El Ej¨¦rcito s¨®lo necesita a uno de cada seis j¨®venes que deben hacer la mili hasta el 2002
El servicio militar dif¨ªcilmente durar¨¢ hasta el a?o 2002, pero la mayor amenaza para el modelo no viene, en contra de las apariencias, del auge de la objeci¨®n, sino, todo lo contrario, del exceso de reclutas. El n¨²mero de j¨®venes que deben cumplir la mili durante los pr¨®ximos cinco a?os, hasta su desaparici¨®n, asciende casi a cinco millones, pero las necesidades de las Fuerzas Armadas son muy inferiores, de solo 329.131 reclutas. Es decir, solo uno de cada seis j¨®venes obligados a incorporarse a filas es necesario para satisfacer las necesidades militares en el periodo de transici¨®n.
En noviembre pasado, mediante un pol¨¦mico sorteo, 16.442 j¨®venes fueron eximidos de hacer la mili este a?o por excedente de cupo. En realidad, los reclutas sobrantes eran 30.000 m¨¢s, pero el Ministerio de Defensa se reserv¨® este colch¨®n para prevenir posibles bajas. El exceso de cupo es consecuencia del aumento de soldados profesionales, que conlleva una reducci¨®n paralela de la necesidad de reclutas forzosos.A medida que avance la profesionalizaci¨®n, esta diferencia se ir¨¢ ampliando: en 1999, ser¨¢n 64.467 los excedentes; 82.395 en el 2000; 101.369 en el 2001 y 118.957 en el 2002.
El servicio militar obligatorio, que se justifica por su car¨¢cter universal, perder¨¢ toda legitimaci¨®n a partir del 2000, cuando sean m¨¢s los excedentes de cupo que los llamados a cumplir la mili. En el a?o 2002 la proporci¨®n resulta insostenible: s¨®lo el 10% de los reclutas disponibles tendr¨ªa que incorporarse a los cuarteles.
De hecho, ser¨ªa posible suprimir ya el servicio militar obligatorio y disponer de reclutas hasta la profesionalizaci¨®n total de las Fuerzas Armadas, recurriendo s¨®lo a quienes disfrutan de pr¨®rroga de incorporaci¨®n a filas. Ser¨ªa la soluci¨®n m¨¢s justa, pues estos j¨®venes no podr¨ªan alegar discriminaci¨®n, ya que sus compa?eros de generaci¨®n cumplieron con sus obligaciones militares.
El Gobierno no se decide a utilizar esta f¨®rmula, aplicada en Francia, por temor a que se produzca un trasvase masivo hacia la objeci¨®n de conciencia de quienes disfrutan de pr¨®rroga, que en su mayor¨ªa son universitarios, el colectivo m¨¢s propenso a esta opci¨®n.
A 1 de enero de este a?o, la bolsa de j¨®venes en pr¨®rroga ascend¨ªa a 836.798, por lo que habr¨ªa reclutas suficientes hasta el a?o 2002 aunque el 60% se declarasen objetores.
El Grupo Popular ha empezado, aunque t¨ªmidamente, a aplicar este sistema al proponer, en el borrador de dictamen de la Comisi¨®n Mixta Congreso Senado sobre Profesionalizaci¨®n de las Fuerzas Armadas, que, aunque el servicio militar acabe en el 2002, los j¨®venes que cumplan 19 a?os en esa fecha no sean llamados a filas y las necesidades de ese ¨²ltimo a?o se cubran con remanentes de reemplazos anteriores.
La comparaci¨®n de las cifras de j¨®venes disponibles con las de, necesidades de las Fuerzas Armadas revela que ser¨¢ casi inevitable adelantar esa fecha. As¨ª lo admiten, incluso, algunos responsables de Defensa que, sin embargo, no quieren comprometerse a ello para no perder margen de maniobra.
El problema radica en que si la mayor¨ªa de los j¨®venes obligados a cumplir el servicio militar optaran por hacerlo, provocar¨ªan un aut¨¦ntico colapso en los ej¨¦rcitos, que no disponen de puestos ni de medios suficientes para acogerlos a todos.
Cada a?o hasta el 2002 cumplir¨¢n la edad de 19 un m¨¢ximo de 305.000 y un m¨ªnimo de 250.000 varones espa?oles que, una vez deducidos los exentos, suponen entre 280.000 y 220.000 anuales. A ellos hay que sumarles los m¨¢s de 836.000 que el pasado 1 de enero disfrutaban de pr¨®rroga y restarles los 75.000 que deben incorporarse a lo largo de 1998. En total, 1.987.133 j¨®venes.
Por el contrario, las Fuerzas Armadas s¨®lo necesitar¨¢n 246.850 reclutas forzosos (un m¨¢ximo de 89.340 en 1998 y un m¨ªnimo de 10.280 en el 2002). Esta cifra hay que dividirla entre tres y multiplicarla por cuatro, pues el servicio militar s¨®lo dura nueve meses y los soldados son necesarios todo el a?o. Hacen falta, en consecuencia, 329.133 soldados. S¨®lo el 16,5% de los disponibles.
Este exceso de reclutas permite a Defensa asistir con tranquilidad al auge de la objeci¨®n de conciencia (casi 130.000 solicitudes en 1997), admitir la reducci¨®n de la prestaci¨®n sustitutoria para equipararla a la mili o la supresi¨®n de las penas de c¨¢rcel para los insumisos.
Incluso se ha anunciado, tras el esc¨¢ndalo provocado por el sorteo de noviembre pasado, que en el futuro se liberar¨¢n los excedentes de cupo flexibilizando las condiciones para quedar exento y existe la tentaci¨®n de actuar del mismo modo con las pr¨®rrogas.
Sin embargo, esta medida podr¨ªa ser a medio plazo contraproducente y, sobre todo, injusta. La obtenci¨®n de pr¨®rroga por estudios o la mera declaraci¨®n como objetor de conciencia ser¨¢ equivalente en los ¨²ltimos a?os de existencia del servicio militar a una licencia definitiva, pues no habr¨¢ tiempo ni posibilidad de incorporarlos a filas, por lo que se abre una v¨ªa para eludir el cumplimiento de dicha obligaci¨®n.
Los tradicionales quintos de principios de siglo, llamados as¨ª porque s¨®lo uno de cada cinco varones era llamado a filas, se transformar¨¢n en sextos cuando el siglo se acaba.
El sentimiento de discriminaci¨®n de los ¨²ltimos de la mili se ve agravado por el hecho de que hasta ahora, a juzgar por el ya citado borrador de dictamen de la comisi¨®n mixta, no se contemplan est¨ªmulos para incentivar el cumplimiento del servicio militar, como su reducci¨®n a seis meses o el pago de 30.000 pesetas mensuales, que s¨ª figuraban en cambio en el programa electoral del PP.
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