Fern¨¢n-G¨®mez actualiza 'El Tartufo', de Moli¨¨re
Fernando Fern¨¢n-G¨®mez hace una interpretaci¨®n propia del cl¨¢sico El Tartufo, de Moli¨¨re, en la que aporta elementos del teatro pirandelliano y un punto de s¨¢tira. El actor, director y escritor es el responsable de la versi¨®n esc¨¦nica de esta obra, que se estrena ma?ana en el Teatro Alb¨¦niz, de Madrid, producida por Juanjo Seoane, con direcci¨®n de Alfonso Zurro y con los actores Jos¨¦ Luis Pellicena, Mar¨ªa Fernanda D'Oc¨®n y Roberto Quintana al frente del reparto.
Tanto Fern¨¢n-G¨®mez como el resto de la compa?¨ªa coinciden en se?alar que Moli¨¨re, con El Tartufo, satiriz¨® sobre los falsos devotos, aunque posteriormente se forj¨® la creencia de que su afilado colmillo iba dirigido hacia los hipocritas: "?l, en realidad, hablaba de los falsos devotos", dice Fern¨¢n-G¨®mez, "arremete contra las personas que para medrar utilizan la religi¨®n, algo que no cabe duda de que hoy tambi¨¦n se da..., vivimos en una cultura cristiana y yo no me he tropezado con ning¨²n cristiano. Ni mis amigos ni mis enemigos lo son, ya que no practican ninguno de los sacrificios que exige esta religi¨®n, y es ah¨ª donde encontramos los tartufismos y los tartufos contempor¨¢neos", dice.
La mirada del p¨²blico
Una vez m¨¢s Fern¨¢n-G¨®mez elude subirse a un escenario, algo que no ocurre desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, por motivos que ayer confes¨® abiertamente: "Descubr¨ª hace 23 a?os que no soporto que me miren cuando trabajo y se me hace insoportable la presencia del p¨²blico, era tremenda la desaz¨®n que me causaba el ser conocedor de que no se tiene que actuar igual si uno se dirige al espectador de la primera fila, al de la ¨²ltima o al gallinero..., esa circunstancia unida al hecho de que el p¨²blico recibe la misma funci¨®n cada d¨ªa de manera distinta, hizo que mi odio a la presencia del p¨²blico fuera en aumento y conclu¨ª que era algo perjudicial para mi salud, algo que no me pasa trabajando como actor en medios como radio, cine o televisi¨®n".Con respecto a su labor en este montaje, afirma: "He intentado que mi versi¨®n no se ci?era al trabajo que puede hacer un escritor o traductor con una obra ajena, sino m¨¢s bien a la labor que realizaban, hasta hace treinta o cuarenta a?os, los directores de compa?¨ªa que trataban de acomodar el texto a los supuestos gustos del p¨²blico contempor¨¢neo, cortando frases o incluso a?adiendo", dice. Pero la versi¨®n de Fern¨¢n-G¨®mez no ha sido tan libre como ¨¦l pretendi¨® en un principio, ya que el propio Moli¨¨re fren¨® su impulso primigenio: "He alterado aspectos externos, lugares en los que se desarrolla la acci¨®n, para que haya m¨¢s espect¨¢culo, pero cuanto m¨¢s le¨ªa la obra, m¨¢s me entusiasmaba y menos tocaba el original; en cualquier caso, se me ocurrieron dos cosas que aportar", dice el escritor en referencia a que ha introducido un elemento pirandelliano, el teatro dentro del teatro, y por otrohace una s¨¢tira, algo muy poquelininano, que se refiere a lo que hoy se considera pol¨ªticamente correcto dentro de un lenguaje actual.
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