Otros cachivaches
Hace una semana, aqu¨ª mismo se destacaba la existencia de un generador de ondas cerebrales correctas, pregonado desde un cat¨¢logo de cachivaches para sujetos satisfechos. A fuerza de salivar, entonces s¨®lo pude referirme a ese objeto. Pero el cat¨¢logo, que ah¨ª sigue abierto, nos deja ver que hay muchos m¨¢s, impresionantes en s¨ª y por su capacidad anal¨®gica tambi¨¦n, pues claro es que, en su perversa concepci¨®n, caben esa y algunas otras cosas. Cosas y no ideas, reclamaba Williams. Y acabamos tomando el r¨¢bano luciferino por las hojas ca¨ªdas del calendario. Felicidad, al fin, por poseer, a precio razonable, lo que puede dejarnos consolados y satisfechos.V¨¦ase "el avisador de radar y l¨¢ser a casi dos kil¨®metros, con cuatro bandas para carreteras y ciudad, con cuatro se?ales ¨®pticas y cuatro ac¨²sticas". De su comodidad en el manejo, que es lo que importa, podemos leer: "Se conecta al encendedor, se fija f¨¢cilmente al salpicadero, las alarmas se apagan con un simple toque y una luz le indica cu¨¢ndo est¨¢ en funcionamiento". (Reconozco el estilo: ense?ar deleitando y persuadiendo. Y garantizando, adem¨¢s; "Con este detector a bordo circular¨¢ mucho m¨¢s seguro y tranquilo por carreteras o v¨ªas urbanas".)
Adquirido ese aparato, f¨ªjense en ese otro, "compacto, s¨®lido y estanco", que incluye "un cable extralargo". ?D¨®nde est¨¢ el misterio? ?Ah!, en que cuenta con un curioso dispositivo, que lleva incorporado "un emisor de ultrasonidos a 15.000/25.000 hercios, insoportable para los perros y los gatos e inaudibles para las personas, p¨¢jaros y peces". ?Qu¨¦ cosa! ?Qu¨¦ idea! De perfeccionarse, como dir¨ªa el sabio Sisebuto, todo nacionalismo definir¨ªa su lugar. De ah¨ª que quepa zanjar: "Me lo quedo por si acaso". Y tambi¨¦n una aut¨¦ntica obra de arte para colgar: "Los tres originales de la serie gr¨¢fica La amapola roja". Tres cuadritos preciosos, enmarcados en dorado, donde el motivo no reniega de la evidencia en todas sus fases: flor cerrada en uno, entreabierta en otro y abierta por completo en el tercero, amapola all¨ª al fin, "con una demanda creciente de compradores exigentes de pa¨ªses como Estados Unidos, Gran Breta?a y Jap¨®n". Amapola" lind¨ªsima amapola de lo internacional catalogable, llevable a casa.
No hay ramo satisfecho. Para quienes blasfeman cantidad o tienen mal aliento, en el cat¨¢logo se anuncia "un arco metalizado, flexible, fabricado en acero inoxidable de alta calidad". Y ahora, ?qu¨¦? Te lo dicen: "S¨®lo tendr¨¢ que deslizarlo con una suave presi¨®n sobre la superficie de la lengua para que, mediante esta operaci¨®n, se eliminen residuos o mal aliento". Entonces llega el momento de compr¨¢rselo todo, todo lo que ofrecen: el clasificador electr¨®nico de monedas, la depiladora duradera sin el menor dolor, la prensa para hacer ladrillos con peri¨®dicos, el visor nocturno, el ¨®rgano para convertirse en experto catador de vinos, el reloj de pulsera de la marina americana, el gal¨¢n de noche que plancha pantalones, el inflador universal, el corta-pelo de dise?o ergon¨®mico "para llegar a las zonas donde otros no llegan"...
Pero alguno permanecer¨ªa insatisfecho si no existiesen esas bolsitas que, metidas en agua, dan nacimiento a "triopos logicaudatus, que vienen de la ¨¦poca de los dinosaurios y han sobrevivido durante miles de a?os gracias a la vida latente de sus huevos". ?Todav¨ªa hay dudas? Pues a enterarse: "Los podr¨¢s alimentar, darles luz y calor, y alucinar¨¢s con toda la familia al tener tu propio parque tri¨¢sico en casa". Al mismo tiempo, haga reserva de un nuevo repelente en forma de spray, "que contiene foam, una substancia pegajosa, cuyo tacto repele a toda clase de aves, por lo que se evita que se posen o aniden all¨ª donde usted lo aplique". (Creo que las hidroel¨¦ctricas sulfatan de ese modo los tendidos).
Lo unisex no se corta. Echa mano de un "eliminador de la doble barbilla para hombres y mujeres". O adquiere un l¨¢piz detector de billetes falsos. O no se priva de un "calienta-manos sin llama, que dura a?os y a?os". O de ese reloj controlado por radio que proyecta la hora en el techo" para que podamos seguir tumbados.
Un vendedor ambulante, que nunca habr¨¢ le¨ªdo este cat¨¢logo, llegaba a parecidas conclusiones la otra tarde, lejos de aqu¨ª, a la entrada del pueblo mexicano de Tepoztl¨¢n: "?C¨®mpreme este perfume, se?orita! Atrae a los barbones de a de veras, sana lo chueco y hasta lo maric¨®n". Descatalogado, otro atajo.
Babelia
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