No se contagiaron los compa?eros
C¨¢mara lenta. As¨ª jug¨® el Atl¨¦tico. Impuso un ritmo tropical a sus acciones que alter¨® s¨®lo en momentos puntuales. Los jugadores de m¨¢s calidad no hicieron acto de presencia hasta las soberbias jugadas de los dos primeros goles. El acierto rematador de Vieri disimul¨® la falta de entusiasmo que ofreci¨® el Atl¨¦tico en la primera mitad.Desajustes. El Salamanca quiso imponer un ritmo alto al partido para desgastar al Atl¨¦tico y que ¨¦ste acusara el esfuerzo europeo. Cuando recuperaba el bal¨®n sal¨ªa con velocidad al ataque. Su f¨²tbol era profundo. El af¨¢n de los centrocampistas por incorporarse al ataque provocaba en ocasiones desajustes en medio campo. La debilidad en el lado contrario a la presi¨®n era su principal problema.
D¨¦bil. La poca implicaci¨®n de algunos jugadores en la presi¨®n convirti¨® al Atl¨¦tico en un equipo d¨¦bil. La ¨²ltima l¨ªnea no acompa?aba debido a la merma f¨ªsica demostrada por Aguilera y Andrei. Nunca existi¨® sincronizaci¨®n. Los laterales siempre vieron el partido desde atr¨¢s. Kiko se qued¨® desplazado y no sirvi¨® de enlace. Caminero no se despeg¨® de la banda y Pantic estuvo desaparecido. F¨²tbol ofensivo. La salida tras el descanso de los salmantinos fue explosiva. Anch¨® mucho el campo. Lleg¨® bien al fondo. Los centros ten¨ªan calidad. Incorporaba muchos jugadores al remate. Tras ponerse en ventaja retras¨® algo sus posiciones, pero sigui¨® saliendo bien al ataque. Jugaba a pocos toques. Circulaba el bal¨®n con fluidez. Realiz¨® un f¨²tbol muy ofensivo, con gran poder rematador. Por mayor dominio y mejor juego el Salamanca se hizo acreedor a una mayor ventaja pero sus errores en defensa se lo impidieron.
El ¨²nico. No cambi¨® mucho la actitud del Atl¨¦tico en el segundo tiempo, incluso cedi¨® demasiado terreno y defendi¨® muy cerca de Molina. Las distaricias por los puntas fueron ya kilom¨¦tricas. En esas circunstancias encaj¨® el tercer gol. El intento de reacci¨®n fue muy pobre y totalmente desordenado, sigui¨® dando innumerables facilidades en defensa. S¨®lo Vieri mantuvo el tipo, el italiano estuvo inmenso. Fue una pena que su gran disposici¨®n no contagiase a algunos de sus compa?eros.
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