Mal
Recomponer un orden mundial no es peque?a ni f¨¢cil cosa, y hay que contar con que en el hacerlo se cometer¨¢n errores. Occidente est¨¢ en la tarea desde que acab¨® el orden bipolar de la guerra fr¨ªa y los est¨¢ cometiendo. Los hay m¨¢s y menos graves y tambi¨¦n m¨¢s y menos atribuibles a otros (Estados Unidos) que a unos (Europa). Afortunadamente, ninguno ha sido letal o irremediable hasta el momento, aunque en Irak hemos estado a punto de lograrlo. A eso me quiero referir, ahora que las cosas se han calmado algo, y antes de que lo intentemos de nuevo.?Qu¨¦ ha pretendido hacer Estados Unidos en Irak? No me refiero a las declaraciones para el consumo p¨²blico dom¨¦stico o internacional. ?Qu¨¦ pretend¨ªa de verdad? ?Luchar contra la proliferaci¨®n, reforzar la estabilidad en Oriente Pr¨®ximo, afirmar su liderazgo mundial? Francamente, no lo s¨¦. Ahora bien, buscara lo que buscase, los resultados est¨¢n claros. El proliferador ha ganado prestigio, la estabilidad de algunos Gobiernos locales con que mejor se entiende Occidente (Jordania, Egipto, la Autoridad Palestina) se ha resentido, el proceso de paz entre israel¨ªes y palestinos ha sufrido los necesariamente negativos efectos de un clima preb¨¦lico, Estados Unidos ha sufrido un serio deterioro de su imagen en la zona (ha sido percibido como campe¨®n de doble rasero y de las soluciones de fuerza) y ha chocado con los l¨ªmites de la colaboraci¨®n militar de sus socios (en Turqu¨ªa, los emiratos del golfo P¨¦rsico y Arabia Saud¨ª); los occidentales hemos dado claras muestras de divisi¨®n (nos hemos dividido entre los que hablan ingl¨¦s y los otros, la divisi¨®n potencialmente m¨¢s da?ina), incluyendo la divisi¨®n que se ha dado en el seno de la Uni¨®n Europea (a diferencia de lo que ocurri¨® en la guerra del Golfo). Afortunadamente ha habido algo positivo, la autoridad de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU) ha resultado fortalecida, aunque, a juzgar por ciertas manifestaciones de senadores y congresistas estadounidenses, eso no ha resultado muy de su gusto.
Por supuesto, y afortunadamente, nada de lo dicho es absoluto, ni definitivo. Todo es relativo y transitorio. Sadam Husein sigue sometido a las inspecciones de la UNSCOM, que es lo que de verdad puede impedir que prolifere; Estados Unidos sigue disponiendo de los recursos necesarios para actuar militarmente en la region y sigue siendo el que garantiza la seguridad militar y/o la estabilidad econ¨®mica de algunos de los m¨¢s importantes pa¨ªses del ¨¢rea; pese a la angustiosa situaci¨®n que atraviesa el proceso de paz entre jud¨ªos y palestinos, no tiene alternativa, y Estados Unidos puede reactivarlo; Francia ha ganado capacidad de interlocuci¨®n en la zona (?enhorabuena!) y Rusia tambi¨¦n; algo de colaboraci¨®n occidental se ha salvaguardado en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; y la Uni¨®n Europea ha sabido arreglar sus desavenencias en casa. Adem¨¢s, est¨¢ el argumento clave del interregno que vivimos: las cosas han ido bien porque, se ha sabido combinar la diplomacia con la fuerza.
Pero ?han ido las cosas bien? No. Han ido mal. Repase usted los dos p¨¢rrafos anteriores. Es cierto que pod¨ªan haber ido mucho peor, pero han ido mal. Otro tanto se puede decir de la situaci¨®n en los Balcanes, de la evoluci¨®n de Rusia o de la respuesta a la crisis econ¨®mica asi¨¢tica. Cosas importantes est¨¢n yendo mal para Occidente, aunque, por lo que se ve, no todo lo mal que debe ser necesario para que nos demos cuenta.
Con las econom¨ªas boyantes, me temo que cosas as¨ª suenan a Casandra. Pero no es eso. No estoy vaticinando ning¨²n desastre. Solamente estoy tratando de sacudir la complacencia. En los ¨²ltimos a?os los occidentales nos hemos vuelto demasiado complacientes con nosotros mismos. En la guerra fr¨ªa, como se pensaba que el error de uno era ventaja para el otro, Occidente, propaganda aparte, fue bastante exigente y cr¨ªtico con sus pol¨ªticas. Hoy, da la impresi¨®n de que actuamos como si nos pudi¨¦ramos permitir errores gratis, y eso en pol¨ªtica internacional siempre es falso.
Creo que este punto reviste especial relevancia para Estados Unidos, un pa¨ªs muy preocupado con su liderazgo internacional. Algunos estadounidenses influyentes cometen un error de apreciaci¨®n sobre el mundo actual. Se dicen, fuimos l¨ªderes indiscutidos en las dif¨ªciles condiciones de la guerra fr¨ªa, la ganamos, ya no hay otra superpotencia enfrente, ergo ahora debe ser m¨¢s f¨¢cil liderar. Pues, no. Era mucho m¨¢s f¨¢cil liderar medio mundo con un enemigo grande y definido enfrente que el mundo entero sin enemigo claro a la vista.
?Qu¨¦ es liderar? Indicar un camino, avanzar por ¨¦l y conseguir que te sigan. ?Qu¨¦ se necesita para lograr eso? Tres cosas: legitimidad para marcar el camino, recursos para recorrerlo y voluntad de hacerlo. Un l¨ªder sin legitimidad que impone su voluntad con la fuerza es un d¨¦spota. Un l¨ªder sin recursos, aunque tenga todo lo dem¨¢s, se queda en profeta. Y un l¨ªder con legitimidad y con recursos, pero sin voluntad, s¨®lo es un l¨ªder potencial.
?Qu¨¦ legitimidad tiene Estados Unidos para dirigir el mundo? Lo delicado de la legitimidad es que no es algo que uno tiene, sino algo que otros le conceden. El (entonces) mundo libre concedi¨® a Estados Unidos mucha m¨¢s legitimidad para dirigir la lucha contra el (entonces) imperio del mal de la que el mundo entero le concede hoy para dirigir sus destinos. ?No digo que no le conceda ninguna! No hay duda de que, recursos aparte, ser un pa¨ªs grande, rico, libre, con magn¨ªficos cient¨ªficos y que hace muy buen cine suscita respeto, simpat¨ªa y confianza; es decir, genera la legitimidad del buen ejemplo. Pero eso tiene sus l¨ªmites. Dicho de otra forma, el mundo no est¨¢ dispuesto a que Estados Unidos le dirija, pero, aqu¨ª, en esto y ahora, muy bien puede ocurrir que la mayor¨ªa del mundo est¨¦ dispuesta a seguir la pauta que marque Estados Unidos m¨¢s que cualquier otra. Como, adem¨¢s del ejemplo, fortuna y fuerza ayudan, si Estados Unidos plantea una idea, dispone de los medios que requiere su realizaci¨®n y muestra clara voluntad de ir adelante, puede liderar (liderar, no hacer el d¨¦spota o el profeta). La clave de todo reside en el esto, aqu¨ª y ahora.
En las pasadas semanas, Estados Unidos ha podido comprobar que para luchar contra la proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva en Oriente Pr¨®ximo: 1.No cuenta con legitimidad suficiente en la zona (quiz¨¢ porque los ¨¢rabes no est¨¢n dispuestos a mirar a Irak olvid¨¢ndose de Palestina, quiz¨¢ porque las gentes de la zona llevan conviviendo 5.500 a?os, saben que tendr¨¢n que seguir haci¨¦ndolo y prefieren un arreglo entre ellos que una protecci¨®n desde fuera). 2. Que, para usar leg¨ªtimamente la fuerza en esa lucha, incluso algunos de sus aliados reclaman que exista una autorizaci¨®n expresa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. 3. Que mal se puede luchar contra la proliferaci¨®n enajen¨¢ndose la voluntad de Rusia y China. 4.Que los recursos militares que han movilizado, impresionantes como han sido, no bastan para garantizar un resultado decisivo en la lucha. 5. Que la voluntad de los estadounidenses de apoyar una acci¨®n militar contra Bagdad no es muy rotunda y no llega a incluir la disposici¨®n a sufrir abundantes bajas humanas. 0 sea, Estados Unidos ha comprobado que para eso, all¨ª y as¨ª, ahora no tienen liderazgo.
?Alegrarse o llorar? Los sentimientos son libres, pero el problema est¨¢ planteado.
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