El Salamanca vence a Vieri
El delantero italiano marc¨® cuatro goles, pero no logr¨® impedir el fracaso del Atl¨¦tico
Donde no lleg¨® el Atl¨¦tico, lleg¨® Vieri, que marc¨® cuatro goles en una actuaci¨®n memorable. Y sin embargo, el Atl¨¦tico perdi¨® en Salamanca en una noche inexplicable y en el partido m¨¢s descontrolado del a?o. El Salamanca s¨®lo tuvo que protegerse de Vieri, cosa que no le result¨® sencilla porque el hombre pod¨ªa con todo. Desbordar al Atl¨¦tico fue bastante m¨¢s f¨¢cil. El equipo de Antic se desintegr¨® en medio de una catarata de errores y decisiones inexplicables, como la presencia de Andrei -absolutamente cojo e inservible- hasta el final del encuentro.El estado de los dos equipos determin¨® bastantes cosas del encuentro. El Salamanca jug¨® con la necesidad que le genera su posici¨®n, al borde del descenso. Por lo tanto, actu¨® con energ¨ªa y dinamismo. Todos sus futbolistas se mostraron extremadamente activos, como si les fuera la vida en partido. El Atl¨¦tico ven¨ªa de Otra guerra, de su dif¨ªcil partido frente al Aston Villa, donde todos se exprimieron. La Liga le resulta menos apetecible en estos momentos. La cabeza est¨¢ en la competici¨®n europea y resulta complicado meterse en batallas tan fragorosas como la de Salamanca.
Por el lado an¨ªmico, el Salamanca estuvo m¨¢s metido en faena. Pudo llevarse la victoria s¨®lo por su enorme despliegue f¨ªsico y por la voluntad de todos sus jugadores. Sin embargo, el Atl¨¦tico dispone de jugadores que deciden. En este aspecto es un equipo protegido por la creatividad de Kiko, por la precisi¨®n en los pases de Pantic, por alg¨²n momento de Caminero y por la exuberancia de Vieri. El delantero italiano es el ¨²nico que parece refractario a la fatiga.
Cuando el Atl¨¦tico consigui¨® juntar a sus mejores jugadores, el resultado fue letal para el Salamanca. Ah¨ª queda el primer gol: Un largo y espl¨¦ndido desplazamiento de Caminero hacia Kiko, que cruz¨® la pelota a un toque, en una demostraci¨®n de clase y tacto. El remate fue limp¨ªsimo, de Vieri, que lleg¨® como un hurac¨¢n.
El hermoso gol del Atl¨¦tico apenas tuvo efecto sobre el encuentro. El Salamanca prosigui¨® en su esfuerzo y el Atl¨¦tico mantu vo una l¨ªnea inconsistente. Varios de sus jugadores parec¨ªan afectados por la fatiga, otros se mov¨ªan de forma herm¨¦tica, tan escrupulosos con las posiciones como desatentos con las obligaciones colectivas. El caso es que el Salamanca vio alguna luz y se lanz¨® hacia el ¨¢rea de Molina. Con resultados inmediatos, adem¨¢s, tras un gran disparo de Popescu.
El segundo tanto fue ya consecuencia de la oleada del equipo local, que gener¨® varias ocasiones de gol. La defensa del Atl¨¦tico respondi¨® mal, a veces porque se sinti¨® desprotegida por unos centrocampistas poco solidarios en el trabajo de cobertura, y otras por las deficiencias de los zagueros. Gel? se siente fuera de su h¨¢bitat en la banda izquierda (m¨¢s o menos como Caminero, que tambi¨¦n andaba por all¨ª); Aguilera sufri¨® de lo lindo para detener a Vellisca, Iturrino y Giovanella, que entraron con frecuencia por aquel lado; Andrei no funcion¨®, en buena parte por su deficiente condici¨®n f¨ªsica: estaba cojo. Result¨® inexplicable su presencia hasta el final del partido. Antic debi¨® cambiarle porque su equipo contaba con un jugador de menos. Pero el entrenador no le sustituy¨®, ante el asombro general. La suma de factores negativos complicaba la existencia del Atl¨¦tico, que recibi¨® el segundo en otro remate formidable de Popescu, de tiro libre esta vez. Molina se estir¨® como la goma y logr¨® sacar la pelota, pero Silvani agarr¨® el rechace y marc¨®. Lo m¨¢s sorprendente fue la apat¨ªa de los defensores del Atl¨¦tico, que vieron la jugada con una pasividad alarmante.
El Atl¨¦tico empat¨® con otro rapto genial. P¨¢ntic progres¨® por la banda derecha, se deshizo de un defensor y meti¨® un centro maravilloso que s¨®lo necesitaba un rematador. Vieri, naturalmente. Sin embargo, los goles del Atl¨¦tico no coincid¨ªan con una manera natural de jugar. Iban y ven¨ªan los pelotazos, con un desprecio notable por la elaboraci¨®n en el medio campo. Este f¨²tbol tan previsible continu¨® hasta el final del encuentro, aunque al Atl¨¦tico siempre le quedan los golpes de efecto de Kiko y la voracidad de Vieri. Tal y como se dieron las condiciones del partido, estuvo siempre m¨¢s cerca del Salamanca que del Atl¨¦tico. El tercer gol del Salamanca coincidi¨® con otro arre¨®n del equipo local. El tanto habl¨® mal de la defensa del Atl¨¦tico, que concedi¨® el cuarto de la misma manera: tina incursi¨®n por la izquierda, la descarga hacia la derecha, el centro sencillo y el cabezazo fulminante. El primero de Silvani, el segundo de Popescu. Mientras tanto, los defensas miraban.
El encuentro entr¨® en una fase de descontrol extraordinaria en los ¨²ltimos minutos. Todo el mundo llegaba al ¨¢rea rival: el Salamanca porque se aprovechaba de los numerosos agujeros del Atl¨¦tico; el equipo de Antic porque ten¨ªa a Vieri, que no se rinde. El delantero italiano se tom¨® el asunto como una cosa personal y empat¨® el partido. Su actuaci¨®n fue monumental. Pero su ¨¦pico combate no sirvi¨® para corregir el diluvio de errores de su equipo, que cedi¨® el quinto con la misma pasividad que los cuatro anteriores.
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