Negocio a la medida

M¨¢s que Genesis, ave f¨¦nix debiera llamarse esta formaci¨®n brit¨¢nica con 32 a?os a sus espaldas y que, ha logrado sobrevivir al reto de perder dos voces solistas de la talla de Peter Gabriel y Phil Collins. El nuevo cantante, el relativamente biso?o Ray Wilson, hace lo (que puede tratando de no naufragar cuando interpreta The lamb lies down on Broadway o Follow Yolifollow me.Por lo dem¨¢s, Rutherford y Banks, ¨²nicos supervivientes del quinteto original, dieron muestras en su concierto en Madrid de su f¨¦rrea voluntad de mantener un pr¨®spero negocio a la medida de ambos: m¨¢s cercano al pop convencional que al concepto petardo de rock sinf¨®nico de sus inicios, pulcro, de f¨¢cil excusa y explotando el propio cat¨¢logo lo que sea menester. En cuanto a la tradicional espectacularidad esc¨¦nica, ¨¦sta qued¨® reducida a un elegante juego de luces y la proyecci¨®n de bellas im¨¢genes en el ciclorama de fondo.

La banda atac¨® por igual viejos cl¨¢sicos del grupo y las canciones de su ¨²ltimo disco, Calling all stations, siendo los puntos ¨¢lgidos Home by the sea, Mama, invisible touch o la vibrante The dividing line, que sirvi¨® para que el respetable admirara las extraordinarias dotes del joven bater¨ªa Nir Z. Al final, y tras una mediocre interpretaci¨®n de Turn it on again, Wilson iwit¨® a una joven espectadora a subir al escenario -la moda del a?o- para que bailara agarradita a ¨¦l I can't dance. Un colof¨®n acorde con una velada francamente anodina.