Fondos y empleo

LA COMISI?N Europea ha puesto el hilo en la aguja de la llamada Agenda 2000, al confirmar la voluntad de alcanzar un dif¨ªcil equilibrio entre la Europa hacia afuera y hacia adentro. Las propuestas que la Comisi¨®n ajustar¨¢ pr¨®ximamente para financiar la UE entre los a?os 2000 y 2006 constituyen el pistoletazo de salida de una batalla presupuestaria entre los Quince que promete una pol¨¦mica m¨²ltiple: entre el Norte y el Sur, entre ricos contribuyentes y ricos receptores, entre agr¨ªcolas e industriales. La Comisi¨®n suele recoger lo que acaba por transformarse en un m¨¢ximo denominador com¨²n.Con esta perspectiva, los dos proyectos de nuevos reglamentos del Fondo de Cohesi¨®n y de los Fondos Estructurales merecen una atenci¨®n especial: la ampliaci¨®n no debe suponer el debilitamiento de la Uni¨®n y su fortalecimiento implica mantener su cohesi¨®n interna; a¨²n m¨¢s en la Europa del euro que antes.

Quiz¨¢ para contrarrestar las cr¨ªticas de los ricos algunos de los pobres han puesto el grito en el cielo. Calculan que el propio progreso de la renta de algunas de sus regiones m¨¢s subvencionadas les har¨¢n menos acreedoras a las ayudas, o encuentran defectos jur¨ªdicos, excesiva descentralizaci¨®n o, inversamente, excesivas competencias para Bruselas. Todo eso puede mejorarse, desde luego. Pero la base de partida es ya s¨®lida e interesante para un pa¨ªs como Espa?a. Especialmente oportuna resulta la mayor consideraci¨®n de la lucha contra el desempleo como criterio que debe orientar toda la pol¨ªtica estructural de la Uni¨®n. Y no s¨®lo por intereses patri¨®ticos -pues Espa?a deber¨ªa beneficiarse de un nivel de transferencias que tengan en cuenta el mayor ¨ªndice de paro de los Quince-, sino por coherencia con el empleo como la primera prioridad europea.