Marea blanca
El equipo de Heynckes, en un partido magn¨ªfico, golea al Bayer Leverkusen y se clasifica para semifinales
El Madrid emergi¨® de su estado de debilidad para brindar una vibrante noche de f¨²tbol. Lo hizo en un momento de abatimiento de su hinchada, que celebr¨® llena de felicidad el regreso de su equipo al lugar que le corresponde. Con un juego que reuni¨® la calidad, la fantas¨ªa, la precisi¨®n, el orden y la voluntad, el Madrid destruy¨® al Bayer, que hizo un papel¨®n. S¨®lo resisti¨® el portero Heinen, convertido en un c¨²ster circunstancial frente a la marea madridista.Para un equipo que gasta fama de distra¨ªdo, el partido era de alt¨ªsimo riesgo para el Madrid. Su inconsistencia en los ¨²ltimos tiempos ha sido superlativa. Con estos antecedentes, el encuentro se recibi¨® en un clima de pesimismo, desmentido posteriormente por la espectacular actuaci¨®n del Madrid, que, por fin, estuvo a la altura de la categor¨ªa de sus estrellas. Aunque la incertidumbre pes¨® m¨¢s de lo necesario durante el primer tiempo -el portero Heinen desactiv¨® una por una todas las oportunidades- el Madrid consigui¨® reunir un buen sentido colectivo del juego con la distinguida aportaci¨®n de varios jugadores. La mejor¨ªa se apreci¨® tambi¨¦n en el cap¨ªtulo t¨¢ctico. Por primera vez en mucho tiempo el Madrid apret¨® de firme en la presi¨®n, junt¨® las l¨ªneas y anticip¨®. De una tacada ofreci¨® todo aquello que ha desestimado en los ¨²ltimos meses.
El Madrid eligi¨® la generosidad. Dirigi¨® el partido con tanta autoridad como falta de precisi¨®n para resolver las numerosas ocasiones que tuvo en el primer tiempo. El desequilibrio entre los dos equipos result¨® brutal, y pudo pensarse que el Madrid terminar¨ªa por entrar en una crisis de ansiedad. Pero el f¨²tbol fue justo en esta ocasi¨®n. Reci¨¦n comenzado el segundo tiempo, el gol Karembeu elimin¨® cualquier duda.
El primer tiempo fue un mon¨®logo madridista. Jug¨® con una soltura inhabitual y gener¨® las ocasiones suficientes para dar puerta al Bayer Leverkusen, que se produjo en Chamart¨ªn como lo que es: un equipo de tercera l¨ªnea. Su proyecci¨®n ofensiva fue inexistente y su cintur¨®n defensivo apenas resisti¨® las numeros¨ªsimas llegadas madridistas. Pero consigui¨® sobrevivir en la primera parte y, por tanto, mantener al Madrid en una situaci¨®n incierta, resuelta en el arranque del segundo. El tanto de Karembeu sirvi¨® para dar car¨¢cter oficial a la considerable distancia que separ¨® al Madrid del Bayer, que estuvo a punto de recibir una tunda. El juego s¨®lo sigui¨® una direcci¨®n: hacia la porter¨ªa de Heinen, el ¨²nico potable de su equipo. Desde la l¨®gica no cab¨ªa m¨¢s resultado que la victoria del Madrid por aplastamiento. S¨®lo en el primer tiempo estuvo a punto de concretar seis oportunidades en el ¨¢rea del Bayer: un mano a mano de Ra¨²l con el portero, una proeza de Mijatovic que no pudo cerrar Karembeu, una excelente estirada de Heinen ante un remate de Ra¨²l, un error de Morientes en el ¨²ltimo metro y la vaselina final de Mijatovic, prodigiosa por el toque, por la precisi¨®n y por la naturalidad. Pero Heinen volvi¨® a actuar con seguridad.
Resultaba sorprendente la transfiguraci¨®n del Madrid, convertido de manera inopinada en un equipo s¨®lido, punzante, con criterio y recursos. Frente al Bayer se activ¨® el sistema nervioso del equipo y el sentido general de la responsabilidad. Nadie se qued¨® fuera del partido, nadie se borr¨®. Todos lo ganaron. La conclusi¨®n no dej¨® dudas: enchufado y firme, el Madrid est¨¢ en condiciones de ganar la Copa de Europa.
La gente entendi¨® enseguida que su equipo le ofrec¨ªa nuevas claves. Por primera vez en mucho tiempo se produjo la conexi¨®n en Chamart¨ªn. El equipo daba a su hinchada lo que quer¨ªa y la afici¨®n respond¨ªa con entusiasmo. Quedaba ¨²nicamente el tr¨¢mite de los goles. Cuando Karembeu conect¨® su espl¨¦ndido cabezazo en el primer gol, el partido se convirti¨® en una fiesta. Uno a uno, los jugadores sacaron lo mejor de su repertorio: Hierro se impuso en la defensa como en sus mejores d¨ªas, Sanchis se emple¨® con astucia, agresividad y clase, Roberto Carlos barri¨® la banda izquierda, Redondo interpret¨® con solvencia su papel en el eje del equipo, Mijatovic desbord¨® casi siempre, y Ra¨²l regres¨® a su estado anterior. De nuevo fue el jugador activo y astuto, capaz de meter en problemas a cualquier defensa. Si no marc¨®, se debi¨® m¨¢s a la espl¨¦ndida actuaci¨®n de Heinen que a otra cosa.
La suma de todos los factores acab¨® por conducir al Madrid a un estado feliz e imprevisto. El equipo alcanz¨® el mejor nivel de juego de los dos ¨²ltimos a?os. Frente al Bayer reuni¨® la fantas¨ªa y la excitaci¨®n, consigui¨® goles y el p¨²blico lo agradeci¨® con un estallido de alegr¨ªa. Un partido que llegaba en medio de la aprensi¨®n, desemboc¨® en una noche espl¨¦ndida, una noche que permite rescatar a un equipo que se hab¨ªa instalado en la mediocridad.
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