Atrac¨®n de ex¨¢menes
Los escolares brit¨¢nicos de primaria, entre los m¨¢s evaluados de Europa
Los escolares brit¨¢nicos de primaria estar¨¢n entre los m¨¢s examinados de Europa. El Ministerio de Educaci¨®n del Reino Unido acaba de anunciar la introducci¨®n, a partir de este verano, de una nueva lista de pruebas optativas finales que ser¨¢n a?adidas a las dos obligatorias, fijadas ahora a los siete y 11 a?os. Ingl¨¦s y matem¨¢ticas son las asignaturas escogidas y el Gobierno espera que la mayor¨ªa de los centros las pasen a los alumnos de nueve a?os.Los de 8 y 10 a?os tambi¨¦n deber¨¢n contestar preguntas similares en un programa piloto patrocinado por la asociaci¨®n brit¨¢nica encargada de los programas y calificaciones nacionales. Hace s¨®lo diez a?os, un menor pod¨ªa llegar a secundar¨ªa sin haber sido apenas evaluado.
Lo cierto es que los ex¨¢menes, camuflados en forma de "medida general de la aptitud" empiezan a los cinco a?os. Concluida la etapa preescolar propiamente dicha, los profesores desean averiguar las habilidades del ni?o para incluirlo en el grupo adecuado de primaria. Este r¨¦gimen puede parecer demasiado duro, pero la asociaci¨®n de programas y calificaciones asegura que responde a la demanda misma del profesorado.
Seg¨²n Nick Tate, su director ejecutivo, la actitud de los docentes ha variado con el tiempo, y los cuestionarios constituyen "una buena forma de medir el progreso del alumnado". Tate no es ajeno a las presiones soportadas por los colegios para mejorar los resultados acad¨¦micos. Los controles anuales de calidad, estrenados en la primaria este curso, y la publicaci¨®n de los nombres de los centros fallidos por parte del Gobierno han hecho mella en sus direcciones.
"Han concluido que los ex¨¢menes son ¨²tiles y sirven para mejorar los niveles educativos", ha declarado al rotativo The Times. Un sondeo elaborado por la propia asociaci¨®n demuestra que el 95% de los ense?antes cree fiables y v¨¢lidas las pruebas de matem¨¢ticas y ciencias. Un 76% de los profesores de ingl¨¦s, opuestos a esta moda hace s¨®lo cinco a?os, califica de recomendable examinar a los 14 a?os.
Tantas pruebas arrojan a veces resultados desconcertantes. El pasado verano, las respuestas dadas por los alumnos de nueve a?os de 270 escuelas nacionales confirmaron esa edad como la m¨¢s fr¨¢gil de la educaci¨®n primaria. Los mismos ni?os que a los siete a?os fueron capaces de alcanzar, en un 80%, la nota media de matem¨¢ticas apropiada para su edad, ca¨ªan hasta un 59% dos a?os despu¨¦s. Cuando se trataba de escribir sin faltas de ortografia palabras como aeroplane o unusual, s¨®lo un 15% lo logr¨®. A los siete a?os id¨¦ntico grupo estuvo mucho m¨¢s alerta con la gram¨¢tica.
Por todo ello, buena parte de los padres brit¨¢nicos se ha lanzado con frenes¨ª a ayudar a sus hijos con los deberes. En un art¨ªculo publicado a principios de enero en The Sunday Times, Donu Kogbara, rememoraba con deleite su infancia y el hecho de que sus progenitores apenas echaran un vistazo a sus cuadernos escolares. "?bamos a colegios normales con profesores solventes y ello bastaba", se?ala. "Ahora los padres agobian a los ni?os con profesores particulares y repasos constantes", a?ade.
De todos modos, ella misma cita a Anna Anderson, empleada de una asociaci¨®n ben¨¦fica, que califica esta actitud paterna de "realista y responsable". En su opini¨®n, los docentes est¨¢n peor pagados que nunca y la seguridad personal en las aulas deja mucho que desear. El grado de compromiso con su tarea o los alumnos es, por lo tanto, mucho menor que hace unos a?os.
Cabe a?adir tambi¨¦n que el propio sistema educativo puede estar desquici¨¢ndose algo. En algunas guarder¨ªas brit¨¢nicas insisten ya en "examinar" a partir de los dos a?os. Como nadie quiere que sus hijos sean tachados de torpes, se aceptan pruebas inimaginables hace poco.
Para aliviar algo la tensi¨®n general, el ministerio ha prometido que reducir¨¢ el n¨²mero de alumnos por clase a partir de septiembre. M¨¢s de 120.000 ni?os dispondr¨¢n de mayor espacio en unas aulas con un m¨¢ximo de 30 inscritos durante los tres primeros cursos (entre cinco y siete a?os). Lograrlo costar¨¢ 22 millones de libras (5.000 millones de pesetas) destinados a contratar a nuevos profesores, sobre todo para los centros m¨¢s llenos.
El proyecto cuenta incluso con el apoyo de la oposici¨®n conservadora. Su l¨ªder, William Hague, ha reconocido que el partido err¨® al negar cualquier relaci¨®n entre el n¨²mero de alumnos por clase y las notas obtenidas por ¨¦stos. Durante el Gobierno de John Major los tories rechazaron los planes laboristas de fijar en 30 o menos la cantidad de ni?os por clase.
La Uni¨®n Nacional de Profesores ha expresado rauda su apoyo a una reducci¨®n que "complacer¨¢ sobremanera a los padres", seg¨²n su secretario general, Doug McAvoy. El mismo ha recordado, de todos modos, que m¨¢s de 300.000 ni?os entre cinco y siete a?os y cerca de un mill¨®n de sus compa?eros en cursos superiores, "siguen acudiendo a aulas demasiado llenas".
Los propios padres comparten algunos de los temores de los maestros una vez que el recorte entre en vigor. La contrataci¨®n de nuevos docentes cualificados no ser¨¢ f¨¢cil y sus sueldos est¨¢n en el aire. Judith Wood, por ejemplo, presidenta de la Confederaci¨®n Nacional de Asociaciones de Padres y Profesores, no esconde sus dudas acerca de los presupuestos escolares. Si los centros no alcanzan a pagar un ayudante adicional, el Ministerio podr¨ªa verse obligado a afrontar un desembolso a¨²n mayor.
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