?Sargentos o ni?eras?
Los ¨²ltimos conflictos entre entrenadores y jugadores-estrella abren el debate sobre el papel de los t¨¦cnicos en los clubes
El Rap de Trap, n¨²mero uno en Alemania. Hitler 2 en acci¨®n. Carne f¨¢cil para los titulares espectaculares. A Giovanni Trapattoni se le hincharon las narices, se olvid¨® del que dir¨¢n, convoc¨® a los periodistas, se subi¨® al estrado y empez¨® a pegar pu?etazos sobre la mesa. Cada golpe, sincronizado con una r¨¢faga de alem¨¢n sincopado, era una desacarga p¨²blica de ira contra tres de sus jugadores-estrella que no paraban de criticarle por no alinearles todo lo que ellos quer¨ªan. "Un entrenador no es un idiota", voce¨® el entrenador del Bayern M¨²nich. "Algunos jugadores piensan m¨¢s en quejarse que en jugar". "Scholl, Bassler, Strunz estaban d¨¦biles, eran' botellas casi vac¨ªas". "Strunz no tiene la valent¨ªa de hablar con sus colegas". ?Alguien se imagina a Jupp Heynckes montar un esc¨¢ndalo semejante con relaci¨®n a Hierro, Ra¨²l o Mijatovic? ?A Van Gaal resolver su relaci¨®n con Stoichkov, Anderson o De la Pe?a por tan expeditiva v¨ªa? ?Son los futbolistas en general una cuadrilla de ni?atos malcriados que necesitan un sargento o una ni?era? ?Qu¨¦ son los entrenadores, jefes de personal, estrategas, psic¨®logos?Estas preguntas sobrar¨ªan, las posibles actuaciones extempor¨¢neas de los t¨¦cnicos tambi¨¦n, si el ideal existiera en la realidad, un ideal que Jorge Valdano define: "Lo primero que tiene que existir es un club, una estructura que marque niveles de seriedad, disciplina y organizaci¨®n, y dentro de ella el entrenador es el due?o de una idea futbol¨ªstica que tiene que defender desde la autoridad -un entrenador no puede renunciar a la capacidad de mando- y la persuasi¨®n".
Pero estamos hablando de f¨²tbol. "El f¨²tbol es un fen¨®meno que se llena de tensiones cada semana, que requiere de grandes reflejos por parte del conductor para responder a cada situaci¨®n", dice Valdano. El entrenador, un cargo indefinido realmente, mantiene una dial¨¦ctica cotidiana con sus jugadores, sus directivos, los aficionados. Las ¨²ltimas semanas est¨¢n cargadas de ejemplos: Heynckes-Sanz-jugadores-afici¨®n, Van Gaal-jugadores, Trapattoni-Beckenbauer-jugadores...
"En la dial¨¦ctica con los futbolistas la palabra fundamenta es compromiso. Hay que lograr un acuerdo entre todos los estamentos y en ello tienen que comprometer la inteligencia y el sentimiento. Y hasta el conocimiento de la historia del club que se defiende, algo que se est¨¢ perdiendo". ?Y si no existe el compromiso que pide Valdano? ?Y c¨®mo pedirlo cuando los jugadores se han convertido en sociedades an¨®nimas que buscan el mayor rendimiento a sus servicios? Un repaso.
"Los jugadores de f¨²tbol somos muy ego¨ªstas, miramos s¨®lo por nosotros mismos y no nos importa el compa?ero. En el equipo tiene que haber alguien que tome decisiones. En eso estriba la labor y la necesidad de un entrenador". (Eusebio Sacrist¨¢n, jugador del Valladolid. Antes estuvo en el Atl¨¦tico de Madrid, en el Barcelona y en el Celta, con t¨¦cnicos como Cantatore, Menotti, Cruyff, Castro Santos y Kresic).
HEYNCKES. La impotencia. Fabio Capello, el sargento por antonomasia, dej¨® en apariencia un trabajo f¨¢cil para su sucesor. Un equipo hecho, un estilo t¨¢ctico asum¨ªdo, una disciplina entendida, un sentido del compromiso entre los jugadores y su t¨¦cnico... Sin embargo, a los pocos meses, el alem¨¢n, al que por el simple hecho de tener esa nacionalidad se le supon¨ªa un car¨¢cter fuerte y amante de la disciplina, es una figura decorativa en el Bernab¨¦u. Blando e incapaz de mantener una dignidad p¨²blica, soporta que en la v¨ªspera del partido m¨¢s importante de la temporada -el del mi¨¦rcoles con el Leverkusen- el vicepresidente del club viaje a Italia a buscarle un sustituto, que la mitad de los jugadores falten a un entrenamiento voluntario en un momento en que ¨¦l buscaba crear un estado de pi?a p¨²blica o que despu¨¦s de eliminar al equipo alem¨¢n, los propios futbolistas le digan que el triunfo ha sido a su pesar. Antes, se hab¨ªa plegado a que fueran los propios jugadores quienes decidieran cuando pod¨ªan volver a jugar tras una lesi¨®n, a pesar de tener el alta m¨¦dica.
Lleg¨® al Madrid con prestigio -uno de los atributos que seg¨²n los jugadores hacen a un t¨¦cnico merecer respeto-, pero no ha tenido los restantes: le ha faltado el apoyo de la presidencia a la hora de imponerse a un colectivo que descubri¨® los brillos del star system fuera del c¨¦sped y ha ca¨ªdo en el error de tratar a los jugadores de distinta manera: ha hecho la pelota a unos y se ha mostrado intransigente con otros. Ha perdido el respeto de todos y no ha abierto la boca, no ha podido. Dicen que no ha sido capaz de dimitir, a pesar de todo, por no perder el dinero de su segundo a?o de contrato. Algunos jugadores de la plantilla, como Hierro o Panucci, hablan todas las semanas con Capello. A?oran al t¨¦cnico italiano, que fue capaz de enfrentarse a Lorenzo Sanz teniendo de su lado a los jugadores.
VAN GAAL. La coherencia. "La labor de un t¨¦cnico es puramente pragm¨¢tica y consiste en encontrar las mejores soluciones para ganar. Lo m¨¢s importante es que un t¨¦cnico supere los malos momentos aplicando con coherencia su m¨¦todo, que siga creyendo en ¨¦l mismo. Y lo m¨¢s grave que le puede pasar es que quiera cambiar su forma de pensar. Tiene que plante¨¢rselo as¨ª: o ¨¦l, tal como es, u otro t¨¦cnico diferente". (Julio Velasco, seleccionador italiano de voleibol). Si hay algo que puede caricaturizar a Louis van Gaal es un cuaderno de notas grande en sus manos durante los partidos. Es, el holand¨¦s, el t¨¦cnico aferrado, y no s¨®lo simb¨®licamente, a su sistema. Una actitud ahora aplaudida por coherente y antes, cuando el Bar?a era un equipo de juego vulgar, criticada por r¨ªgida. Sin embargo, su verdadero secreto ha sido el lograr la fuerza suficiente para poder imponer su concepto disciplinario, resumido en su credo: "Un jugador dispone de dos oportunidades para demostrarme que puedo contar con ¨¦l. Al segundo error, fuera, no me interesa". Se salt¨® esta regla, pero s¨®lo aparentemente, con Stoichkov. Aplaz¨® su ejecuci¨®n porque la plantilla le pidi¨® clemencia. Pero s¨®lo la retras¨®
A pesar de que queden pocos jugadores de la ¨¦poca de Cruyff, Van Gaal se ha apoyado en un esp¨ªritu que puso en funcionamiento el creador del dream team. Cruyff se hizo respetar desde el momento que sus jugadores sab¨ªan que era un entrenador con nombre y prestigio. Pero, sobre todo, por la importancia que logr¨® en el funcionamiento del club, alcanz¨® un poder tan grande, fue tan importante que a los dem¨¢s s¨®lo les quedaba acatar sus ¨®rdenes. Salirse de ellas, rebelarse, no ten¨ªa sentido para ning¨²n jugador El era el que mandaba, los dem¨¢s estaban para obedecer. Ten¨ªa tambi¨¦n todo el respaldo de los directivos, eso es lo que le dio fuerza para poner a los jugadores en su sitio. Van Gaal tambi¨¦n cuenta con todo el apoyo de N¨²?ez.
TRAPATTONI. El car¨¢cter. Al d¨ªa siguiente de su speech sangu¨ªneo Glovanni Trapattoni supo que hab¨ªa dado en el clavo a pesar de las bromas pesadas de recordarle a Hitler o hacer un rap con sus palabras. Fue el turno de Franz Beckenbauer, el presidente del Bayern, de subir al estrado y declarar su apoyo total al t¨¦cnico. Los resultados deportivos no acompa?aron -el t¨ªtulo liguero se aleja y han sido eliminados de la Liga de Campeones-, pero el entrenador italiano recuper¨® el poder. As¨ª explic¨® las claves en el diario La Reppublica: Los alemanes no entienden. "Aqu¨ª, en Alemania, jugadores y periodistas no paran de hablar, pero la mayor¨ªa de las veces no saben lo que dicen. Algunas veces, por ejemplo, en que no he alineado de titulares a Scholl y Bassler, ¨¦stos han declarado a los periodistas que es porque yo soy demasiado defensivo. ?Defensivo yo? Una mierda. Juego con dos puntas y dos medias puntas. ?Qu¨¦ quiere decir defensivo? No entienden de f¨²tbol. En Italia, el aficionado quiere ver jugar al f¨²tbol y entiende de t¨¢ctica; aqu¨ª, en Alemania, no. Aqu¨ª no forma parte de su cultura, y cuando un jugador habla, se le da en la prensa todo el espacio que quiera, diga lo que diga. El problema es de cultura. En Alemania, el di¨¢logo, el tono sosegado lo toman los jugadores como un s¨ªntoma de debilidad. Si no das pu?etazos encima de la mesa, si no voceas, parece como si te rindieras. Bien, les he contentado, he voceado yo tambi¨¦n. Me he hecho el duro. Pero luego, con los jugadores, con los dirigentes del club, dialogo. Debatimos todos los asuntos. La relaci¨®n es ¨®ptima, de verdad".
RENZO ULIVIERI. La dignidad. El pasado enero, hace dos meses, Roberto Baggio le dijo que ni loco se sentaba en el banquillo durante el partido contra la Juventus. Se fue del campo. Encendi¨® una cerilla durante un escape de gas y luego se excus¨® diciendo que no pensaba que su gesto pudiera tener esas consecuencias. Pero midi¨® mal su reto. Los aficionados se ponen, en un primer momento, de su lado. Los directivos, tambi¨¦n. Ulivieri, cargado de dignidad, dimite. Al d¨ªa siguiente todos le dicen que vuelva, y ¨¦l regresa, cargado de poder. BERTI VOGTS. La astucia. Antes de creerse a pies juntillas las declaraciones de un t¨¦cnico o un jugador, o de dar importancia a lo que dicen, lean ¨¦stas de Berti Vogts, seleccionador alem¨¢n: "Hoy d¨ªa, un seleccionador tiene que aprovecharse de los medios de comunicaci¨®n, jugar con ellos. Por ejemplo, a veces hay que proteger a un jugador, otras, es necesario criticarle en la prensa para picarle, para despertar su orgullo. Pero esto no quiere decir que el trabajo de seleccionador consista en un 10% de trabajo en el campo y un 90%) en los medios de comunicaci¨®n. Si eso es el f¨²tbol actual, entonces yo no tengo sitio en ¨¦l. Yo freno ante un sem¨¢foro en rojo, y no me pongo a hablar pensando que es el piloto de una c¨¢mara que se acaba de encender.
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