Espa?a replic¨® al veto de Coderch con la expulsi¨®n de un diplom¨¢tico cubano
El r¨¦gimen de Fidel Castro retir¨®, el 26 de noviembre de 1996, el pl¨¢cet al nuevo embajador de Espa?a en La Habana, Jos¨¦ Coderch, en una contudente manifestaci¨®n de su enfado por la pol¨ªtica del Gobierno del Partido Popular con relaci¨®n a Cuba. El Ejecutivo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar decidi¨® desde el primer momento replicar a esa medida pero, tras barajar varias opciones, tard¨® diez meses en hacerlo: expuls¨® a un diplom¨¢tico cubano de Espa?a en septiembre de 1997. La Habana hizo inmediatemente otro tanto con un funcionario espa?ol all¨ª destinado.
El Gobierno espa?ol acord¨® en noviembre de 1996 que ten¨ªa que responder en el plano bilateral al desaire de Castro, que se negaba a acoger al embajador Coderch. El Ejecutivo no quiso hacerlo de inmediato porque su prioridad era entonces lograr que la Uni¨®n Europea endureciese su posici¨®n con Cuba exigi¨¦ndole con m¨¢s contudencia la adopci¨®n de medidas aperturistas para concederle nuevas ayudas al desaollo.Paralelamente, el Ejecutivo que preside Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar puso a punto una serie de opciones de r¨¦plica al rechazo cubano nuevo embajador. La m¨¢s radical consist¨ªa en expulsar a cinco diplom¨¢ticos cubanos acreditados en Espa?a, todos ellos m¨¢s o menos vinculados con el servicio secreto de su pa¨ªs. La m¨¢s suave de las respuestas consist¨ªa en echar a uno s¨®lo de esos agentes, seg¨²n indican fuentes gubernamentales.
Tras un largo debate interno se eligi¨® esta ¨²ltima opci¨®n en septiembre pasado. El Gobierno espa?ol opt¨® entonces por denegar la acreditaci¨®n a un diplom¨¢tico cubano que llevaba meses tramit¨¢ndola y as¨ª se le oblig¨® a abandonar Espa?a. Aunque desde un punto de vista pr¨¢ctico la decisi¨®n espa?ola equivale a una expulsi¨®n, desde un punto de vista jur¨ªdico es algo menos dr¨¢stica.
El Cesid (servicio secreto espa?ol) hab¨ªa advertido al Gobierno que, mientras esperaba su acreditaci¨®n, este funcionario cubano hab¨ªa intentado tambi¨¦n recabar informaci¨®n confidencial sobre aspectos tecnol¨®gicos de dos importantes empresas punteras espa?olas, Endesa y Telef¨®nica, dos compa?¨ªas entonces de titularidad p¨²blica. El servicio secreto espa?ol tambi¨¦n avis¨® de que ese agente presionaba a algunos j¨®venes cubanos becados en Espa?a para que le ayudasen en su labor de espionaje.
El r¨¦gimen de Castro fue m¨¢s r¨¢pido en reaccionar que el Gobierno espa?ol. D¨ªas despu¨¦s de lo sucedido a su agente expuls¨® de La Habana a un funcionario espa?ol no diplom¨¢tico adscrito a la Embajada de Espa?a. Se traba de una persona mayor, que llevaba 14 a?os en Cuba, y cuya labor era de ¨ªndole administrativa y no guardaba ninguna relaci¨®n con el espionaje.
El jefe y ¨²nico miembro de la antena del Cesid en La Habana no tuvo problemas especiales por esas fechas si bien la relaci¨®n entre el servicio secreto espa?ol y el cubano es, desde hace tiempo, muy tensa. El Cesid intenta en Cuba obtener informaci¨®n por su cuenta sobre la actividad de unos 14 o 15 etarras afincados o deportados en la isla porque sus colegas cubanos no se la facilitan, sino m¨¢s bien todo lo contrario.
Las quejas de Castro a Almunia
En su larga conversaci¨®n del 28 de febrero con el secretario general del PSOE, Joaqu¨ªn Almunia, Fidel Castro se quej¨® amargamente de que, tanto ahora como en los tiempos en que gobernaban los socialistas, la Embajada de Espa?a en Cuba dedica innumerables esfuerzos a ayudar a los disidentes y a fomentar la subversi¨®n en este pa¨ªs caribe?o. Castro lleg¨® a concretar sus acusaciones sobre todo al Centro Cultural espa?ol en La Habana y al Cesid.Fuentes del Gobierno espa?ol y del PP relacionadas con la pol¨ªtica exterior interpretan que el Gobierno cubano pretende con estas presiones limitar la capacidad de acci¨®n del futuro embajador -cuya propuesta podr¨ªa retrasarse m¨¢s de lo previsto- para que reduzca al m¨ªnimo posible sus contactos con la disidencia.
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