La izquierda del centro
Es en la izquierda del centro, no en la derecha, donde actualmente est¨¢ surgiendo una nueva forma de pensar. En esta izquierda del centro hay una unidad de objetivos sobre valores, prioridades y pol¨ªticas. Esto quedar¨¢ demostrado y fuera de dudas hoy, cuando los l¨ªderes de los partidos socialistas y socialdem¨®cratas de toda Europa se re¨²nan en Londres para debatir nuevas ideas para la prosperidad econ¨®mica y la justicia social.La izquierda europea ha experimentado un renacimiento en la ¨²ltima d¨¦cada. A mediados de los a?os ochenta, la derecha parec¨ªa triunfar en la batalla de las ideas y en la lucha por la ventaja electoral. Pero hoy, partidos de centro-izquierda est¨¢n en los Gobiernos de 12 pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Y la debilidad intelectual de la nueva derecha es cada vez m¨¢s evidente. El desaf¨ªo es ahora demostrar que tenemos perspicacia y determinaci¨®n para marcar una nueva direcci¨®n en un mundo que experimenta un profundo cambio.
Siempre he cre¨ªdo que los valores de la izquierda del centro manten¨ªan su fortaleza. Durante cien a?os hemos defendido una pol¨ªtica basada en la justicia social, la solidaridad, la igualdad de oportunidades y la libertad para todos. Estos valores han sido responsables de las grandes innovaciones del siglo XX: el sufragio universal, el Estado de bienestar, unas condiciones justas de trabajo. Son un gran regalo para el nuevo siglo. Pero ahora, tras la larga divisi¨®n de Europa y de la pol¨ªtica europea debida a la guerra fr¨ªa, es hora de aplicar esos valores a los nuevos desaf¨ªos.
El alcance del cambio es inmenso. Nuestra econom¨ªa forma parte de una red global en r¨¢pido movimiento. Nuestras empresas se enfrentan al reto de la competencia masiva global. Por eso, la innovaci¨®n y la pericia son la clave de la ventaja competitiva. Nuestras sociedades se ven reconfiguradas por una revoluci¨®n en las oportunidades vitales de las mujeres. La gente quiere mayor control de su propia vida, m¨¢s responsabilidad de las instituciones pol¨ªticas, m¨¢s capacidad de respuesta y honestidad por parte de los pol¨ªticos.
Por eso hablo de una Tercera V¨ªa. No podemos volver a las pol¨ªticas de ¨¦xito seguidas durante el largo boom econ¨®mico entre 1945 y 1973. No deber¨ªamos aceptar el individualismo de libre mercado de la derecha de los a?os ochenta. No necesitamos un confuso compromiso entre estas dos ¨¦pocas anteriores: un poco de la izquierda y un poco de la derecha en inc¨®moda alianza. Lo que necesitamos, en su lugar, es una Tercera V¨ªa, distinta en su adhesi¨®n a los duraderos valores de la izquierda del centro y radical en su b¨²squeda de medidas pol¨ªticas modernas que satisfagan las necesidades de hoy.
El gran debate en pol¨ªtica econ¨®mica no gira en torno a la macroeconom¨ªa. Todos formamos parte de un sistema global en el que los mercados est¨¢n sometidos a un duro juicio sobre asunci¨®n de riesgos econ¨®micos. Pero es necesario un Gobierno que sea activo en educaci¨®n y formaci¨®n, en lograr abrir los accesos al capital y a los mercados de trabajo, en la promoci¨®n de la competencia en los mercados de productos y en la coordinaci¨®n de la inversi¨®n en infraestructura de primera clase.
Los mercados din¨¢micos deber¨ªan estar al servicio de las sociedades de ¨¦xito y no al rev¨¦s. Es tarea del Gobierno fomentar la capacitaci¨®n y la oportunidad, equipar a la gente con las herramientas necesarias para ganar prosperidad y romper las barreras que la frenan. El ¨¦xito del Gobierno holand¨¦s de Wim Kok a la hora de reducir el paro es un modelo en este sentido.
En pol¨ªtica social, el reto es ofrecer seguridad en un mundo en cambio. Necesitamos medidas espec¨ªficas para atajar la exclusi¨®n social: la combinaci¨®n de educaci¨®n pobre, vivienda pobre, criminalidad elevada, ruptura de la familia y mala salud, que puede separar de cuajo a comunidades enteras del conjunto de la sociedad. Todos nos enfrentamos a este problema. Pero hay ejemplos que ofrecen esperanza: en Dinamarca, las reformas del Estado de bienestar creadoras de una agencia activa de inclusi¨®n social han tenido resultados asombrosos. En Francia hay un enfoque igual de impresionante del mismo problema.
Nadie debe ser privado de oportunidades y, a cambio, todo el mundo debe ser responsable. ?sta es la s¨ªntesis entre individuo y comunidad que genera esperanzas para la creaci¨®n de una sociedad c¨ªvica y moderna. Durante demasiado tiempo nos ha paralizado la oposici¨®n entre lo individual y lo colectivo. Pueden y deben estar unidos, no siempre a trav¨¦s del Estado, sino de unas redes sociales y comunitarias fuertes.
El reto para la pol¨ªtica es acercar, el Gobierno a la gente y reestructurar los servicios p¨²blicos en torno a la vida de las personas, en lugar de esperar que la gente moldee su vida en torno a la estructura del Gobierno. Un buen ejemplo es Italia, que est¨¢ comprometida con un programa de reforma de amplio alcance para simplificar su legislaci¨®n y su Gobierno y acercar m¨¢s los servicios a la gente.
Por ¨²ltimo, en lo que a pol¨ªtica internacional se refiere, debemos ser decididamente internacionalistas; no aislacionistas. Esto significa compartir el poder all¨ª donde sea apropiado hacerlo, ajustando la autonom¨ªa en las cuestiones que no necesitan ser atendidas de forma centralizada. Creo en una Europa con ilustrados intereses propios. La globalizaci¨®n es una realidad. La paz y la seguridad s¨®lo pueden ser garantizadas colectivamente. El mundo va hacia bloques comerciales m¨¢s amplios. Esos factores hacen que la Uni¨®n Europea sea una necesidad pr¨¢ctica y crucial. Juntos somos m¨¢s fuertes que separados. Pero debemos siempre explicar y justificar nuestra visi¨®n, y la elecci¨®n de ad¨®nde y c¨®mo nos acercamos determinar¨¢ el que nuestros pueblos acepten estos cambios o se rebelen en contra de ellos. Esto tambi¨¦n es una Tercera V¨ªa: nos integramos si tiene sentido integrarse, pero si no lo tiene celebramos la diversidad que aporta la subsidiariedad.
Soy perfectamente consciente de que el nuevo Gobierno de Gran Breta?a s¨®lo tiene 11 meses de duraci¨®n. No tenemos el largo historial de algunos de nuestros hom¨®logos europeos. Pero me siento orgulloso de c¨®mo hemos empezado. Nuestro programa de mejora educativa es un intr¨¦pido intento de acabar con la enfermedad brit¨¢nica de dar una educaci¨®n excelente a una ¨¦lite de alumnos en lugar de a la mayor¨ªa. Nuestro programa de 3.500 millones de libras en prestaciones para el empleo de los j¨®venes y parados de larga duraci¨®n es un intento Pasa a la p¨¢gina siguiente
La Tercera V¨ªa
Viene de la p¨¢gina anteriorde gran alcance para atajar la exclusi¨®n social. Nuestras reformas en la toma de decisiones econ¨®micas, cambios en el sistema impositivo y apoyo a la iniciativa empresarial demuestran que se puede compartir competitividad con unas condiciones decentes de trabajo. Nuestro programa de reforma constitucional -descentralizaci¨®n, libertad de informaci¨®n, derechos para los ciudadanos- era necesario desde hac¨ªa tiempo. Y nuestra actitud comprometida y constructiva con respecto a la pol¨ªtica europea es, en mi opini¨®n, esencial para nuestro futuro: nuestra herencia explica el que no podamos unimos al euro en la primera fase, pero estamos comprometidos a ser socios entusiastas en la construcci¨®n de una Europa fuerte y abierta.
La izquierda del centro tiene un oportunidad ¨²nica. Hemos entendido los desaf¨ªos del futuro. Tenemos una reserva de innovaci¨®n pol¨ªtica con capacidad de ¨¦xito en la que basarnos. Estamos en sinton¨ªa con las demandas de la gente a la que servirnos, en contacto con sus preocupaciones y defendemos sus necesidades. Creo que podemos encontrar una Tercera V¨ªa que adopte los valores hist¨®ricos de la izquierda y los ponga en pr¨¢ctica de una forma nueva, combinando las din¨¢micas econom¨ªas de mercado con la cohesi¨®n social. Es una perspectiva excitante que, creo, ofrece grandes esperanzas a todos nuestros pa¨ªses. A Gran Breta?a; y a toda Europa.
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