"La ministra Aguirre se plantea objetivos ideologicos"
El nombre de Enric Argullol y el de la Universidad Pompeu Fabra se confunden. Este catedr¨¢tico de Derecho Administrativo, que fue decano de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y a quien -por m¨¢s que no milite en ning¨²n partido pol¨ªtico- se le atribuyen relaciones privilegiadas con el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, fue designado a principios de 1990 presidente de la comisi¨®n gestora de la que entonces era s¨®lo Ia cuarta universidad de Barcelona". Fue rector transitorio de la ya bautizada Pompeu Fabra y en 1993 fue llevado al rectorado por el claustro con todas las prerrogativas; el verano pasado fue reelegido tras presentar -en el momento oportuno- una dimisi¨®n t¨¢ctica. La Pompeu es, pues, hasta la fecha, la Argullol, y lo seguir¨¢ siendo por mucho tiempo, porque cuando sea sustituido, a finales del 2001, su marca ser¨¢ indeleble.Esta joven universidad ha sabido labrarse en un breve periodo una fama de excelencia que para s¨ª quisieran muchas otras de mayor solera. Lo m¨¢s parad¨®jico es que esta fama ha ido aparejada al curioso estigma de que popularmente existe el convencimiento de que es una instituci¨®n privada. Su ¨²ltima haza?a ha sido la de penetrar en el campo de las ciencias experimentales escapando del reducido espacio de las ciencias sociales al que le quer¨ªa condenar el mundo acad¨¦mico catal¨¢n, temeroso de la competencia que pueda representar esta universidad que muchos consideran de ¨¦lite.
Pregunta. ?Por qu¨¦ mucha gente cree que la UPF es una universidad privada? Respuesta. Es curiosa esta identificaci¨®n. Lo que puedo decirle es que es la m¨¢s barata del sistema universitario catal¨¢n, la que produce los licenciados con menor coste. Estoy dispuesto a discutirlo con quien haga falta. S¨®lo hace falta poner, por un lado, el n¨²mero de graduados, y por otro, calcular lo que nos cuesta fabricar uno. A nosotros nos cuesta mucho m¨¢s barato que, a las otras universidades, porque la tasa de ¨¦xito acad¨¦mico hace que los recursos aplicados a cada graduado sea menor. As¨ª de sencillo. Y yo no hablo nunca de las otras universidades.
P. ?Qu¨¦ opina del modelo de universidad catalana?
R. Se ha hecho atendiendo en exceso a intereses coyunturales, lo cual explica que al primer golpe de viento el sistema ya est¨¦ amenazando con caerse. Los tiempos que vienen exigir¨¢n operaciones de adaptaci¨®n y de distribuci¨®n de recursos. Esto afectar¨¢ a todas las universidades, incluso a la Pompeu Fabra, que no tiene especiales problemas de adaptaci¨®n a los tiempos. Hay que tener la atenci¨®n puesta en la demanda, en el mercado de trabajo.
P. ?C¨®mo se mueve la vieja instituci¨®n universitaria en el contexto de los derechos adquiridos del profesorado?
R. Hemos pasado de un modelo de crecimiento a un modelo estabilizado, y nadie ha pensado que ser¨ªa necesario incluir una reforma o un mecanismo para asimilar este cambio. Me sorprende, porque parece que estemos haciendo dos discursos paralelos. Por una parte, constatar que las cosas van mal, que hay deteminado problemas y que primer impacto del descenso demogr¨¢fico ha do importante. Por otra, no aprovechar una reforma para introducir mecanismos que proporcionen los nedios para afrontar estos problemas.
P. ?Qu¨¦ opina de los planes del ministerio?
R. La ministra Esperanza Aguirre se ha planteado conseguir objetivos ideol¨®gicos. Por ejemplo, llevaba un tiempo criticando el sistema de las pruebas de acceso al profesorado y rechazando la composici¨®n de los tribunales de oposiciones, insistiendo en que, de los cinco miembros del tribunal, s¨®lo uno debe pertenecer a la universidad que convoca la plaza. Finalmente parece que el actual ministerio se saldr¨¢ con la suya en este asunto. Bien. Constato que quiere introducir el cuatro m¨¢s uno y el nuevo sistema de pruebas. Pero lo que nos sorprende es que se, salga con la suya y que esto lo acepte la Universidad sin que el ninisterio haya puesto nada a cambio sobre la mesa. Creo que ten¨ªa que haber hablado de la nanciaci¨®n antes de acordar nada, porque la ministra ha obtenido lo que quer¨ªa sin dar nada a cambio.
P. ?Est¨¢ de acuerdo en que la universidad actual es todav¨ªa demasiado artesanal?
R. Es evidente que hay cambios mucho m¨¢s acelerados que los que percibimos. Pero hay que distinguir niveles. En cuanto a la ense?anza, es una cosa; en cuanto a la investigaci¨®n, otra, y en cuanto a la gesti¨®n, otra muy diferente. Por ejemplo, en este ¨²ltimo aspecto, la mayor¨ªa de las universidades no est¨¢n desfasadas respecto a lo que se puede hacer en estos momentos. En cuanto a la investigaci¨®n, depende de los casos. El problema se plantea con la docencia. En este campo, entre otras cosas, la fabricaci¨®n de las herramientas, la utilizaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas en profundidad, con gran dimensi¨®n y aprovechando bien las posibilidades, es muy costosa y adem¨¢s genera algunas limitaciones. Personalmente no creo que, por muy buenos y efectivos que sean los nuevos medios tecnol¨®gicos, desaparezca la ense?anza presencial. Hay muchos aspectos de la vida en los que sigue siendo absolutamente necesario el contacto personal.
P. ?Qu¨¦ soluciones propone para el problema de la plantilla?
R. En cuanto al profesorado contratado, es evidente que la estructura es r¨ªgida y todo lo que signifique abrir m¨¢s categor¨ªas, m¨¢s posibilidades, es bueno. Pero hemos de ser conscientes de que nada de lo que queramos hacer temporal ser¨¢ temporal si no eliminamos el sentimiento oculto de injusticia que subyace a este tipo de contratos. Me refiero a cuando se produce la finalizaci¨®n de una relaci¨®n contractual sin indemnizaci¨®n, ya que en el ¨¢mbito privado esto no existe. Resulta que nosotros hemos creado una figura peculiar que consiste en que las contrataciones son temporales y acaban sin indemnizaci¨®n, pero como esto le parece extra?o a todo el mundo, lo que pasa es que lo que no acaban son las contrataciones. Por lo tanto, pienso que el sistema es perverso, porque la situaci¨®n que se produce es dif¨ªcilmente digerible.
P. ?Ser¨ªa partidario de establecer contratos laborales normales para el profesorado?
R. Me parece que es necesario aproximarse a lo que es normal en la sociedad. No quiero decir con ello que haya que romper los elementos de la funci¨®n p¨²blica, pero s¨ª que ¨¦sta se ha de enriquecer. En muchos ¨¢mbitos del Estado se han producido grandes cambios en los ¨²ltimos tiempos. Por ejemplo, hemos llevado a cabo una reforma radical de las Fuerzas Armadas, que se hizo en los a?os ochenta y supuso una serie de medidas respecto a las personas; hemos hecho cambios de aran calado con la aparici¨®n de las comunidades aut¨®nomas... No quiere decir tirar la funci¨®n p¨²blica por la borda, pero es posible incorporar algunos mecanismos que permitan adaptarse a las necesidades personales y al respeto a las personas, y que tambi¨¦n nos hagan salir de esta v¨ªa sin sentido consistente en prever unas relaciones contractuales dur¨ªsimas que chocan con el m¨ªnimo sentido de justicia y que, consecuentemente, acaban no aplic¨¢ndose.
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