La vida sigue
DE LAS declaraciones que han seguido al encuentro del lunes entre Aznar y Arzalluz cabe deducir que la entrevista result¨® m¨¢s o menos como siempre. El esquema es el siguiente: durante semanas, los portavoces del PNV se dedican a tensar la relaci¨®n con el Gobierno y las instituciones. Hasta que alguien -no necesariamente del Gobierno- dice algo que les disgusta. Sus dirigentes se irritan sobremanera y amenazan con romper los pactos. Es entonces cuando Arzalluz, tras mediaci¨®n de ?lvarez Cascos, acude a La Moncloa para ser tranquilizado por Aznar. El ep¨ªlogo suele ser unas palabras de comprensi¨®n del l¨ªder nacionalista hacia su interlocutor. Si en la conversaci¨®n ha habido alguna exigencia en la otra direcci¨®n -del Gobierno al PNV- es algo que rara vez consta.En las elecciones celebradas desde 1990, el PNV viene obteniendo entre el 25% -en las generales- y el 30% -en las auton¨®micas- de los votos vascos. La hegemon¨ªa del partido de Arzalluz en Euskadi es, por tanto, bastante relativa. Si pese a ello cuenta con una atenci¨®n constante de los medios y una relaci¨®n privilegiada con el Ejecutivo es por la influencia que se le atribuye -y que realmente tiene- en cualquier intento de resolver el problema del terrorismo. ?se fue el motivo principal del empe?o de Mayor Oreja por asociar al PNV al pacto de gobernabilidad suscrito con los nacionalistas catalanes y canarios en 1996. Dos a?os despu¨¦s, el PNV ha obtenido sus principales reivindicaciones en materia auton¨®mica, en particular la renovaci¨®n del concierto y el cupo en condiciones extraordinariamente favorables, pero se mantiene inalterable el desacuerdo en materia antiterrorista, y el discurso dominante del PNV sigue siendo de deslegitimaci¨®n del Estado: rechazo de la Constituci¨®n, denuncia internacional de la pol¨ªtica penitenciaria y expresiones recurrentes del tipo "¨¦sta es una democracia muy dudosa", la autonom¨ªa "te la dan y te la quitan", los tribunales Supremo y Constitucional "son un peligro para Euskadi", etc¨¦tera. No es normal una relaci¨®n tan asim¨¦trica.
Arzalluz vino a decir, tras el aparcamiento del plan de pacificaci¨®n de Ardanza, que no era el de la violencia el ¨²nico problema de la sociedad vasca y que hab¨ªa, que seguir negociando los dem¨¢s asuntos de inter¨¦s para los vascos. Es verdad que hay otros problemas, pero, a la hora de concretar, el que siempre aparece es el de las transferencias pendientes. A veces, con el mensaje impl¨ªcito de que el retraso en el desarrollo auton¨®mico es una de las causas de la no superaci¨®n de la violencia. Ahora, la principal divergencia se refiere al traspaso de las cuotas de formaci¨®n del Inem. Ojal¨¢ que el encuentro que se anuncia entre el vicelehendakari lbarretxe y el ministro Rajoy sirva para superarla de una buena vez. Pero es falso que ¨¦se -u otro problema competencial- sea un problema decisivo o que preocupe especialmente a la poblaci¨®n.
El presidente del PNV advirti¨® antes de su entrevista de que los efectos de la misma se conocer¨¢n "por los hechos", y el portavoz Anasagasti dijo ayer que en adelante su grupo s¨®lo apoyar¨¢ en el Parlamento las iniciativas del Gobierno con las que est¨¦ de acuerdo. De momento, ayer respald¨® al PP en su negativa a que ?lvarez Cascos comparezca en el Parlamento para explicar su entrevista con el abogado de Amedo en el despacho del director de El Mundo. Y aunque los cinco esca?os del PNV en el Congreso no sean te¨®ricamente decisivos, su apoyo ha suplido la abstenci¨®n de CIU en leyes como la del f¨²tbol o la de televisi¨®n digital. La duda entonces es si la aparente falta de decisi¨®n de Aznar para exigir un comportamiento del PNV m¨¢s leal con las instituciones y un discurso menos excitante tiene algo que ver con esos apoyos en relaci¨®n con cuestiones bastante alejadas de aquellas que en teor¨ªa justificaron el pacto.
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