Arkansas entierra a las cinco v¨ªctimas de los ni?os asesinos
La provinciana ciudad de Jonesboro, en el Estado norteamericano de Arkansas, se paraliz¨® ayer durante los funerales de dos de las cuatro ni?as asesinadas a tiros el pasado martes por dos compa?eros de escuela. Las peque?as enterradas ayer ten¨ªan 11 y 12 a?os; sus dos compa?eras de desgracia y la profesora de ingl¨¦s que fue alcanzada por una bala cuando intentaba proteger a una alumna ser¨¢n enterradas hoy. Los asesinos, de 13 y 11 a?os, segu¨ªan en la c¨¢rcel, donde el mayor ped¨ªa una biblia, el menor reclamaba a su mam¨¢ y los dos solicitaban pizzas
Muchos vecinos de Jonesboro increparon ayer a los periodistas presentes en los funerales, pidi¨¦ndoles que les dejaran vivir esa experiencia en paz y silencio. Pero el resto de los norteamericanos segu¨ªa ¨¢vido de las noticias de la poblaci¨®n de Arkansas, que se ha convertido en un s¨ªmbolo del elevado nivel de violencia en las escuelas de este. pa¨ªs. Una violencia que, en un n¨²mero creciente de casos, es protagonizada por ni?os y adolescentes armados hasta los dientes.Al funeral de Paige Ann Hering, de 12 a?os, asistieron muchos de sus condisc¨ªpulos, con las chaquetas rojas y blancas de sus uniformes y lazos blancos en la solapa. Agarrada a su osito de peluche, una chica situada en el segundo banco rompi¨® a llorar cuando se escuch¨® el tema central de la pel¨ªcula Titanic, la canci¨®n My Heart Will Go On interpretada por Celine Dion. Ese tema era el favorito de Paige Ann Herring.
M. J., de 13 a?os, y D. G., de 11, segu¨ªan ayer encarcelados a la espera del juicio del pr¨®ximo abril, en el que deber¨¢n responder a cinco acusaciones de asesinato y diez de lesiones por arma . de fuego. Seg¨²n inform¨® The New York Times, M. J. pidi¨® el jueves una biblia al sheriff del condado, mientras el menor, D. G., lloraba gritando: "Quiero a mi mama; quiero irme a casa". Los dos preguntaron si pod¨ªan cambiar el almuerzo carcelario de pan de ma¨ªz con alubias y pollo asado por pizzas. El capricho les fue denegado.
El martes, J. y G., vestidos con trajes de camuflaje y armados con rifles conseguidos en la casa del abuelo del segundo, dispararon la alarma de incendios de su escuela y, escondidos entre ¨¢rboles y maleza, dispararon contra sus compa?eros y profesores cuando abandonaban el edificio.
"Mi hijo no es un monstruo", dijo ayer en una entrevista Scott Johnson, el padre de M. J. Scott Johnson asegur¨® desconocer los motivos de la actuaci¨®n de su hijo. "No tengo ninguna explicaci¨®n, nadie la tiene", dijo. "No es algo que uno espere de su hijo o de cualquier otro ni?o".
El debate norteamericano sigui¨® centr¨¢ndose ayer m¨¢s en si los dos chicos deben ser juzgados, condenados y castigados como adultos, en vez de sobre los riesgos de la facilidad con que los ni?os y adolescentes de este pa¨ªs acceden a las armas. Janet Reno, la fiscal general del Estado, inform¨® en Washington de que el Gobierno federal va a intentar que al menos M. J., de 13 a?os, sea juzgado como un adulto.
Mitchell Wright, el padre de la profesora muerta en Jonesboro, declar¨® a la cadena ABC que desea que los dos asesinos sean juzgados como adultos y "condenados a pasar el resto de su vida en prisi¨®n". "Lo que ocurri¨® en la escuela no fue fruto de un azar desdichado, fue un asesinato a sangre fr¨ªa".
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