El n¨²mero de adolescentes marroqu¨ªes que llegan solos a Madrid siguen aumentando

Cruzan solos en Estrecho a la edad en que otros estudian el bachillerato. Desde 1995 crece el n¨²mero de adolescentes marroqu¨ªes que llegan solos a Madrid a buscarse la vida. Este hecho es palpable en el centro regional de acogida de menores de Hortaleza. Desde hace dos a?os, la mitad de los chavales que ingresan en esta residencia temporal son magreb¨ªes que dicen tener de 12 a 18 a?os, aunque a veces se trate de mayores que fingen esa edad para evitar su expulsi¨®n de Espa?a. En 1995 fueron 133; el a?o pasado, 351. La mayor¨ªa rechaza vivir en internados y se escapa.

"Yo no he venido a Espa?a para vivir en un colegio interno". Los educadores del centro de primera acogida de Hortaleza est¨¢n acostumbrados a escuchar este razonamiento a chavales sin ning¨²n tipo de documentaci¨®n que dicen llamarse Al¨ª, Hassan o Mohamed.Al centro les lleva la polic¨ªa despu¨¦s de encontrarles deambulando o porque ellos mismos aseguran ser menores cuando les piden la documentaci¨®n. A veces, declarar la minor¨ªa de edad es una argucia para evitar que les echen de Espa?a por inmigraci¨®n ilegal, ya que el actual reglamento de extranjer¨ªa, vigente desde febrero de 1996, impide la expulsi¨®n de menores y obliga a los agentes a trasladar a centros de acogida a los que encuentren desamparados.

Pero en otras ocasiones esa condici¨®n de inmigrantes precoces es cierta. En el Instituto Madrile?o del Menor y la Familia (IMMF) recuerdan que otros pa¨ªses europeos como Alemania, Francia o Italia conocen desde hace a?os este ¨¦xodo de jovenc¨ªsimos ciudadanos extra comunitarios.

Reduan Aisouk, miembro de la Asociaci¨®n de Emigrantes Marroqu¨ªes en Espa?a (AEME), considera que la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica de Marruecos lleva a que cada vez m¨¢s chavales, la inmensa mayor¨ªa de ciudades del norte del pa¨ªs como T¨¢nger o Tetu¨¢n, se decidan a abandonar su tierra para probar suerte en Europa. "El problema es que una vez que llegan aqu¨ª tampoco su vida es nada f¨¢cil", explica.

El subdirector del centro de Hortaleza, Antonio Guerrero, asegura que a todos estos adolescentes se les ofrece la posibilidad de vivir en uno de los internados de la Comunidad mientras se clarifica su situaci¨®n. "Pero ¨¦se no parece que sea su plan porque a menudo han venido fascinados con ese mundo de lujo ficticio europeo que les vende la televisi¨®n y pretenden llegar a otros pa¨ªses como Alemania", a?ade. "Muchos llegan aqu¨ª tras recorrer media Pen¨ªnsula y haber pasado por centros similares de Andaluc¨ªa y Catalu?a", matiza.

Al d¨ªa siguiente a su llegada los educadores llevan a estos chavales al consulado para abrirles una ficha de identificaci¨®n. Despu¨¦s, con los datos que ha facilitado el chico, recurren al servicio social internacional cuya misi¨®n es localizar a la familia. Un tr¨¢mite lento que casi siempre se resuelve mucho despu¨¦s de que el muchacho se haya escapado del centro de Hortaleza.

"A todos les animamos para que se queden en nuestros colegios mientras se localiza a su familia; en ellos pueden estudiar y tramitamos todo el papeleo para conseguir la residencia legal, pero no les sirve: ellos, en su sociedad, son adultos y as¨ª se sienten", concluye Guerrero.