Y en medio de todo, Ahmed
No todo fueron porrazos y botellazos en la batalla campal del viernes por la noche en Malasa?a. Entre las idas y venidas de polic¨ªas y manifestantes, hubo quien se perdi¨® y tambi¨¦n quien disfrut¨® del espect¨¢culo gratis y con cubata en la manoComando perdido. Aquel grupo de ocho agentes antidisturbios empez¨® buscando encapuchados en la atiborrada plaza del Dos de Mayo y sigui¨® con determinaci¨®n su persecuci¨®n por las callejuelas de Malasa?a. Cada vez m¨¢s solos. "?Por ah¨ª! ?Cuidado! ?Al loro a la izquierda!' advert¨ªa a gritos el que parec¨ªa el jefe del comando. Sus hombres, obedientes, le segu¨ªan. Ya casi a la altura de la Gran V¨ªa, irrumpieron en un callej¨®n. Porra en ristre, se dieron cuenta de que por all¨ª no se encontraba nadie m¨¢s que un par de periodistas que les segu¨ªan los pasos. El jefe ni se inmut¨®. Cogi¨® el transmisor y declar¨® a la superioridad: "Todo controlado"
Miedo universal. Unos tem¨ªan a los antidisturbios, otros a los encapuchados, pero Ahmed tem¨ªa a todos. "No me gusta la polic¨ªa, pero tampoco los otros. Todos pegan", comentaba este inmigrante mientras recorr¨ªa sonriente las calles del tumulto. "Esto es divertido hoy", dec¨ªa. Ahmed, con todo, se cuidaba siempre de andar a una distancia prudencial de polic¨ªas y encapuchados, a medio camino entre unos y otros, pero sin querer perderse nada.
'Cubata' en mano. A las doce de la noche, mientras la polic¨ªa segu¨ªa persiguiendo a los manifestantes por las calles, muchos j¨®venes que hab¨ªan acudido a Malasa?a para pasar el rato ya se hab¨ªan acostumbrado a las emociones fuertes. Algunos aprovecharon el haberse sacudido el miedo para ir de una carga a otra con el cubata en la mano. Y comentarla despu¨¦s a los que se quedaban en el bar con frases del tipo "¨¦sa s¨ª que ha sido buena"
Pintadas en el furg¨®n. Los nueve j¨®venes, tras varias carreras y disparos de pelotas de goma, hab¨ªan sido detenidos y esposados. En fila, la polic¨ªa les meti¨® en un furg¨®n, rumbo a la comisar¨ªa de Centro. A sus espaldas se cerr¨® la puerta. Fue un viaje silencioso. Al volver a abrirlo, los agentes descubrieron por qu¨¦: el interior del furg¨®n estaba lleno de pintadas ¨¢cratas. Luego, en el calabozo, con m¨¢s j¨®venes detenidos, no perdieron su energ¨ªa. Durante un buen rato estuvieron todos aplaudiendo al mismo ritmo y con la misma consigna: "Menos polic¨ªa, m¨¢s jarana".
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