Estratagema
Si el Vaticano ha tardado m¨¢s de cincuenta a?os en expresar su "arrepentimiento" por la "pasividad" demostrada por los cat¨®licos ante el Holocausto, asumiendo as¨ª no la responsabilidad de la jerarqu¨ªa pero s¨ª la culpa colectiva por semejante " pecado de omisi¨®n", cabr¨ªa preguntarse cu¨¢ntos a?os necesitar¨¢ el PNV para seguir su ejemplo, expresando un an¨¢logo arrepentimiento por su comprensiva actitud ante los cr¨ªmenes que ETA comete en nombre del nacionalismo vasco. Pero se me dir¨¢ que no hay tal, pues el "plan de paz" del lehendakari Ardanza, puesto sobre la Mesa de Ajuria Enea, habr¨ªa demostrado la decidida voluntad pacificadora del PNV, hoy hecha imposible tras su electoralista rechazo por parte de los partidos estatales. Esta es la interesada versi¨®n que los nacionalistas est¨¢n haciendo circular a fin de imponer su definici¨®n de la realidad, tomar la iniciativa pol¨ªtica y recuperar su menguante capital electoral. Pero cabe impugnar semejante interpretaci¨®n, que tergiversa los hechos aut¨¦nticos.El a?o pasado se produjo un acontecimiento que dio un vuelco a la escena vasca. La ejecuci¨®n ritual de Miguel Angel Blanco, decidida por ETA para escenificar una demostraci¨®n de fuerza, se volvi¨® contra sus intereses, ya que despert¨® una reacci¨®n en cadena por toda la sociedad vasca, masivamente movilizada en demanda de resistencia civil contra el entorno pol¨ªtico de ETA. Es lo que luego se llam¨® el esp¨ªritu de Ermua, resumido en la exigencia de aislamiento institucional de Herri Batasuna. Y fue tan clamorosa la reivindicaci¨®n ciudadana que hasta el PNV se sinti¨® concernido, vi¨¦ndose obligado a suscribir sin excesivo convencimiento el pacto del aislamiento de HB.
Pero pronto se vio que los nacionalistas vascos no se sent¨ªan c¨®modos con el esp¨ªritu de Ermua. La primera en desmarcarse fue la Iglesia vasca, que, como el Vaticano durante el Holocausto, se neg¨® a formar parte de la Resistencia, prefiriendo mostrarse neutral aun a riesgo de ser comprensiva con los cr¨ªmenes de los nazis. Y en seguida desertaron Elkarri, los sindicatos LAB y ELA, Egibar, etc¨¦tera. ?Por qu¨¦ rechaza el entorno nacionalista el esp¨ªritu de Ermua? La excusa que alegan es su presunto espa?olismo, pero la raz¨®n desnuda es la m¨¢s cruda estrategia pol¨ªtica. Y es que la continuaci¨®n del aislamiento de HB estaba haciendo perder la iniciativa pol¨ªtica al conjunto de los nacionalistas, y no s¨®lo a los que apoyan a los terroristas. De ah¨ª, que la expectativa de hundimiento electoral de HB hiciese temer tambi¨¦n una ca¨ªda del voto al PNV, que perder¨ªa por su flanco fronterizo con el PP y el PSE mucho m¨¢s de lo que ganar¨ªa a costa de EA y HB .
Y es en este escenario de nacionalismo en retirada donde interviene el lehendakari Ardanza, instrumentando la autoridad institucional de su cargo para representar la puesta en escena de un presunto plan de paz, sin m¨¢s promesas que las de cancelar el aislamiento pol¨ªtico de HB y ofertar como incentivo pacificador vergonzosas y antidemocr¨¢ticas concesiones a ETA. Y, adem¨¢s, el plan se presenta como un tr¨¢gala: o lo tomas, rindi¨¦ndote a ETA, o lo dejas, rompiendo la Mesa de Ajuria Enea. Como es natural, el plan fracasa, tal como estaba previsto. Pero con ¨¦l fracasa tambi¨¦n el esp¨ªritu. de Ermua, la Mesa de Ajuria Enea y toda la pol¨ªtica de aislamiento del entorno de ETA. En consecuencia, el nacionalismo recobra la iniciativa pol¨ªtica, sus expectativas electorales vuelven a recuperarse y los espa?olazos quedan en rid¨ªculo bati¨¦ndose en retirada. De modo que el fracaso de su plan supone en realidad el ¨¦xito de la estratagema de Ardanza.
La moraleja es desoladora: el PNV no ha entendido nada, pues antepone su estrategia pol¨ªtica al simple respeto del derecho a la vida. Acaba de traducirse Modernidad y Holocausto, de Zygmunt Bauman, donde se revela el v¨ªnculo perverso entre genocidio y racionalidad. Y todos los nacionalistas deber¨ªan leerlo, a fin de extirpar de su conciencia su pecado original: el de creer que se puede transigir con el crimen si es en bien de la propia identidad.
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