifiesto en el que ped¨ªan la dimisi¨®n del presidente (el llamado Mot¨ªn del Hesperia) y Luis Aragon¨¦s les defendi¨®. "Ellos sal¨ªan perjudicados en unos dineros y consider¨¦ que llevaban raz¨®n". Y ese apoyo, pese a que conquist¨® una Copa del Rey (1988) y evit¨® que el club azulgrana se quedara por primera vez en su historia fuera de Europa, le cost¨® su salida. No se arrepiente. Luis siempre fue as¨ª. Y adem¨¢s, ese gesto le report¨® el ¨²nico recuerdo de su carrera que se resiste a descolgar, una foto firmada por los jugadores con la leyenda "encontramos un entrenador y un hombre de palabra". No conserva muchas m¨¢s cosas de su vida deportiva: "Y casi aposta, no me quiero emocionar".
LOS TRUCOS. Luis Aragon¨¦s se ha manejado bien con los jugadores. Les ha sabido tener contentos y motivarles, a veces, eso s¨ª, recurriendo a peque?as triqui?uelas. Un ejemplo: "Un d¨ªa, antes de jugar en Oviedo, donde el Atl¨¦tico llevaba unos cuantos a?os siendo goleado, le coment¨¦ a Futre: ?Has le¨ªdo a Gorriar¨¢n? Dice que te ha cogido la medida, que no eres tan bueno, que lo tuyo s¨®lo es fama y tal. '?D¨®nde, m¨ªster, d¨®nde?', me contest¨®. Pues hasta en la hoja parroquial, y me fui. El pobre Gorriar¨¢n no hab¨ªa dicho ni una palabra, pero el Atl¨¦tico gan¨® y Futre se sali¨®".
EL MEJOR, SCHUSTER. De todos los jugadores que ha tenido a sus ¨®rdenes, le fascinaron Leivinha, G¨¢rate y Lineker. Y, sobre todo, Bernd Schuster: "Es el que mejor ve¨ªa la situaci¨®n en el campo. Cuando yo pensaba 'yo la mandar¨ªa ahora a la izquierda', ¨¦l llegaba y pum, a la izquierda. Si yo pensaba, 'ahora la pisar¨ªa', ¨¦l, pum, la pisaba. Me quedaba embobado viendo c¨®mo el alem¨¢n hac¨ªa inmediatamente lo mismo que yo hab¨ªa pensado".
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