Presunta infracci¨®n
Soy un ciudadano an¨®nimo. El Ayuntamiento de Madrid me impuso una multa de tr¨¢fico surrealista. Se trata de una presunta infracci¨®n realizada en la calle de Goya, un d¨ªa de junio a las doce de la ma?ana, mientras yo estaba trabajando en Torrej¨®n de Ardoz.El Ayuntamiento no puede tener pruebas de algo que nunca sucedi¨®.
As¨ª que no hubo identificaci¨®n del presunto veh¨ªculo y de su conductor ni hubo foto. A pesar de haber demostrado con un certificado de mi centro de trabajo que no pude cometer la infracci¨®n, me han denegado por dos veces el recurso. Yo me qued¨¦ estupefacto. No consegu¨ªa entender c¨®mo la burocracia puede negar las evidencias sin ning¨²n tipo de razones, s¨®lo por el viejo principio autoritario de "porque lo digo yo".
No ten¨ªa muy claro a qu¨¦ se pueden deber estos arranques surrealistas del Ayuntamiento de Madrid de poner multas inexistentes, hasta que he visto la otra cara de la moneda. Acabo de ver la serie de estupendas fotograf¨ªas de la p¨¢gina 7 de EL PA?S (4 de marzo de 1998) en las que el veh¨ªculo de la ministra Aguirre, aparcado en doble fila, se va "de rositas" ante la mirada -?atenta, at¨®nita, resignada?- de un guardia y de los empleados de la gr¨²a.
Hay infracci¨®n, est¨¢n identificados los ocupantes del vehiculo, hay pruebas fotogr¨¢ficas, pero, ?ay!, tambi¨¦n hay una ministra de por medio. Ahora entiendo perfectamente: nuestras autoridades aplican la ley del embudo con tanta maestr¨ªa como descaro.-
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