Una confortadora agon¨ªa
Se queja Jeremy Irons de que los repartos de pel¨ªculas acuden a ¨¦l para estrujar su capacidad para representar estados ag¨®nicos o situaciones personales cr¨ªticas extremas. Lo dijo a prop¨®sito de su interpretaci¨®n del periodista ingl¨¦s moribundo que en La caja china vive su agon¨ªa al comp¨¢s de la agon¨ªa de la Hong Kong brit¨¢nica y funde los pasos cada vez m¨¢s d¨¦biles de su pulso con el pulso exaltado de la ciudad, a trav¨¦s de dos mujeres chinas (las maravillosas Gong Li y Maggie Cheung) en las que se ven indicios de qu¨¦ mueve el rescate del viejo territorio secuestrado y ahora devuelto a su origen.El desarrollo de este oscuro juego de amor y de muerte triangular (o cuadrangular: Hong Kong es, sin serlo, un cuarto personaje) da lugar a una pel¨ªcula dolorosa y grave, con intensidad l¨ªrica y elevada elegancia formal en su pintura de un doble o incluso triple ocaso. Wayne Wang, cuya Smoke le granje¨® la amistad de la gente libre del mundo, pisa tierra suya y esto se percibe en la comodidad con que mueve su mirada y en alg¨²n exceso de actitud contemplativa hacia un escenario al que conoce y ama. Es un hongkon¨¦s que salt¨® a la fama en Nueva York y ahora vuelve a su casa con ojos hambrientos de rincones y sensaciones vividas, que tal vez por eso apretaron en la primera versi¨®n del filme sobrecarga de informaci¨®n no siempre funcional, lo que desequilibr¨® la composici¨®n e hizo prolijos -hablo en pasado porque se han limado escenas y el filme gan¨® concisi¨®n- algunos hilos conductores del relato.
La caja china
Direcci¨®n: Wayne Wang. Gui¨®n: Jean-Claude Carri¨¦re y Larry Gross. Fotograf¨ªa: V. Filac. M¨²sica: G. Revell. Reino Unido, China, EE UU, 1997. Int¨¦rpretes: Jeremy Irons, Gong Li, Maggie Cheung, Michael Hui, Ruben Blades. Madrid: Palacio de la M¨²sica, T¨ªvoli, Cartago, Acte¨®n y (V. O. S.) Luna.
Documento interior
Esto ocurre sobre todo en la zona documental sobre la ciudad, que Wayne Wang reencontr¨®, despues de a?os de ausencia, asomada al vac¨ªo, en anuncio de algo que entraba en vertiginosa caducidad bajo ella. Y de ah¨ª que La caja china, aunque incurra en excesos descriptivos, es un vigoroso documento interior con fuerte arrastre emocional, lleno de la melancol¨ªa que desprende todo ¨²ltimo acto, todo final de partida. Nadie como Wayne Wang pod¨ªa tocar mejor los acordes de una sinfon¨ªa visual sobre el punto sin retorno de su isla, que el verano pasado volvi¨® a amarrarse al continente del que la arrancaron. La segunda versi¨®n, la estrenada, pein¨® m¨¢s de diez minutos de la primera y el filme es m¨¢s equilibrado -el gui¨®n, no obstante, sigue teniendo altibajos- como relato.Las composiciones en contrapunto de los tres personajes bordan cine ambicioso y a ratos (por desgracia s¨®lo a ratos) exquisito: el desgarro suicida de la muchacha de acera creada por la magn¨ªfica Maggie Cheung, la fascinadora lejan¨ªa que Gong Li imprime con asombrosa facilidad a su herm¨¦tica esfinge prostituta, la delicada gradualidad con que Jeremy Irons, de nuevo con magistrales recursos de contenci¨®n, traslada al espectador la conciencia de que el final de su vida es el final de una forma de vida. Todo esto y m¨¢s hay en esta cr¨®nica de un crep¨²sculo, que contiene, junto a zonas planas, cine vivo y raro en los tiempos que corren, pues ha dejado de ser frecuente asistir a una tan radical exhibici¨®n de buen gusto y de cuidado para hacer confortadora una mirada pesimista a lo que ocurre.
Wayne Wang sigue en su ascenso -con Chen Kaige, Hou Hsiao Hsieng, Zhang Yimou, Ang Lee y unos pocos colegas m¨¢s- hacia el peque?o olimpo de cineastas chinos que est¨¢n empujando con su carga cultural milenaria en busca de la recuperaci¨®n del honor de su oficio. Ha dirigido una pel¨ªcula compleja y de gran calado, compuesta en una arriesgada conjunci¨®n de c¨¢lculo y repentizaci¨®n, y que emociona tanto por lo que se entrev¨¦ que puede venir tras ella como por lo que se ve dentro de ella. Tiene La caja china algo de zona abierta, de esbozo de cine libre, que permite entrar en sus trastiendas a miradas que lo traspasan y alcanzan a ver, a trav¨¦s de sus im¨¢genes, im¨¢genes del cine futuro, al que ideas y talentos como los que maneja La caja china hacen no s¨®lo posible sino existente ahora mismo.
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