Perdedores afortunados
El brit¨¢nico Cliff Richard era ya uno de los cantantes m¨¢s populares de Europa cuando subi¨® al escenario del Royal Albert Hall de Londres en 1968. Su futuro musical no depend¨ªa del triunfo en Eurovisi¨®n. Congratulations vendi¨® dos millones de copias a pesar del segundo puesto y figura entre sus melod¨ªas m¨¢s recordadas. Seg¨²n ¨¦l, si otros artistas consagrados se hubieran arriesgado a perder, el festival habr¨ªa ganado en prestigio. "Ser¨ªa el mejor trampol¨ªn del aut¨¦ntico pop-rock europeo".Su experiencia confirma otra de las tendencias m¨¢s acudas del evento. Varias de las melod¨ªas que casi rozaron la gloria arrasaron luego en las listas de ¨¦xitos internacionales. Es el caso de Domenico Modugno y su Nel blu dipinto di blu, m¨¢s conocido por Volare. En 1973 ocurri¨® lo mismo con Mocedades y Eres t¨².
Cuando los ganadores tienen ¨¦xito, por el contrario, suelen ser imitados hasta la saciedad. La cantante gala France Gall o la brit¨¢nica Sandie Shaw son un buen ejemplo.
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